Más sobre los años de crisis de Eurovisión

Siguiendo con un artículo que inicié tratando la crisis de Eurovisión en los años ochenta hay más opiniones de periodistas y cronistas sobre el Festival. Espero no crear polémica, son sólo un trabajo de campo que os quiero exponer para que sepamos que este Certamen ha traído siempre adicciones y odios muy contrastados a veces. […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Más sobre los años de crisis de Eurovisión

Siguiendo con un artículo que inicié tratando la crisis de Eurovisión en los años ochenta hay más opiniones de periodistas y cronistas sobre el Festival. Espero no crear polémica, son sólo un trabajo de campo que os quiero exponer para que sepamos que este Certamen ha traído siempre adicciones y odios muy contrastados a veces.

Es una “leyenda” que mucha gente en el foro ha tratado sobre los posibles candidatos que nos podían haber representado en los años ochenta, artistas muy buenos, pero que no fueron elegidos por Televisión Española, quizá por miedo a ganar. Alaska y Dinarama, Mecano, Vicky Larraz, que luego fue la OTI, etc. Aunque creo que las casas discográficas de estos artistas no estaban interesados “en quemar” las carreras de lo que fueron después grandes figuras de la canción. Por ejemplo, María Jiménez estuvo a punto de ir a Eurovisión en el año 1980, justo cuando sacó su lp “Sensación”, con temas de impacto que podían haber dado el campanazo o haber sido un desastre, pero seguro que hubiera dado que hablar. No olvidemos que María justo esos años estaba en plena éxito comercial. Quizá sus productores y ella misma no querían llevarse la desilusión que sufrió Betty Missiego el año anterior. Entonces escogieron a Trigo Limpio, que ya habían salido en la OTI ’77, aunque cambiaron de solista femenina. Patricia Fernández sustituyó a Amaya Saizar que después formó el grupo Bravo que representó a España en Eurovisión ’84 quedando terceros. Trigo Limpio sólo consiguió en La Haya quedar en la plaza 12 con 38 votos, dados por los primeros jurados en votar. Fue un horror porque al principio de los votos iban ganado junto a Johnny Logan, y por casualidad de la vida, a partir del sexto país dejaron de recibir puntos y se descolgaron por debajo del top 10, increíble. Le votaron Austria, Turquía, Grecia, Luxemburgo y Marruecos, y después casi al final Portugal, y pare usted de contar. De hecho el grupo actuó muy bien, vistieron con una elegancia extrema y daban muy buena imagen ante la cámara. Hubo polémica en España con la elección de tres vascos, que se acompañaron de otra, Mª Cruz Soriano, como presentadora de la canción “Quédate esta noche”. Las razones eran políticas, como siempre, pero en ese tema no voy a entrar porque me repugna, además se sale de lo que es el Festival. Hay que pensar que ese año fue muy duro en el País Vasco, hubo muchos atentados terroristas y curiosamente Mª Cruz Soriano, en su presentación “pidió paz en el mundo”.

Juan Francisco Torres dijo en el Teleexprés de 21 de abril de 1980 sobre el Festival “que lo mejor no fueron las canciones sino la impagable intervención del jurado español concentrado en Prado del Rey bajo la batuta de la presentadora rubia de turno –se refiere a Marisa Medina- y el papá José Luis Uribarri que aprovechaba cualquier ocasión para propagar las excelencias de su programa Aplauso. Alrededor de unas mesas llenas de flores, se había reunido un jurado realmente pintoresco: una actriz que nadie conoce, una patinadora artística, un padre de familia, un decorador, un sastre y así sucesivamente…Yo me pregunto si todos los jurados de las cadenas de Eurovisión están formados de gente tan inepta. El sastre nos dijo que le había parecido precioso el vestuario, tan a tono con las canciones; otra señora habló de lo bien que le iría la canción ganadora para su gimnasia rítmica; la patinadora también le encontró posibilidades para desplazarse sobre el hielo. En fin, el padre de familia habló de que a partir de ahora obligará a sus hijos a escuchar música romántica en lugar de los bodrios de Police y compañía”. Sorprendentes descripciones sobre el jurado español por parte de este periodista que abunda en el odio que se procesaba contra todo lo referente a Eurovisión, con muy poco respeto a personas que aunque no sean artistas o críticos musicales tienen derecho a opinar, y la permanente comparación con los cantantes y grupos de culto como Police, Jacques Brel o Dire Straits. Cada año mentaban a uno, desde los diarios a la televisión. Y yo me pregunto ¿qué narices tienen que ver las churras con las merinas? Siempre mostrándose tan rotundos con temas que no tienen que compararse porque el Festival de Eurovisión tiene su propio estilo, es un género a parte. Si fuera un Festival de superestrellas se habría montado de otra manera. Competirían Bonnie Tyler, Michael Jackson, Barbra Streisand, etc. ¿por qué no?, pero no es así. No se entienden las continuas comparaciones que hacían algunos entre las estrellas y los concursantes en Eurovisión. Lo malo para ellos sería reconocer que alguno de estos concursantes luego llegaron a ser estrellas como Céline Dion, Julio Iglesias o Olivia Newton-John. Me planteo, ¿sería ahora imposible que David Bisbal representara a España en Eurovisión?, seguro que sí, porque ya ha ganado un Grammy y ahora es un artista, antes era un concursante de Operación Triunfo tan sólo. ¡Cuánta falsedad!

Al año siguiente, con José María Bacchelli se apostó por el estilo “cantautor”, que ya lo había intentado antes Emilio José en 1974 después de ganar el Festival de Benidorm con “Soledad”, desechado también por TVE, con gran berrinche del intérprete al ver que escogieron a Peret. Pero Bacchelli no compuso el tema que representó, es más se inhibió en Dublín ’81. Tenía 29 años y su estilo, obligado festivalero para Eurovisión, se apartaba de los gustos del propio cantante. Se notaba en su interpretación que no iba a gusto. Qué casualidad que tras el Festival nunca más se supo, y es uno de nuestros eurovisivos que corrió un tupido velo sobre el tema. Albert Mallofre dijo de él en La Vanguardia de 7 de abril de ese año que “Bacchelli cantó bien, pero ¿porqué agachado, como queriendo comerse el micro? Es un resabio de los antiguos vocalistas de conjunto, pero ya no está de moda cantar agachado, ni corresponde con el tipo de canción que estaba interpretando. Y el coro ¿por qué se volvían de espaldas? No hubo manera de verles la cara”… Con todo el tema “Y sólo tú” compuesto por un excomponente del conjunto Los Diablos, Amado Jaén, fue un éxito ese verano. Pero este cantante sí se quemó con el Festival. Típico en esos años y aún hoy, quedases como quedases, las discográficas olvidaban a los cantantes eurovisivos, cómo pasó con Nina en 1989, a pesar de quedar sexta, Cadillac, Patricia Kraus, La Década Prodigiosa, Bravo, Remedios Amaya y Lucía. Se salvó Paloma San Basilio porque era ya una figura en España e Iberoamérica. Era imposible que Eurovisión le afectase, como en otros países no afectó a Serge Lama, Nana Mouskouri, Françoise Hardy, Gianni Morandi o Albano y Romina Power, por poner claros ejemplos. El no ganar no supuso una debacle. En cambio, los experimentos, como decía aquel “con gaseosa” resultaron un crimen artístico para otros cantantes no tan expertos, antes ya citados.

Lucía, conocida antes en el mundo artístico cómo “La Ruina” (Maribel Lineros de nombre real), si fue uno de esos inventos que Televisión española perpetró a sabiendas que no quedaría bien. Pero por lo menos no quedó cómo algunos pensaron y consiguió 52 votos y el décimo puesto. En el Hola salieron publicadas fotos de Lucía, devota católica, delante la imagen de la Virgen de Triana, arrodillada pidiendo un triunfo en Harrogate. Le llevó un ramo de flores y le puso algunas velas. No se reparó en gastos, el traje que lució en el Festival “estaba valorado en 250.000 pesetas” de la época, un pastón. Después declaró “no estuve nerviosa en ningún momento y no se le pasó nunca por la cabeza que ganaría Alemania con Nicole” y añadió: “el público inglés me recibió muy bien, aunque después no me dieron ni un sólo voto”. Hablaban de una joven Lucía, guapa y esbelta que daría a España una buen resultado, primero por llevar un tango modernizado, algunos dicen que a la mala intención, justo en plena Guerra de las Malvinas, y segundo por llevar claro sabor hispano a un Festival europeo. No sé si es que España quería seguir siendo different, o es que dar la nota era lo nuestro. Lucía estuvo estupenda, algo nerviosa, pero cantó bien, aunque fue criticada por algún periodista después del Festival. Lucía decía en una entrevista para Lecturas y publicada por Jesús Carrero el 30 de abril de 1982, aunque la crónica se redactó antes del Festival que fue el 24 de abril: cuando le preguntó “¿en que sueñas? y ella contestó que “además de ganar Eurovisión quería tener un día una gran mansión, estar rodeada de caballos y gatos con los que jugar” y soñaba “con un hombre con el cual pueda ser feliz”. Todavía no había aparecido en su vida el futbolista Diego, que le dio riquezas materiales pero la retiró de la canción o ella misma se retiró viendo, que ni ganó Eurovisión ni tuvo éxito discográfico posterior.

Lo más curioso es la “amnesia” que sobre el tema tienen algunos de esos representantes. Por ejemplo, Lucía en “Yo fui a Eurovisión” dijo “que cuando ella llegó al teatro de Londres…” no sé si se olvidó que fue a la población de Harrogate, al norte de Inglaterra, bastante lejos de la capital. Nina también tuvo un ataque de amnesia en Operación Triunfo cuando le dijo a Uribarri que “su voz le recordaba cuando ella fue a Lausanne”. Se olvidó que no fue Uribarri el corresponsal que fue con ella a Suiza, sino Tomás Fernando Flores. No sé si es que quiso hacerle “la pelota a Uribarri” que me suena a falseo teniendo en cuenta la forma de pensar de Nina, férrea antieurovisiva en los noventa, reconvertida tras recibir un buen cheque por ser la directora de la Academia de O.T. 1 y 2 en el 2002 y 2003, o es que no había ni visto los antiguos festivales de Eurovisión que retransmitió tan insigne periodista, que es lo más probable. Falta de información típica en nuestro país, si no miran el papelito, ni se enteran, aunque sean ellos los protagonistas.

Dejo más casos para otras columnas, porque esa década da para mucho y muy jugoso.

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