LA MALDICIÓN CHEN AHARONI

¡Hola a todos! Por fin me decido a publicar una columna en esta página, algo que he querido hacer desde que existe la posibilidad. Al fin y al cabo, soy eurofán desde hace mucho (mis primeros recuerdos son de 1995, cuando apenas contaba seis añitos) y visito e-s.com casi diariamente. Aquí, como habréis adivinado, hablaré […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LA MALDICIÓN CHEN AHARONI

¡Hola a todos! Por fin me decido a publicar una columna en esta página, algo que he querido hacer desde que existe la posibilidad. Al fin y al cabo, soy eurofán desde hace mucho (mis primeros recuerdos son de 1995, cuando apenas contaba seis añitos) y visito e-s.com casi diariamente. Aquí, como habréis adivinado, hablaré de Chen Aharoni y de la trayectoria de Israel, su país de origen.

Es posible que no todos lo conozcáis, así que empezaremos por el principio. Chen Aharoni es un cantante israelí que se presentó a la preselección de la IBA en el año 2011. Era uno de los máximos favoritos, pero le tocó competir contra Dana Internacional y, finalmente, fue ella la que ganó el billete a Düsseldorf, donde no consiguió pasar del 15º puesto.

A pesar de todo, Israel es uno de los países más queridos y aclamados de la historia de Eurovisión; prueba de ello son sus tres triunfos. Desde su debut en el año 1973, cuando consiguieron un meritorio cuarto puesto, han apostado por buenos intérpretes, nos han regalado grandes temas y hasta han conseguido una identidad propia, con sus letras mayoritariamente en hebreo y sus cuidadas coreografías. Bastaba con ver los primeros segundos de cada participación para saber de dónde procedía la canción y que presumiblemente acabaría entre los primeros puestos. Lo cierto es que sólo se habrían llevado mis doce puntos en 1985 (¿guilty pleasure?), pero han enviado auténticos temazos en numerosas ocasiones. Algunos de mis favoritos son los de los años 1977, 1982, 1983, 1990, 1991, 1992, 1995, 2005, 2008 o 2010… Incluso cuando bajaron un poco el nivel han sido destacables, como con las banderitas que sacaron en el año 2000, el espectáculo que dieron en 1987 o la, en mi opinión, injusta eliminación de 1996.

Sin embargo, parece que en los últimos años este país no levanta cabeza. En 2011, la propia Dana Internacional, la artista más mediática de su semi, se quedó a las puertas. El grupo Izabo corrió la misma suerte en 2012, a pesar de ser de los primeros en apostar por música indie en el festival. La clásica balada Rak bishvilo estaba entre las favoritas de muchos, pero tampoco consiguió el pase. Mei Finegold llevó una canción potente y apostó por una puesta en escena enérgica que entusiasmó a muchos seguidores del festival… y que sólo le sirvió para estar por encima de los desconcertantes georgianos.

Reconozco que yo habría dejado fuera de la final a Israel en los tres primeros años. En 2011, 2012 y 2013 hubo muy buen nivel y no todos pueden pasar. Sin embargo, la mala posición de Mei y el hecho de que nunca consiguieran la clasificación son un misterio sin resolver… Hasta ahora.

Mi teoría es que a este país le cayó una maldición cuando dejaron pasar la oportunidad de llevar al ya mencionado Chen Aharoni y la preciosa Or en aquel ya lejano 2011. No sólo porque llevan cuatro años seguidos sin pasar a la final, sino porque ahora los problemas de la IBA ponen en peligro su continuación en el festival. Dicha maldición afecta a dos cosas en las que Israel era especialmente emblemático: sus buenos puestos (como ya hemos comentado) y sus característicos coros; y es que también en este apartado han perdido su hegemonía. Sus puestas en escena eran las más vistosas, y son inolvidables las actuaciones de ediciones como las de 1982, 1983, 1985, 1995 o 2008, en gran parte gracias al buen hacer de los coristas. Ahora le han tenido que ceder el puesto a Eslovenia, otra de mis debilidades, que ha llevado los mejores coros en las ediciones de 2011, 2012 y 2014 (siempre en mi opinión, claro está. Un saludo a Martina Majerle, por cierto).

Vale, ahora en serio. En realidad, sólo quería hacer un pequeño homenaje a este país ahora que su participación está en la cuerda floja y presentaros Or a los que no la conozcáis. Creo que es una auténtica joya musical (estaría nada más y nada menos que en el undécimo puesto de mi clasificación personal de la historia de Eurovisión) que podría haber hecho un buen papel en Düsseldorf, y cruzo los dedos para que Chen Aharoni lo vuelva a intentar en el futuro… En caso de que la IBA siga participando. Y es que, si bien es cierto que la retirada de Israel podría propiciar la vuelta de Marruecos o el debut de Líbano, considero que el festival perdería una parte importante de su identidad si tenemos que decirle adiós a Israel.

Eso es todo de momento. Espero que la columna os haya gustado, a pesar de mis teorías conspiratorias y de que mi opinión difícilmente será igual que la vuestra. También aprovecho para decir que tengo curiosidad por saber qué temas de preselecciones que no llegaron al festival son vuestros favoritos. Un saludo a todos.

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