MEJORAS, COPIAS DE MERCADILLO Y TRUE LOVE

Rectificar es de sabios, y después de las innumerables críticas que TVE recibió tras la bochornosa primera semifinal, ha rectificado para presentarnos una segunda gala mucho más ágil, dinámica, sin graves problemas de sonido, con una duración justa, y donde el protagonismo, mal que le pese al eterno jubilado, ha correspondido a quien debe: los […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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MEJORAS, COPIAS DE MERCADILLO Y TRUE LOVE

Rectificar es de sabios, y después de las innumerables críticas que TVE recibió tras la bochornosa primera semifinal, ha rectificado para presentarnos una segunda gala mucho más ágil, dinámica, sin graves problemas de sonido, con una duración justa, y donde el protagonismo, mal que le pese al eterno jubilado, ha correspondido a quien debe: los cantantes.

Para abrir la gala, impresionante la versión de Gwendoline de Rosario. Alaska, muy comedida y sin estridencias, ha sido una perfecta maestra de ceremonias, esta vez sin altercados.

A pesar de que tanto el tema como la actuación de Diqesí fueron pasables, me pregunto si estas chicas han visto alguna vez Eurovisión. Su propuesta pasaría totalmente desapercibida en Moscú. No aptas para el festival.

Roel, ¿qué decir de este madrileño? Me encanta Y ahora dices, una propuesta, como él la define, “con alma”, y un gran trabajo el realizado junto a Anabel Conde, que volvió a derrochar voz en una de las actuaciones más sobrias y elegantes de la noche. Lástima esa templanza de nervios que falló, sobre todo al principio de la canción, y que no terminaran de empastar las voces. Pero por calidad del tema y frente a copias eurovisivas de mercadillo, Roel se mereció estar, por lo menos, en la repesca.

Lástima que la fuerza escénica de Sarbel Ortega se vea empañada por tan poca originalidad. Mi religión antiplagios me prohíbe seguir hablando de, como ya he dicho, esta copia de mercadillo de Grecia 2007. ¿Por qué tanto descaro y tan poca originalidad, señor Alejandro de Pinedo, autor del engendro? Ya no sólo hay que copiar canciones, sino también ¡¡puestas en escena y vestuario de las bailarinas!!! Con la copia de la coreografía de la rumana Luminita por parte de Arkaitz el año pasado, ya tuvimos suficiente. Lástima, porque Ortega demostró que canta y se mueve bien, pero su canción ya la hemos visto en el festival. A las pruebas me remito:

Soraya, sin duda, fue una de las mejores de la noche, quizá la más profesional y, con su actuación, confirma que es una de las firmes candidatas a representarnos en Moscú. Pero, qué queréis que os diga, ante tanta expectación levantada a priori, yo me esperaba algo más. La extremeña, vocalmente y recordando actuaciones de Operación Triunfo, puede dar mucho más de sí. Lo mejor, el magnetismo que tiene, la cámara le adora, sobre todo al final de la canción en ese paseo por la pasarela. Soraya, en el caso de que seas tú la elegida, deberás trabajarte mucho más la coreografía y puesta en escena para impactar y ganarte el favor de los europeos.

Virginia, la mejor de la noche con su True love. Simplemente espectacular su sencillez y su directo. Una canción sin estridencias, elegante e interpretada a la perfección vocalmente. Es el tipo de baladas que suelen quedar bien en Eurovisión, y su compositor, Rafa Artesero, lo sabe perfectamente. Me recordó tanto a Lisa Andreas. Grata sorpresa comprobar que una auténtica desconocida para el público general contó con el favor del televoto, incluso por encima de candidatos mucho más mediáticos como Jorge González, con club de fans a sus espaldas.

De Calipop sólo diré que esos globos pertenecen a ¡¡Yulia Valentayn!! No more comments. Y de Ángeles Vela, gran voz, muy empastada con su corista, y buen directo, pero por favor, eseeeee estilismo. Por no hablar del palo de micro tuneado. En dos palabras, ¡horror marinero!

Jorge González
tiene tablas, se maneja muy bien sobre un escenario y sabe lo que es Eurovisión. Con una coreografía muy trabajada, el concursante de Operación Triunfo logró un merecido pase a la final.

Electronikboy, una propuesta arriesgada, diferente, que no fue entendida ni por el público, ni por el jurado. Eso sí, de voz anda bien justito. Candidatura excesivamente excéntrica sobre el escenario que la convirtió por momentos en esperpéntica.

Para finalizar, otra copia barata de los grandes Wig Wam (Noruega 2005). A los Leather boys deberían decirles que gritar no es sinónimo de cantar. La palabra afinación no debe existir en su diccionario. A estos chicos, sólo decirles que vean el siguiente vídeo y así sabrán qué es Eurovisión:

Y acabar esta columna con un deseo, que las evidentes mejoras técnicas de esta segunda semifinal terminen de ser definitivas de cara a la tercera gala y a la gran final del 7 de marzo.

P.D. ¿Qué se toma Toni Garrido? ¡Que alguien me lo prescriba a la de ya!

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