Roma, ciudad eterna. Eurofestival de 1991

Roma, ciudad eterna, reunió la trigesimosexta edición de Eurovisión. El sábado 4 de mayo de 1991 se unieron 22 países para ofrecernos una gran gala musical, de las mejores de la historia del Certamen: Yugoslavia, Islandia, Malta, Grecia, Suiza, Austria, Luxemburgo, Suecia, Francia, Turquía, Irlanda, Portugal, Dinamarca, Noruega, Israel, Finlandia, Alemania, Bélgica, España, Reino Unido, […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Roma, ciudad eterna. Eurofestival de 1991

Roma, ciudad eterna, reunió la trigesimosexta edición de Eurovisión. El sábado 4 de mayo de 1991 se unieron 22 países para ofrecernos una gran gala musical, de las mejores de la historia del Certamen: Yugoslavia, Islandia, Malta, Grecia, Suiza, Austria, Luxemburgo, Suecia, Francia, Turquía, Irlanda, Portugal, Dinamarca, Noruega, Israel, Finlandia, Alemania, Bélgica, España, Reino Unido, Chipre e Italia.

Los presentadores fueron los ganadores de Eurovisión para Italia Gigliola Cinquetti –1964- y Toto Cutugno –1990- El director de la gala fue Ricardo Donna. El vídeo de presentación tenía la canción “Celebration” como cabecera del Festival y donde salían imágenes mezcladas de míticas películas rodadas en Roma.

La situación política internacional estaba en ascuas por esas fechas de mayo tras la Guerra del Golfo que tuvo al Mundo con el ay en la garganta desde que estalló el conflicto en agosto de 1990. A última hora la UER decidió que se podía dar la gala ya que la situación no era extremadamente grave como para suspender el evento eurovisivo. La RAI puso los medios necesarios en asociación con la organización del Festival de Sanremo. Se utilizó el estudio 15 de Cinecittà para así no tener que hacer una infraestructura que les llevara aún más tiempo del necesario. Por lo menos los decorados ya estaban montados, sólo había que incorporar a la orquesta con 58 músicos, bajo la batuta de Bruno Canfora. Se utilizaron cuatro cámaras que enfocaban a los artistas desde todos los ángulos posibles.

Los comentarios para España fueron de Tomás Fernando Flores para la Segunda cadena de Televisión Española. Todavía el Festival seguía “relegado” a la Dos, desde 1984. En Madrid, entre el jurado español destacaba la presencia de la actriz Loles León y Paquito Clavel, entre otros.

La decoración era variopinta. Estuvo a cargo de Luciano Ruccieri. Era un teatro que tenía ese aspecto que dan las obras a medio construir. Sobre todo en las gradas donde estaban los comentaristas de cada país. Había un montón de decorados mezclados que no tenían nada que ver unos con otros. Desde la inspiración a la antigua Babilonia o Roma a los rascacielos de Nueva York. Alguno se había utilizado en la película Ben-Hur. Estilo totalmente original, con ese buen gusto de los italianos, siempre patente en todos los espectáculos que organizan. Sanremo es un claro ejemplo del despliegue mediático que montan ante las convocatorias musicales. Quizá no son tan eurovisivos como otros países, pero estuvieron espléndidos en su proyecto. Dieron un clima de aire fresco al Festival, con mucha luz, color y alegría.

De entrada el vestuario de todos los participantes era muy vistoso, con estilo propio mediterráneo. Las modas empiezan a cambiar a partir de este año y eso se nota. Cambiaron los peinados, en fin la nueva década entraba con fuerza imaginativa. Mucho colorín en la ropa, recogidos preciosos, maquillajes espectaculares, en fin un lujazo. Hubo intérpretes como nuestro Sergio Dalma, la chipriota Elena Patroclou, la suiza Sandra Simó, la francesa Amina o la británica Samantha Janus que salieron guapísimos, bellezones en una palabra.

Fue un Festival de grandes canciones de amor, como la de Islandia, Malta, España, Dinamarca, Suiza, Portugal, Italia o Luxemburgo. Predominaron las baladas de corte romántico y gran calidad interpretativa, pero al final se llevó el premio una canción movida y festivalera.

España estuvo a punto de ganar con Sergio Dalma. En muchos momentos de las votaciones íbamos primeros, para quedar el cuarto al final. No se entiende como se quedó tan rezagado y la chica de Suecia, Carola, se llevó el primer premio, compartido a puntos con Francia y Amina, en una de las noches más emocionantes de la historia del Certamen. La decisión de dar el premio a Suecia fue por parte del señor Frank Naef, secretario de la UER, en desempate de 10, porque tenían los mismos 12, Suecia cuatro y Francia otros cuatro. Los suecos tenían cinco 10 y los franceses dos.

La trayectoria artística de los presentadores era archiconocida para los seguidores del Festival y aunque tuvieron muchas críticas no lo hicieron mal ni por asomo. Fue distinto, con un toque cómico muy italiano. La única queja de la organización fue que el show se demoró mucho, 15 minutos más de lo previsto. Duró tres horas y cuarto, pero no fue por las canciones, sino por el rato que se estaban los presentadores anunciándolas, la postal de presentación que sacaba a cada artista en competición cantando un fragmento de algún tema popular italiano de cantantes tan conocidos como Eros Ramazzotti, Mina, Sergio Endrigo, Domenico Modugno, Ricchi e Poveri, Gigliola Cinquetti, Toto Cutugno, incluso temas famosos de las óperas de Puccini o canciones del Caruso.

Las votaciones se hicieron larguísimas debido al lío que se hacían Toto y Gigliola con el francés, el inglés y el italiano, unido a las discusiones que montaban entre ellos en pleno directo, “sobre si va ganando España, Chipre, que no, que Italia va mejor…”, así todo el rato, yo por lo menos me tronché de risa.

Iniciaron también con un recuerdo al “Non ho l’étà” y a “Insieme: 1992”, primeros premios de Italia. Son muy orgullosos para lo suyo y esto es muy lícito, porque se saben vender perfectamente al mundo y encima caen bien. Después se dio paso a las canciones en competición abriendo Yugoslavia con Baby Doll, actriz de profesión además de cantante. La pobre quedó en penúltimo lugar con un solitario punto que le dio Malta. El tema “Brazil” estaba inspirado en las noches locas de Río de Janeiro, Cuba. Hablaba de la cultura hispanoamericana y hacía una dedicatoria a España. No le sirvió de mucho tanta alegría festivalera con ballet incluido. La letra es de Dragana Saric y la música de Zoram Vracevic. Dirigió Slobodan Narcovic. La verdad es que la intérprete entonó mejor la canción “Non ho l’étà” en la postal de presentación que la suya propia. No se entiende como una voz tan buena pudo ser desperdiciada con un tema tan facilón. En fin, por lo menos animó el cotarro para iniciar la gala. En cuanto al vestuario, salió de circo Price con Cuatro Pistas, peor no se podía salir, por lo menos iba muy poco favorecida con esas medias azulinas que le hacían una piernas larguísimas y sequísimas. El postizo enredado de la cabeza, se lo puso una peluquera que por lo visto era enemiga de ella, sino no entiendo como a la chica la dejaron salir de esas guisa. La coreografía fue también de toma pan y moja, destacó por los saltos de un chico muy mono que no pegaba junto a la Doll ni con cola. Por lo menos abrió con gracia y salero, pero los italianos tan amantes del diseño chic se quedaron boquiabiertos en Cinecittà.

Hablando del público había personalidades de la política y el mundo artístico italiano, destacando la presencia Gina Lollobrigida.

El dúo masculino islandés eran unos cantantes excelentes, líderes de grupos de rock islandeses, que llevaron la balada “Nina”, tema romántico que se apartaba del estilo nórdico, tan suelto y pegadizo. Es una de las mejores canciones que este país ha sacado en todas sus intervenciones. Stefan & Eyfi quedaron en la decimoquinta plaza con 26 puntos. “Nina” está compuesta por uno de los intérpretes Eyjofur Kristjansson. Jaf Olafsson dirigió la orquesta. En 1988, Stefan representó a Islandia con el tema “Socrátes” que compuso él mismo.

Malta volvió al Festival después de 16 años. La última vez que salieron fue en 1975 con Renato. Quedaron muy mal en sus tres intervenciones anteriores –’71, ’72 y ‘75- Pero en 1991 echaron el resto con una balada de corte romántico como de película de Hollywood de los noventa. “Could It Be?”, escrita por Raymond Mahoney y música de Paul Abela, esposo de la cantante, que también dirigió la orquesta. Fue interpretada con desgarro emocional por el dúo Georgina & Paul Geordimaina. Paul había pertenecido a un grupo de rock duro en sus inicios en la música. Pero cambió como un camaleón para la cita eurovisiva proporcionando un atractivo maduro encantador que nada tenía que ver con el pasado. Ella escogió mal su vestuario, no le favorecía mucho, aunque el peinado era espectacular y la señora canta como los ángeles. Todo en conjunto les dio la sexta plaza con 106 votos muy merecidos que le dan vía libre para poder concursar en los años siguientes, ya que a Roma fueron un poco de prueba. Recibieron dos 12, de Suecia e Irlanda. Autores e intérprete volverán a Eurovisión en más ocasiones. Georgina Abela fue coro de Miriam Christine Borg en 1996, además compuso el tema “Little child” de Mary Spiteri que fue tercera en 1992, y la letra de la canción de Fabrizio Faniello en el 2001.

Grecia también estaba dispuesta a impactar en Roma con la exuberante y buena cantante Sophia Vossou. Parecía una diva en escena. Era una popular presentadora de televisión en su país. Interpretó “Anixi”–Primavera- haciendo un alarde de voz impresionante. El acompañamiento orquestal era también de poner los pelos de punta. Pero a Grecia no se le vota nunca como merece, ya era habitual desde su primera intervención en 1974. Sofia Vossou quedó decimotercera con 36 puntos. Chipre fue el país que más le votó con un 10, algo que también era típico. El tema está compuesto por Andreas Mikroutsikos. Dirigió la orquesta Andreadis Charalambous. Lució un traje algo raro, quizá anticuado, pero llevada complementos que le daban mucho juego a la interpretación con una especie de mangas de tul en forma de alas y un pendiente, sólo uno, atómico. El maquillaje impecable, marcando las formas raciales mediterráneas del rostro de la cantante. Según nuestro comentarista era una de las favoritas en los ensayos. Después vemos que los pronósticos no se cumplen. Suele pasar cada año.

“Canzone per te” fue la canción de Suiza que interpretó Sandra Simó. Esta chica tenía madre barcelonesa, que fue de la que tomó el apellido. Hablaba cinco lenguas y escogió el italiano para ir a Roma, ¡qué menos! Gustó más por la cantante que el tema en sí, pero era bastante simple en su composición. Sandra cantaba muy bien y era muy comunicativa ante la cámara, guapísima. Le letra y la música son de Renato Mascetti. Los arreglos de Faviano Cuffari. Obtuvo el quinto puesto con 118 votos, un punto menos que España. La verdad es que si se descuidan, Sergio Dalma hubiera quedado aun peor, ya que Suiza y Malta se le acercaron muy peligrosamente todo el rato, sobre todo al final de las votaciones. Sandra Simó también recibió dos 12, uno de Luxemburgo y el otro de Bélgica.

El cero del año le tocó a Austria con Thomas Forstner ocupando el último lugar. A pesar de dedicar su tema a la ciudad de Venecia no gustó en absoluto. El título es “Venedig Im Regen”–Venecia bajo la lluvia- Thomas Forstner fue quinto en 1989 con la preciosa balada “Nur ein Lied”, pero dos años después no parecía el mismo. Además de desmejorado, cantó peor. El tema no estaba muy definido y menos el vestuario que lució, que era prácticamente un disfraz. Iba como si fuese a patinar sobre la una pista de hielo, con tanto brillo. A todo el mundo no le favorece la misma indumentaria y este chico salió mucho más guapo en Lausanne que en Roma. Tampoco llevaba los mismos autores. En el ’89 tenía a Dieter Bohlen, que todo lo que tocaba se hacía oro. En el ’91 los compositores son Bobby Musenbichler, Hubert Moser & Wolfgang Eltner. Dirigió Richard Österreicher. La depresión que cogió Forstner fue enorme ya que una de las peores vergüenzas que puede pasar un cantante tan joven como era él –21 años- es quedar sin un solo voto en el marcador viendo que todos más o menos van recibiendo algo.

Luxemburgo tampoco parecía salir de la crisis. Aunque imitaron el modelo de la cantante guapa, con buena voz –Sarah Bray- y tema romántico al estilo años setenta que tanto éxito les daba antaño, en Roma sólo quedó en la decimocuarta plaza con 29 puntos. “Un baiser vol锖Un beso robado- está escrita por Mick Wersant y Linda Lecomte. Patrick Hippert compuso la melodía. Dirigió Francis Goya. Creo que a esta chica le falló la interpretación en directo, se puso algo nerviosa porque el tema era muy decente.

Como si fuera un vendaval nórdico volvió Carola Haeggkvist a Eurovisión –la primera vez fue en 1983 cuando quedó tercera- con otro tema de impacto. “Atrapada en una tormenta” era la traducción de “Fångad Av En Stormvind” con letra y música de Stephan Berg. Tuvo algún problema de sonido pero la sueca lo solucionó muy profesionalmente, comiéndose la cámara. Gigliola preguntó al realizador en pleno directo si la canción se debía volver a cantar el tema, cómo le pasó a Domenico Modugno en 1958 que tuvo que repetir el “Volare” al final de Festival porque no le oyeron ni vieron en algunos países por una fallo técnico. Carola sabía que el tema había llegado al público de casa, aunque en la sala no la oyeran bien. El realizador decidió que se pasara a la siguiente canción porque el sonido llegó perfectamente en la retransmisión. La orquesta la dirigió Anders Berglund. Se alzan con el primer premio por tercera vez gracias a 146 votos imprevistos, porque ni figuraba como favorita, ni en las votaciones iba en cabeza. Los votos de los vecinos nórdicos fueron decisivos –Islandia y Dinamarca le dieron un 12 y Finlandia y Noruega un 8 que ya suman 40 votos- Al final le empezaron a dar puntos como descosidos y se puso por delante. Pero en la última votación, la de Italia, no recibió nada y Francia 12, empatando a 146 votos. En la sala de los artistas parecían haberse vuelto locos con el resultado. Todos se reían y otros estaban boquiabiertos. Pero lo mejor fue la carita de pena y confusión que ponía Carola pensando que otra vez se iba a quedar sin ganar, ya que en el ’83 también estuvo a punto. El destino le tenía guardado el triunfo y las estrellas no la defraudaron, porque por las reglas de la UER, Carola era la vencedora, y Francia segunda porque Suecia tenía más 10. En el recuerdo estaba el año ‘69, con el cuádruple empate de Madrid. Allí no hubo solución posible. Amina de Francia aceptó con mucha deportividad el resultado, pero el público italiano de Cinecittà abucheó un poco la decisión del notario, por lo visto les gustaba más la francesa. Todo se calmó cuando Carola cantó de nuevo el tema como ganadora con una fuerza si cabe más grande que cuando le tocaba actuar. Por cierto, los dos bailarines que llevó Carola eran adonis nórdicos de los de toma pan y moja. El público aplaudió sin demasiado entusiasmo, la verdad. Cuando Carola saludó al recoger el premio tras repetir su tema mucha gente ya había salido de la sala, a lo mejor tenían el coche mal aparcado, o no querían pillar cola en el guardarropía.

Pues sí, Francia tuvo que actuar detrás de Suecia, en casi el ecuador de la gala. Los aires magrebíes llegaron con Amina, cantante y actriz nacida en Túnez. Trabajó bajo la dirección de Bernardo Berlolucci en “Bajo el cielo protector”. El tema “C’est le dernier qui a parlé qui a parlé qui a raison”–El último que habla lleva la razón- está escrita y compuesta por Wasis Diop con arreglos de Jerome Pillement. Amina salió descalza a la pista y vestida con traje chaqueta negro a rayas, de amplio escote, y fulak naranja que tiraba al suelo para lucirse un poco más. Era muy guapa y su voz estupenda. No se le podía criticar nada. Lo único fue la explotación masiva que este país hizo durante los noventa de un sinfín de estilos folk de lo más variopinto, dejando atrás el esquema clásico de la canción genuinamente francesa. No siempre les dará la suerte que tuvieron en el ’90 y ’91. Con 146 fue segunda, pero no ganó por quedarse corta en número de 10 concedidos, como antes se ha explicado. Concha Velasco la invitó a sus Galas del Sábado y acudió con el mismo traje que sacó en Roma, pero cantando en play-back.

Turquía optó por un twist pegadizo al modelo turco. La orquesta la dirigió Turhan Yürseler. El conjunto formado por Izel Selikoz, Rayhan Karaca y Can Ugurluer entonaron con gracia y salero “Iki Dakika”–Dos minutos- con letra de Aysel Gürel y música de Sevket Ugurluer. Después de esta retahíla de nombres impronunciables, la canción no le anduvo a la zaga. Fue muy gracioso el empeño que puso Toto Cutugno al pronunciar el título del tema delante de los chicos turcos que lo miraban asombrados por la capacidad de conversación que puede llegar a tener un italiano, aunque no entienda ni jota. Quedaron en duodécima plaza con 44 puntos. Sobre todo resultaron simpáticos.

No sobresalió Irlanda con la balada de corte clásico titulada “Could It Be That I’m In Love”, escrita y compuesta por Liam Reilly, que quedó en segundo lugar en 1990 en Zagreb como intérprete. Dirigió Noel Kelehan. Esta canción hubiera obtenido más puntuación en los años ochenta, pero ahora estaba un poco desfasada. Tampoco la interpretación de Kim Jackson, vestida de rosa con un recogido en el pelo muy favorecedor, no fue nada del otro mundo. Obtuvo 47 votos y el puesto esperado, décima.

De las estrellas que después han figurado en lo más alto de la música internacional y que salió en esta edición debemos destacar a Dulce Pontes. Esta cantante de fados, heredera de Amalia Rodrigues, su gran ídolo, y que nos recordaba a Tonicha o Simone de Oliveira, fue la propuesta de Portugal con “Lusitana paixão”, escrita y compuesta por Fred Micael, Jorge Quintela y José da Ponte. Los arreglos musicales eran de Fernando Correira Martins. Con Sergio Dalma era la mejor canción de este año y la cantante más sólida para haberse llevado el primer premio. Como en el ’85 con Adelaide, no pudo ser, pero Portugal demostró que cuando quiere llevar algo bueno lleva lo mejor. Quedó octava con 62 puntos. España le votó 10 y fue una injusticia que quedara por detrás de Suiza o Israel, cuando eran temas peores. Quizá Dulce brillaba demasiado y eso es penalizado a veces en Eurovisión.

Otra balada de amor, para el lema del año, y es que Roma en primavera no da para otra cosa. Dinamarca escogió el tema romántico que se titula “Lige det hvor hjertet slar”–Donde late el corazón- A la pobre Gigliola le costó infinidad pronunciar la frase. Está compuesto por Michael Elo con arreglos musicales de Henrik Krogsgaard. Anders Frandsen interpretó un fragmento de la canción sentado al piano. No estaba dentro del estilo de Dinamarca en Eurovisión, ya que siempre sacan temas más movidos. No tienen suerte con la balada y quedaron en la plaza decimonovena con 8 puntos, que le dieron sólo Suecia, 3 y Noruega 5. Como siempre se votan entre vecinos, porque sino se hubiera quedado con un 0, como Austria. Anders Frandsen se hará un presentador muy conocido en su país a finales de los noventa por presentar la versión danesa de Lluvia de Estrellas. Coincidió con Bertín Osborne en una de las finales europeas de este programa celebrado en Holanda en 1997.

Aunque por Noruega fuera Hanne Krøgh –ganadora del ’85 con las Bobbysocks- el cuarteto que se formó no fue muy afortunado. El tema era movido y recordaba a los años ochenta, pero la interpretación era algo rara. Parecía que cada cantante iba por su cuenta. El grupo de dos hombres y dos mujeres se llamaba Just 4 Fun y se reunieron sólo para la cita eurovisiva. Uno de los intérpretes, el pelirrojo de larga cabellera, salió por Islandia en 1986 con el conjunto ICY. Noruega quedó en la decimosexta posición con 14 puntos y gracias a sus vecinos nórdicos. La canción se titula “Mrs. Thompson” de P. G. Roness y Karre Skevik Jr., con música de Dag Kolsrud. Dirigió la orquesta Pete Knutsen. Si intentaron parecerse a ABBA, como otros tantos escandinavos, no pudo ser porque el molde ya estaba roto.

Israel siguiendo la estela marcada por Avi Toledano llevó un tema muy parecido a “Hora” del ’82 o “Hai” del ’83. El Dúo Datz cantó “Kan” –Aquí-, compuesta por Uzi Chitman. La orquesta la dirigió Kobi Oshrat, como cuando ganaron con “Hallelujah” en el ’79. Ciertamente el modelo estaba ya muy explotado pero ni desistían, ni lo han hecho nunca, siguen igual. Cantantes y coro, todos a una con un baile idéntico año tras año. Y continuaban en los primeros puestos. Aquí fueron terceros con 139 votos –un 12 se lo dio España, de los tres que tuvieron- Hasta la última votación podían haber sido los ganadores en disputa con Suecia y Francia, pero los italianos no votaron a Israel tampoco, todo se lo dieron a Francia. Sibilinamente el jurado italiano dejó a Suecia, Israel y España sin votos, que eran los puestos de arriba de la tabla. Quiero pensar que fue casualidad.

Con un happening de expresión corporal y danza salió muy bien acompañada la cantante Kaija, de aspecto muy mediterráneo para ser de Finlandia y de origen lapón. La canción “Hullu Yö”, título con el que bromeo Toto Cutugno como hizo con los turcos, no tuvo mucho éxito. La composición era algo complicada y por supuesto nada comercial. Obtuvo la vigésima plaza con 6 votos, dentro de la tónica general de este país que insistía año tras año en llevar temas muy raros.

Alemania llevó un macro grupo de seis, cinco hombres y una mujer, llamado Atlantis 2000, con una canción muy tradicional dentro del pop alemán en forma de himno. Tampoco gustaron, aunque le pusieron buena intención con “Dieser Traum Darf Niemals Sterben”, que también le tocó pronunciar a la Cinquetti en un esfuerzo monumental. La letra es de Helmut Frey y la música de Alfons Weindorf. Dirigió el hermano de este último, Hermann Weindorf. Sólo recibieron 10 votos y ocuparon la decimoctava posición. Hay que reconocer que de la octava hasta la última plaza había una cuña de puntos de 62 a 0, miserias, porque los cinco primeros se lo llevaron todo, en un pañuelo también: 146 la ganadora hasta 118 el quinto lugar. En medio Malta con 106 e Italia, que por cortesía recibió 89.

La impaciencia porque saliera España era ya muy grande a estas alturas del Festival, pero antes actuó el grupo representante de Bélgica, Clouseau, donde salían dos hermanos muy simpáticos. Entre el público, para animar, estaba el primer ministro belga Wilfred Martens y el ministro de Cultura, De Valle, lo que daba sobriedad al asunto. Pero esto no tiene nada que ver con la clasificación. Bélgica cantó en flamenco “Geef Het Op” y fueron decimosextos con 23 puntos. La música y la letra son de los propios componentes del grupo, Clouseau y Jan Leyers. Los arreglos musicales estuvieron a cargo de Roland Verlooven. Fue un tema tecno-pop que le pasó lo mismo que a Dinamarca en el ’82 con Brixx, no fue comprendido siendo excelente.

¡Teníamos tantas esperanzas con Sergio Dalma y su Bailar pegados!…Que quedara en cuarto puesto con 119 votos era más de la media habitual de España en Eurovisión, pero poco para lo que merecía, que era el primer lugar, sin lugar a ninguna duda. Por primera vez en años estaba clara la victoria. No pudo ser, pero el éxito que tuvo este tema en proyección internacional fue mucho mayor que el de ninguna canción de este año. Sergio Dalma despegó a la fama y en nuestro país se hizo un fenómeno social de masas. “Bailar pegados” es la canción más cantada en los karaokes de España, que no sabemos si le hace un favor o es un desastre para los oídos, pero estoy segura que para él es un privilegio. La letra es de Luis Gómez Escolar y la música de Julio Seijas. Dirigió la orquesta Eduardo Leiva. Con el “La, la, la”, “Eres tú” y el “Vivo cantando”, “Bailar pegados” es una de las canciones más populares de todas nuestras intervenciones y desde luego recordada por todo el mundo. Es un clásico. Massiel, en unas declaraciones a Concha Velasco poco después del evento, confesó que la noche del Festival llamó a los padres de Dalma para decirles “que otra vez ganábamos, como en el ’68 y ’69”. Nuestra Massiel siempre ha estado muy pendiente de los eurovisivos españoles, aunque reconoció que “el tema de Carola era muy bueno, y la intérprete tenía una voz excepcional”. Lo de la voz vale, pero la canción no era de lo mejor de este Festival.

La voz de Dalma es como de italiano, rota, pero sensual. Los temas que le componen están totalmente acoplados a su personalidad y por eso resulta arrebatador en sus interpretaciones. En 1996 se casó con la modelo Maribel Sanz, con la que tuvo su único hijo, Sergi. En 1999 la pareja se separó con algún que otro escándalo rosa provocado por la vida sentimental de Maribel. Aún así, tanto Sergio como ella han dejado a parte de toda la polémica a su hijo.

Josep Capdevila (Sergio Dalma) nació en Sabadell (Barcelona) en 1963. Hijo de catalanes de pro, desde niño fue un apasionado del mundo de la canción. Se hizo famoso entre sus amigos por sus imitaciones de otros cantantes. Por su voz fue contratado en una orquesta con la que recorrió la geografía española sin imaginar todo el éxito que le aguardaba detrás de la esquina. En 1990 grabó un gran éxito, “Esta chica es mía” y consiguió agrupar un buen ramillete de fans por todo el país. Eurovisión le dio el gran espaldarazo. Fue número uno en Italia, España y Francia con “Bailar pegados”, que grabó en las tres lenguas. En América Latina se hizo una figura de renombre y de ahí pasó a los Estados Unidos, donde también triunfó entre la población hispana. Su fama perdura trece años después con gran profusión de ventas de sus discos.

Samantha Janus, representante del Reino Unido, era una especie de “miss Universo”. Increíblemente guapa, impresionó por su figura y el color de sus ojos, completamente azules, así como por su pelo rubio platino. Pero todo eso no es suficiente para ganar un Festival. Se acompañó de otras tres chicas rubias estupendas que bailaban muy bien. Iban vestidas de blanco y combinadas en minifaldas y corsés muy sexys en palabra de honor. Las cuatro parecían sacadas de la serie “Melrose Place”, monas con ese tono dulzón tan del gusto anglosajón. Ocuparon la décima posición, empatando con Irlanda a 47 puntos. El tema llevaba el título de “A Message To Your Heart”–Un mensaje a tu corazón- escrita y compuesta por Paul Curtis. La orquesta la dirigió Ronnie Hazlehurst.

Con el título de “S.O.S.” la atractiva Elena Patroclou por Chipre dio otro ejemplo de buen saber escénico. Como la griega era una presentadora muy conocida en Chipre. La canción es un grito desesperado por salvar el Planeta Tierra de la desmesura de los humanos que lo embrutecen día a día. Como la canción alemana del ’71 de Katja Ebstein, “Diese Welt”, era un tema ecologista. Además de cantar espléndidamente llevó un vestuario y peinados muy apropiado con su país. Parecía salir de una película inspirada en la Antigua Grecia. Llevó el pelo recogido con tirabuzones sueltos y unos extremados pendientes. El traje era muy parecido a los de las griegas clásicas. El coro iba con trajes de corte clásico muy elegante, un poco como sacados todos de una boda de copete. Destaca en el coro Alex Panayi que en 1995 estuvo como solista y en el 2000 formando el dúo Voice que cantaron el tema “Nomiza”. La letra de “S.O.S” es de Andreas Christou y la música de Kypros Charalambous, hermano del director de la orquesta para Grecia Andreadis Charalambous. Alexandros Zografou dirigió la orquesta. Elena ya había formado parte del coro de Fanny Polimieri y Yannis Zavidakis en 1989 en Lausanne. En Roma estuvo insuperable, pero no quedó demasiado bien situada en la clasificación. Fue novena con 60 puntos. Lo curioso es que recibió tres 12, de Malta, Grecia y Francia y al muy al principio de las votaciones estaba en primer lugar, compitiendo con Dalma.

La vieja gloria de la canción italiana, Pepino de Capri, era la sorpresa que la delegación italiana nos tenía guardada. Ganador de Sanremo y la Canzonissima, el cantante napolitano nunca renunció a su acento sureño e interpretó “Comme E’Ddoce ‘O Mare” en el dialecto napolitano. En español se podría traducir como “Tan dulce como el mar”. Fue una actuación entrañable ya que este señor había sido una figura muy importante en los años sesenta en Italia y Europa. Ahora tenía 52 años. A España también llegaron sus éxitos como “Champagne” y “Melancolía”. Los italianos, tan agradecidos con sus figuras de antaño, consiguieron emocionar al público en Cinecittá con este tema tan romántico escrito por Giampiero Artegiana y música de Marcello Marocchi. Dirigió otro mítico de los festivales de Sanremo, Bruno Canfora. Fue séptimo con 89 votos. España le concedió un 7, pero también tuvo dos 12, de Portugal y Finlandia. Entre los temas que di Capri hizo populares a través de Sanremo hay que destacar el primer premio que consiguió en 1973 con “Un grande amore e niente più”, pero no fue ese año a Eurovisión porque se escogió a Massimo Ranieri, ganador de la Canzonissima. Volvió a ganar en 1976 con “Non lo faccio più” y tampoco fue a Eurovisión, se escogió a Albano y Romina Power. Quizá por eso se le concedió el honor en el ’91, época de declive para uno de los intérpretes con más solera de la esfera artística italiana.

El intermedio antes de los votos estuvo amenizado por el mago y transformista Arturo Brachetti. En España no pudimos ver su número porque se conectó con el jurado reunido en Madrid. Aunque después estuvo como artista invitado en algún programa de variedades de TVE, por eso conocimos sus números, llenos de color e imaginación.

Como sabemos, las votaciones se hicieron eternas, a veces pesadas, con tanto discurso de Toto y Gigliola y sobre todo porque se empeñaron en decir los votos en francés e inglés, que es obligatorio, pero añadieron el italiano y ya nadie se entendía, ni ellos mismos. El señor Frank Naef tuvo que intervenir más de una vez para poner orden dando los resultados en inglés. Cuando se decía Chipre, Toto entendía Suecia, o cuando se trataba de Suiza, la otra entendía Finlandia… un lío a la italiana propio de las películas de Bertolucci o Visconti. Entrañable sí fue por lo menos.

La próxima cita sería en Suecia con un cambio de chip bastante notable.

Para terminar sólo dar mi opinión sobre algo que me chocó. Los presentadores hicieron todo el Festival en italiano. Es un toque para pensar que si alguna vez se celebrase en España no es necesario que los presentadores hablen en inglés y francés forzosamente, exceptuando las votaciones donde es obligatorio. Toto y Gigliola lo hicieron por la fuerza y mira que les costó. Tenemos ese precedente. A mí me encantó porque el italiano es más cercano al español, y casi no hacía falta comentarista para entender a los presentadores. Es sólo un punto de vista para crear foro, supongo que muchos no estarán de acuerdo con esto y me gustaría saber vuestra opinión. Dejo abierto el debate. Pero ahora también me viene a la memoria el Festival de 1957 donde la presentadora lo hizo todo en alemán, pero entonces eran otros tiempos.

Reyes del Amor 23/09/04

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