LO PEOR DE TODO

Alguien preguntó recientemente a un cantante en una entrevista: ¿Qué es lo más positivo que destacarías del Festival de Eurovision?   La pregunta es más interesante de lo que parece. Intentar hacer un ejercicio de auto-análisis y preguntarnos a nosotros mismos qué cosas positivas y que cosas negativas resaltaríamos de cualquier asunto en la vida, […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LO PEOR DE TODO

Alguien preguntó recientemente a un cantante en una entrevista: ¿Qué es lo más positivo que destacarías del Festival de Eurovision?

 

La pregunta es más interesante de lo que parece. Intentar hacer un ejercicio de auto-análisis y preguntarnos a nosotros mismos qué cosas positivas y que cosas negativas resaltaríamos de cualquier asunto en la vida, puede servirnos para ver hasta qué punto esa cosa nos compensa o es beneficiosa o perjudicial para nosotros.

 

Aplicando esta pregunta al entorno eurofan la cosa podría quedar así:

 

¿Cuáles son las cosas más positivas y más negativas que te has podido encontrar desde que te mueves en un entorno eurofan?

 

o ¿qué es lo mejor y lo peor que te has encontrado en este mundillo?

 

Si los aspectos negativos superasen a los positivos, apaga y vámonos. Creo que ninguno estaríamos aquí si no viésemos el lado positivo de todo esto por encima de lo negativo:

 

Disfrutar de la música, de una competición en sí con su adrenalina y espectación, de toda la información de otras culturas que, sin darnos cuenta, estamos absorbiendo continuamente, de la cantidad de gente que llegamos a conocer y con la que compartimos muchas cosas y encuentros, etc. etc. La lista sería larguísima.

 

En mayor o menor medida seguro que todos hemos sufrido también los aspectos negativos, o hemos sido testigos de malos rollos, tonterías varias, o simplemente situaciones absurdas, no especialmente graves pero decididamente absurdas y que no dejan en muy buen lugar a este entorno visto desde fuera.

 

Todas las cosas serían perfectas sin su lado negativo, y Eurovision, los eurofans, y todo este batiburrillo no íbamos a ser menos.

 

A todos estos aspectos absurdos en unos casos, y más negativos en otros, del mundo eurofan que yo personalmente he podido encontrarme, va dedicada esta columna:

 

 – A los que harían casi cualquier cosa por una entrada para Eurovision, y venderían a su madre por una acreditación de prensa que no piensan utilizar.

 

– A los impacientes que sabiendo que Eurovision no comienza hasta las 21:00 de un día de mayo, tienen decidido su “Top10” desde el mes de enero.

 

– A las mocordas que no pueden ir a un evento eurovisivo sin disfrazarse de Dolce & Gabana. La Pasarela Cibeles, al fondo a la derecha chicas.

 

– A los frikis que ya en febrero de 2007 decidieron que en mayo de 2008 la cantante Menganita debería representarnos sea como fuere, aunque fuese “con dedazo”, porque ella lo vale y punto.

 

– A aquel compositor obsesionado conmigo y que decididamente no puede olvidarse de mi nombre. Céntrate en lo tuyo y olvídame ya, cooooño.

 

– A los maleducados profundos que, si ven que alguien tiene la osadía de presentar una canción que no cumple con su ideal de “canción para Eurovision”, lo consideran como una intromisión en su propia casa y lanzan todo tipo de burradas. Y en general a todos los cobardes que utilizan la libertad y el anonimato de un nick en Internet, ya sea en un foro o en los comentarios a una noticia, para poder decir despiadadamente lo que jamás dirían al peor de sus enemigos a la cara. Más respeto para los que están en el punto de mira.

 

– A los nuevos enterados, que hablan de “plagios” con pasmosa alegría sin saber lo que es técnicamente un plagio.

 

– A las insustanciales que están convencidas de que las abdominales de Sakis Rouvas presentaron Eurovision 2006 mejor que las canas de su homólogo turco en 2004.

 

– A quienes no entienden que los eurofans no representamos ni el 0,1% de la audiencia de Eurovision, y que por tanto no tenemos ninguna capacidad especial ni para prever ni para exigir ningún resultado más justo que otro.

 

– A los que utilicen una web no ya como cartel publicitario para un cantante concreto (algo muy lícito) sino lo que es reprochable: intentar desmerecer sutilmente a sus más previsibles competidores. Hay que tener más categoría…

 

– A los que no saben perder. A los que no saben ganar.

 

– A los que se justifican diciendo que les atacaron los marcianos.

 

– A los pretenciosos que van a por el Sobresaliente sin haberse currado ni el Aprobado.

 

– A las cuatro mamarrachas de vía estrecha que especulan despiadadamente si ven a un hombre casado acudiendo a ver el Festival en vivo.

 

– A los que critican el voto vecinal Grecia-Chipre, Rusia-Bielorrusia, Serbia-Croacia, y exigen explicaciones a Andorra por no haber votado a España en 2007.

 

– A los incongruentes que claman por una preselección pública para el año siguiente si el representante elegido no es de su agrado, y enviarían “a dedo” a determinado artista que a ellos les gusta.

 

– A los rancios de la España profunda que creen que Andorra es una especie de provincia española y que no debería estar ahí participando. A los que no entienden qué pinta Gisela cantando por Andorra, tachándola de “traidora”.

 

– A los que no pueden ser de Uribarri sin faltar el respeto a la Pecker, y viceversa.

 

– A los que han confundido el Festival de Eurovision con un playback en el Youtube.

 

– A los que se consideran con algún derecho de exigir y reclamar por algo que no han pagado.

 

– A quienes no agradecen que les hayas dado la mano porque ahora quieren tu brazo,

 

– …y a todos los que han dejado de tomarse Eurovision como una diversión completamente visceral e intrascendental, como si en el mundo no hubiera cosas más importantes por las que perder los nervios.

 

A todos ellos:

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En la próxima hablaremos de las canciones y de la pre de este año, imagino.

 

 

 

 

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