LOS CAMBIOS QUE VIENEN Y LOS QUE DEBERÍAN VENIR

Desde que Loreen se ha llevado de calle el Festival de Eurovisión 2012 para su país, nos han llegado a nuestros oídos numerosas innovaciones que van a introducir en el festival tanto por parte de la UER como de la SVT. Daré mi opinión sobre los dos principales cambios que se conocen y también propondré […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LOS CAMBIOS QUE VIENEN Y LOS QUE DEBERÍAN VENIR

Desde que Loreen se ha llevado de calle el Festival de Eurovisión 2012 para su país, nos han llegado a nuestros oídos numerosas innovaciones que van a introducir en el festival tanto por parte de la UER como de la SVT. Daré mi opinión sobre los dos principales cambios que se conocen y también propondré otros dos a título personal que creo que deberían implantarse.  Empecemos:

Un festival más austero

Muchos se han echado las manos a la cabeza desde que se conoció que el futuro Friends Arena de Estocolmo no sería la sede de Eurovisión, más aún sabiendo que sí lo sería de la final del Melodifestivalen. En mi opinión, el Melodifestivalen, al ser cosa de la SVT exclusivamente, pueden montarse el espectáculo y las dimensiones que quieran. Supongo que sus directivos no son tontos y si van a hacer uso de tanta parafernalia será porque prevén que les saldrá rentable. 

Sin embargo, el Festival de Eurovisión ya no es sólo cosa de la SVT, es de la UER y por tanto de todos los países que participan en el festival tanto musicalmente como económicamente. De este modo, me parece un gesto de agradecer que se apueste por un espectáculo más discreto, asequible y que rompa con la tendencia del mastodontismo que se impuso desde Riga 2003. Los efectos en el terreno económico aún están por ver, que de momento no han servido para evitar la retirada de Portugal y Eslovaquia. Esperemos que si la SVT sienta un buen precedente en realización de un gran festival, rentable y con un presupuesto ajustado, eso anime a televisiones con problemas a participar y a acogerlo sin miedo en caso de ganar (sin ir más lejos, nuestra RTVE), así como hacer más asequible la mera participación de todos.

Y sin hablar del terreno económico, es bien sabido que no es necesario hacer uso de un escenario costoso, gigante y plagado de pantallas por doquier para conseguir un festival vistoso. Cosas como el juego de luces, cámaras y realización pueden conseguir más con menos, y en ese sentido, creo que con la SVT este año no nos tendremos que preocupar por ello.

Posición de actuación elegida por los productores

Me parece muy bien evitar que se apelotonen varias canciones de estilo similar, pero esta medida me da muy mal rollo. Creo que se deja la puerta abierta a chanchullos y especulaciones, porque sea que la posición influya o no, a las televisiones de toda Europa les interesa actuar por el final, como ya se ha visto en las ocasiones que algún país ha obtenido una wildcard. Así que o recurrirán a medios sucios para conseguirlo o habrá quejas cuando la posición y el resultado no hayan sido favorables. Le auguro a esta medida como mucho dos años.

Cambio en el sistema de votación

Sí, ya sé que dije que sólo hablaría de dos, pero este necesario cambio ya se ha anunciado aunque no ha trascendido ninguna pista de sobre qué se trata, de modo que ni puedo opinar ni puedo proponer algo pues no imagino una solución definitiva al problema del voto vecinal. Creo que se debería aplicar alguna especie de coeficiente de reducción a los votos que un determinado país otorga a otro país “afín”. Sobre la forma definitiva de hacerlo para que queden contentos todos aún no se me ocurre nada. Se aceptan sugerencias.

Ahora sí, vamos con los dos cambios que creo que habría que aplicar:

Permitir la música en directo

Salvo Telecinco, los CallTV y las que echan las cartas, pocas cosas me impulsan tanto a apagar la tele como ésta:

Ese solo de guitarra más falso que un billete de 3 euros, ni un sólo músico tocando en escena en lo que se supone que es una canción rock… ¡¡¡arrrrghhhhhh!!! 
En serio, viendo esto no tengo argumentos contra aquél que diga que Eurovisión se ha convertido en un karaoke.

Pienso que si una banda de rock (o un grupo del estilo que sea), desea tocar en riguroso directo, se le debería permitir hacerlo. Más aún, se debería habilitar un espacio para el país que desee y pueda permitirse llevar una orquesta. Y si el llevar músicos en escena hace que te falte sitio para coristas, debería permitirse llevarlos pregrabrados, y no prohibir lo contrario. Esto haría el festival más auténtico, creíble, y sobre todo, más musical.

Extender el límite de duración de las canciones

El límite de tres minutos me parece demasiado coercitivo y encorsetado. Además, es el molde de reclamo perfecto para la típica canción de radiofórmula barata consistente en inicio lento-estribillo-bajada-estribillo-puente-final apoteósico, rellenada en su mayoría de frases hechas sobre el amor, salir de fiesta y demás tópicos del pop. Es cierto que se han conseguido condensar numerosas joyas en tres minutos, pero no es la tónica general. A propósito del tema, cabría mencionar unas declaraciones del líder de la banda Nightwish, quien intentó representar a Finlandia en el año 2000: “Es un hecho innegable que la canción era de las peores que hemos hecho. La regla era que la canción no podía durar más de tres minutos, y yo sencillamente no podía escribir una buena canción que se ajustara a esa limitación.”  Si se extendiera el límite a por lo menos cuatro minutos, un mayor número de excelentes autores se animarían a componer temas de calidad para el festival.

Y hasta aquí ha sido todo. Si tenéis alguna propuesta más o queréis opinar sobre lo ya dicho, no dudéis en comentar y aportar ideas.

¡Hasta pronto!

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