SE BUSCA GANADOR

¡Oh, amigos! Nos enfrentamos a la cuestión más fácil de formular y más compleja de responder que ha alumbrado jamás el ser humano: ¿Quién ganará el festival de Eurovisión? Muchos de vosotros, las casas de apuestas, nuestras columnas y las listas de ventas hemos encumbrado conjuntamente a Suecia en el Olimpo del celebérrimo concurso europeo […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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SE BUSCA GANADOR

¡Oh, amigos! Nos enfrentamos a la cuestión más fácil de formular y más compleja
de responder que ha alumbrado jamás el ser humano: ¿Quién ganará el festival de
Eurovisión?

Muchos de vosotros, las casas de apuestas, nuestras columnas y las listas de
ventas hemos encumbrado conjuntamente a Suecia en el Olimpo del celebérrimo
concurso europeo de la canción durante meses. Sin embargo, imaginemos que Loreen pincha esta noche: un fatídico movimiento que le acarrea el tropiezo más cómico de la historia de la televisión, un desagradable exceso de confianza -o de
valeriana, como en la semi- o algún agudo desbocado. ¿Qué pasaría entonces con
una Euphoria a todas luces fuera de juego?

Suele ocurrir en las ediciones en las que existe el “claro favorito” que lo
difícil a la hora de hacer pronósticos es cerrar el top5. Pues bien, es aquí
donde está la clave si ocurre la catástrofe. Con una diva descabezada, ¿quién
ocuparía el primer puesto? Sinceramente, no lo sé. Pero tampoco el mismísimo Jon
Ola Sand. Ni con los votos de los jurados nacionales en sus manos, el jefazo
puede firmar ya el trofeo. Cabe recordar que, en 2011, fue el televoto quien
arrebató el triunfo a Italia.

El carismático sistema de votación que se sigue en el festival permite
carambolas de incontrolables proporciones. El recuento Borda -Wikipedia dice que
se llama así- fue diseñado para computar el orden de preferencias del elector,
no solo su favorito. En Eurovisión, puede darse con relativa normalidad que el
país que recibe más doces no resulte vencedor de la noche. Para triunfar, es
esencial que el caudal de puntos recibidos sea constante y sustantivo,
privilegiando los territorios de consenso. De ahí que el ganador sea siempre el
que aglutina las simpatías de todo el continente, y no exclusivamente las de sus
vecinos.

Planteado el estado de la cuestión, ¿qué representación es la que más consensos
puede generar? Muchos comienzan a apuntar ya a Rumanía, por la contagiosa
simpatía de su puesta en escena, el atractivo de su cantante y lo asequible de
su tema. Otros, sitúan a Rusia como la gran baza capaz de arrastrar mayorías, no
solo por su vertiente friki -que también-, sino por aquello de que todos tenemos
una abuela. Turquía, probablemente, obtuvo una posición envidiable al superar el
corte del jueves en torno a esta misma explicación.

Sin haber pasado el test de las semifinales, predecir el futuro del Big5 siempre
es más arriesgado. Basándonos solo en lo que conocemos, ¿podría el puntito pícaro de la italiana movilizar a los europeos? ¿Y qué me decís de España? ¿Tiene los ingredientes para capitalizar el acuerdo en el continente?

La falibilidad de cualquier pronóstico en este hipotético escenario en el que la
favorita se esfuma convierte cualquier aseveración en un mero acto kamikaze. ¿Y
si Suecia, por otra parte, ha sido solo un empeño desde nuestro lado de la barrera? Las cartas están sobre la mesa… ¡Disfrutad!



Para amenizar la espera, no dejo de recomendaros el “menú especial Eurovisión” que Mikel López Iturriaga ha elaborado en su blog de gastronomía para esta noche. Tronchante:
http://blogs.elpais.com/el-comidista/2012/05/menu-para-ver-eurovision-2012.html

También, aquí va un buen “argumentario” publciado en Yahoo que desmonta los tópicos eurovisivos. Por si tenéis algún satélite esta noche que no deja de desafiaros:
http://es.tv.yahoo.com/noticias/desmontando-t%C3%B3picos-eurovisivos-140903791.html

 

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