LAS CATORCE ELEGIDAS

Me dejó un poco fría que sólo catorce temas de entre 992 que han participado en los 50 Festivales de Eurovisión celebrados a día de hoy sean los que compitan por ser “la mejor canción de la historia” de este show, lleno de altibajos como la vida misma. Quizá a los seguidores de Eurovisión todo […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LAS CATORCE ELEGIDAS

Me dejó un poco fría que sólo catorce temas de entre 992 que han participado en los 50 Festivales de Eurovisión celebrados a día de hoy sean los que compitan por ser “la mejor canción de la historia” de este show, lleno de altibajos como la vida misma.

Quizá a los seguidores de Eurovisión todo nos parezca poco, qué nunca tenemos bastante y que quisiéramos verlo todo. Pero es que no me parece representativo de la historia de este Certamen que sólo sean catorce canciones las que se luzcan, y algunas incluso no están ya en la mente de la gente porque no fueron un fenómeno social, en su día. Puede que ahora con el filón publicitario salgan del baúl de los recuerdos.

Este artículo no querrá desmerecer a ninguno porque todos son hijos de la misma madre y son tan lícitos como los demás a estar entre los elegidos. Por la parte que toca a la delegación española no podemos más que congratularnos porque jugamos a boleto triunfador con uno de los temas que más han gustado en el extranjero, yo diría que casi más que en España. Deseo que el tema de Juan Carlos Calderón, “Eres tú” que en su día interpretaron Mocedades, con ese toque de humildad que les caracterizaba siendo unos artistas geniales, gane.

La ruleta de la fortuna es a veces injusta y si Domenico Modugno levantara la cabeza vería que por fin se le ha hecho justicia porque se tema “Nel blu di pinto di blu” más conocido por “Volare” está entre los elegidos. Cuando obtuvo el cero en 1966 por “Dio come ti amo” dijo que no quería saber nunca más de este Festival que le despreció cuando era la figura más importante de esa fatídica noche del 5 de marzo en Luxemburgo. Quizá no sabía que precisamente por esas lides lo que Eurovisión no premiaba era a grandes figuras y viendo lo que tuvo que pasar Nana Mouskouri, Alain Barriérre o Françoise Hardy, entre otros, algunos años antes no debió embarcarse en la aventura eurovisiva teniendo en cuenta que además era reincidente. Presentó con timidez para abrir la gala de 1958 el tema “Nel blu di pinto di blu” que había ganado en Sanremo, y lo quería intentar en Hilversum. Entre las competidoras dos antiguas ganadoras, Lys Assia y Corry Brokken, y cómo competencia arrebatadora el saber hacer y la experiencia más que probada del Príncipe Blanco de la canción francesa, el gran André Claveau. Pero con destreza salió del envite y se colocó tercero de la lista. Su tema sería música de todo una época, casi el “segundo himno italiano” y que me perdonen, pero así lo calificaron en Italia que todos sabemos lo tremendos que son para lo suyo. Viven sus triunfos con un afán envidiable y nunca están faltos de ese sentido patrio que otros califican de estar todo el día mirándose el ombligo, pero ellos son así, “sempre compleménti”.

Domenico volvió en 1959 y tuvo otro sonado éxito con “Piove” más conocida por “Ciao, ciao bambina” y que versionarían tantos cantantes, la más conocida una malograda Dalida que por entonces era la gran diva sexy de la chanson francesa. Y sólo fue sexto en Cannes, síntoma de que a lo mejor su destino no estaba marcado en Eurovisión, el tercer intento fue cómo hemos comentado un jarro de agua fría. Pero eso no mermó su fama internacional, sólo hirió su ego de artista que por fin, ahora que hace once años que falleció Modugno se recordará en Copenhague el próximo 22 de octubre.

A France Gall no le gusta la etapa de “niña prodigio” con la que despuntó en Francia su país natal en los años sesenta. Es más, no quiso ir a la celebración del 25 Aniversario de Eurovisión en Myssen, dicen que por compromisos laborales, queda dicho. Lo cierto es que cuando ganó el 20 de marzo de 1965 en Nápoles no era más que una adolescente un poco encauzada por las directrices de su papá, el señor Robert Gall y Serge Gainsbourg, compositor y autor de su sonado “Poupée de cire, poupée de son”. Tras el tema “Tom Pillibi” de 1960 y el “Non ho l’étà” de 1964 se hizo un fenómeno de masas como los tres temas que más pegaron en la primera mitad de los sesenta. Fue un bombazo, desde su puesta en escena, fotogénica como pocas con ese aspecto de lolitismo tan estudiado por los mánagers y que disparaba los récords de ventas en las tiendas. Era la gallina de los huevos de oro de la que ningún país renunció. Aquí también tuvimos nuestras lolitas, otras fueron imitadoras y algunas imitadoras del tres al cuarto, que salían como churros hasta romper la preciada gallina y todas hartarse de la pose de niña mona para desmelenarse allá por los setenta, cuando las revoluciones hicieron eco en los jóvenes europeos. ¿Irá la guapa Isabelle, nombre real de France a Copenhague el 22 de octubre y la veremos cuarenta años después? Eso es algo que me permitirán que dude, pero por lo menos está invitada, a ver si hace como en 1981 que nos deja con un palmo de narices y hace mutis por el foro.

No podía faltar en la lista “Congratulations” de Cliff Richard, que aunque fue segunda en Eurovisión 1968, ganó en popularidad no sólo a Massiel, Isabelle Aubret o Sergio Endrigo, sino a todos los temas de los años sesenta no superado hasta el rutilante éxito de ABBA. Cuando los británicos dejaron atrás los crooners y divas de medio pelo y se lanzaron a la canción festivalera se comieron a todos en la batalla final de los votos. Ya sentó precedente la simpática Sandie Shaw con su “Puppet on a string” en 1967, que nadie entiende cómo ha caído de la lista de los catorce privilegiados en pos de otras mediocridades. En el Albert Hall de Londres fueron a arrasar ese mítico 6 de abril como anfitriones. La fiesta se la amargó la furia española que por aquellos pagos se premiaba muy y mucho en nuestro país. Pero el barroco Cliff, ídolo del rock, pasado a la canción fácil y festivalera pasó a la historia con un tema que no es precisamente de los que más aprecia de su repertorio. Con todo, es más que probable que esté en la Gala de Copenhague, tan maqueado como siempre, tan pulcro y vistoso marcando estilo, que de eso tiene a toneladas.

“Cruel destino” el de Cliff Richard en quedar siempre detrás de España en Eurovisión. Le volvió a pasar el 7 de abril de 1973 en Luxemburgo. El conjunto Mocedades le ganó por dos tantos, uno más que con Massiel. Nadie esperaba que aquellos chicos vascos (Carlos, Javier, Roberto, José, Amaya e Izaskum), tímidos, con trajes multicolorín fueran a dar la campanada con un tema delicioso, en palabras del mismo Calderón “demasiado bueno como para ir a Eurovisión”. Gustaron y mucho aunque sólo fueran segundos detrás del ímpetu, vozarrón y belleza de la francesa Anne-Marie David que daba el cuarto triunfo al Gran Ducado de Luxemburgo. Aquí llovió ríos de tinta y se criticó mucho la victoria de Anne-Marie David. Pero como dicen que el tiempo pone todo en su sitio, Mocedades ha desbancado a la David de la lista de los más prestigiosos para luchar por ser el mejor tema de la historia eurovisiva, que no es moco de pavo. Sólo desear suerte a Mocedades, a Juan Carlos Calderón y a la misteriosa cantante que tenga la suerte de poder entonar tan preciada melodía en Copenhague.

Quién iba a decir a aquellos rimbombantes chicos suecos, que años después serían historia viva del pop del siglo XX. Pues sí, el Reino Unido que casi siempre es escenario de los grandes momentos musicales celebró la decimonovena edición de Eurovisión el 6 de abril de 1974 desde la turística ciudad de Brighton. Allí había figuras de la canción ya consagradas y conocidas en sus países, algunos en todo Europa, como Gigliola Cinquetti, Romuald, Ireen Sheer, Peret o Olivia Newton-John. Pero ninguno hizo sombra a Frida, Agnetha, Björn y Benny que se llamaban grupo ABBA. Esas dos parejas de enamorados representaron a Suecia y ganaron con “Waterloo”, tema que quedó impreso con letras de oro en la historia de la música, no sólo de Eurovisión, sino también de todos los tiempos. Aunque tuvo sus más férreos detractores, en su país sobre todo, los británicos les adoptaron en los primeros años para hacerlos figuras internacionales hoy respetados a más de veinte años de su descomposición como grupo. Dicen que el ego de cada uno no permitió que permaneciesen juntos por más años cuando su fama fue en declive a inicios de los ochenta, y según comentan ellos “perdieron la ilusión por cantar” esfumándose la magia. La depresión, en todos los sentidos de la palabra, tal y cómo la viven los nórdicos, pudo con ellos y su unión. En solitario han sido sombra de algo que ya no cuajaba. Y ahora han recobrado la ilusión, por lo menos tres de los componentes del cuarteto, todavía tienen que contagiar a una reticente Agnetha, gracias a los revivals de sus canciones por todo el mundo puesto en otras voces en forma de comedia musical al más puro estilo del West End. Todo sea por ABBA, y que me huelo serán ellos los ganadores de la competición al final del camino, en ese 50 Aniversario. Los teléfonos echarán chispas en Europa, sobre todo desde Escandinavia.

La versión inglesa de ABBA quiso ser Brotherhood of Man, pero como el molde estaba roto sólo se comieron las migajas que los otros desechaban. Tras una etapa de éxitos sonados entre 1975 y 1978, se desvanecieron y pasaron de moda al no saberse renovar y eso que tras el conjunto inicial el cuarteto se fue renovando con nuevas figuras, incluso quisieron volver a Eurovisión 1983, pero eso es ya otra historia. Pues sí, el 3 de abril de 1976 irrumpieron en escena Lee Sheriden, Martin Lee, Nicky Stevens y Sandra Stevens para abrir la gala en el Teatro del Palacio de Congresos de La Haya. Gustaron y de qué manera con su vaivén de cabeza, sus pasos estudiados a milímetro y su estilo fresco y veraniego, que ya se presagiaba sería la canción de la canícula en todo Europa. Los cuatro estuvieron en Myssen en 1981, esperamos verles en Copenhague ya que forman parte de la historia de este Certamen, todo el mundo recuerda ese pegadizo “Save your Kisses for me” o “Guarda tus besos para mí”.

Johnny Logan, de nombre real Sean Sherrad, es el único cantante que participa con dos temas ambos ganadores en sendas ediciones de Eurovisión 1980 y 1987. Este australiano nacionalizado irlandés bate el récord de victorias con tres, dos como intérprete y otra como autor del tema que cantó Linda Martin, “Why me” en 1992. Y estuvo a punto de ganar también en 1984 con la misma intérprete y la movida “Terminal 3”. Es un afortunado y como dijo Beatriz Pécker cuando retransmitió el Festival del ’87 “a este hombre le van a contratar para todos los años porque tiene una suerte increíble”. Lo cierto es que la balada de 1980, “What’s another year” se hizo un gran éxito internacional, de una calidad muy buena aunque muchos la trataron de ñoña. Pero ya conocemos como se andaban los críticos musicales en los ochenta con todo lo que hacía referencia al Eurofestival, peores críticas nunca se han visto porque estaban en contra de todo lo que olía a Eurovisión. A eso también nos hemos acostumbrado los seguidores del show anual. Y volviendo al afortunado Logan, con “Hold me now” no tuvo tanta repercusión internacional porque el Eurofestival también estaba en un momento de crisis grave no solventada hasta finales de los noventa con el nuevo auge del Certamen gracias a los nuevos aires venidos del Este. A ver qué pasa en Copenhague el 22 de octubre, porque seguro que Logan está allí el primero, por lo menos nunca falla a lo que tenga que ver con el Festival del que es un gran aficionado a la par de deberle tanto y él juega con dos papeletas en ventaja con los demás. ¿El por qué? todavía no se sabe, aunque digan que ha sido por votos. La cuestión es que han quitado la oportunidad de lucirse a otro u otra y mira que han sido muchos los que se han quedado en el tintero, qué le vamos a hacer… Francia y Holanda se han quedado sin representación y eso que son miembros fundadores y han ganado 5 y 4 veces respectivamente.

En medio de Logan está la alemana Nicole que con la balada “Ein Bisschen Frieden” pide un poco de paz al Mundo, ahora y como antes que tanta falta viene haciendo. Este tema fue muy exitoso en 1982, se hizo la versión en español cantado por Nicole con un fuerte acento teutónico. Alemania conseguía su primera victoria después de presentarse religiosamente año tras año desde la primera edición con temas y artistas brillantes casi siempre. La chica tenía 17 años cuando ganó y recordó a otras que en la adolescencia triunfaban en el Eurofestival, del tipo Gigliola Cinquetti, France Gall o Dana. Y le seguirá en racha otra como Sandra Kim, esta aún más tierna infante. No creemos que dé la sorpresa Nicole y su presencia ahora con los 40 cumplidos puede ser memorable por ver como se cambia a lo largo de los años. Yo estoy intrigadísima en saber como irá, qué se pondrá, si cantará o estará entre los selectos invitados, a ver qué pasa…

La que si creo se venderá cara para la reunión de antiguos alumnos es la gran diva de la música internacional, Céline Dion. Cuando ganó en 1988 en representación de Suiza con “Ne partez pas sans moi”, que por cierto esta delegación no se comía un colín desde su debut en el primer Festival, era una sencilla chica canadiense que ya había grabado algunos éxitos desconocidos fuera del área francófona. El Festival fue como frontera en medio de su carrera porque no sería la estrella que ahora es hasta finales de la siguiente década, cuando se hizo todo una diva hollywoodiense gracias al bombazo que supuso el poner la voz a la banda sonora del film “Titanic”. De ahí al cielo, nunca se ha visto desde ABBA o Olivia Newton-John volar a una estrella tan alto. Ella dará sello de lujo a la gala, si está allí miel sobre hojuelas. Por lo menos quedará en acta que ella también fue a Eurovisión. Lo único, que teniendo en cuenta lo devota que la Dion es de su imagen, si ponen alguna de su triunfo no sabemos cómo se lo tomará porque no parece la misma. Los bisturíes han hecho milagros, y el peinado, ¡Dios mío cuando se vea como salió!. Creemos que lo sabrá encajar que el cambio ha sido para mejor y que los 19 años los tenía entonces, no ahora aunque cueste creer que una persona cada año parezca más joven.

La década de los noventa estará representada por la intervención de Dana International, la cantante transexual que ganó por Israel en 1998 con su “Diva” relanzando el Festival y devolviéndole los bríos de antaño. Con ella se renovaron todas las delegaciones al año siguiente volviéndose más atrevidas. Ella rompió moldes a pesar de tener a todo un batallón de retrógrados en contra. Se saltó la línea del conservadurismo que envolvía a este Certamen. Abierta la veda, nada más había que innovar cada año más con números si cabe más osados y vistosos. Dana International, que era la antítesis de otra Dana más conservadora y ganadora también en un lejano 1970, esperemos esté en Copenhague con sus vestidos chic y dando un toque de atrevimiento que vendrá bien a la Gala que por esos derroteros andará algo anquilosada en la balada convencional, si canta ella, no hay color con otra que la quiera imitar, porque como ella no hay dos.

Dejando la década de los noventa casi en sequía de éxitos saltamos al nuevo milenio sin saber cómo y porqué con los Olsen Brothers y su “Fly on the wings of love” de 2000 que aunque levanten pasiones en la sala por jugar en casa y entre la entente escandinava, en los pagos mediterráneos ni fu ni fa. No es lo que se diga un tema muy significativo en la historia de Eurovisión teniendo en cuenta que han caído de la lista temas inolvidables por el público como el “A-ba-ni-bi”, “Hallelujah”, “Puppet on string” o “Making your mind up”, estos dos últimos hubieran dado una marcha a la noche increíble porque son lo más festivalero nunca visto y de eso se trata, de hacer un revival. Si nos metemos con tres temas para acabar que distan cinco años entre ellos no hacemos nada. En fin, supongo será para no dejar sin promoción a nuevas estrellas de la esfera eurovisiva reciente, como las dos siguientes chicas, la turca Sertab Erener y la griega Helena Paparizou, para alegrar el cotarro mediterráneo aunque ambas se vendieron al inglés, si no ¿hubiesen ganado en 2003 y 2005 respectivamente?. Y cómo ellas están en la memoria de todos por la reciente de su triunfo no añado más, porque el final promete marchoso con “Everyway taht I can” y “My number one”, temas de fuerza intepretativa muy representativos de los derroteros de espectáculo, derroche de vestuarios y coreografías barrocas y muy estudiadas para acabar el show.

Esto por lo que refiere a los que optan a alzarse con tan insigne premio de ser el mejor de todos los tiempos, pero esperemos tiren de archivo para que podamos volver a ver las imágenes del pasado, que es lo que más choca, lo más genuino de este show y todo no se quede en un Festival de versiones tamizadas por otros. Hay que honrar a los que fueron estrellas eurovisivas, para hacer de la noche una gala mágica como un túnel a través del tiempo, los votos, las presentaciones, escenarios y demás zarandajas que tanto nos gusta a los seguidores y creo puede hacer gracia a los que no lo siguen habitualmente que es el gran público a fin de cuentas.

Reyes del Amor 19/07/05

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