LA GALA DE PASTORA SOLER

Todo está siguiendo su curso habitual y tras los nervios previos a la gala de Pastora Soler para Televisión Española, ya tenemos canción para Bakú, Quédate conmigo de Thomas G:sson y Tony Sánchez Olhsson. Tenemos la mejor canción de las tres propuestas, hemos conseguido llevar de nuevo una balada a Eurovisión. Para los que pensaban […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LA GALA DE PASTORA SOLER

Todo está siguiendo su curso habitual y tras los nervios previos a la gala de Pastora Soler para Televisión Española, ya tenemos canción para Bakú, Quédate conmigo de Thomas G:sson y Tony Sánchez Olhsson. Tenemos la mejor canción de las tres propuestas, hemos conseguido llevar de nuevo una balada a Eurovisión. Para los que pensaban que las baladas no son eurovisivas, se ha roto ese mal tópico, mal entendido, porque han sido grandes y muy memorables las baladas que no sólo han obtenido la victoria en un Festival con 56 años de vida, sino otras que quedaron en puestos destacados y se hicieron números míticos del show anual europeo de la canción.

Sobre mi tema favorito para este año no me pronuncié en la pasada columna, tal como pedían algunos lectores, porque esa no era mi labor este año y para nada quise influir con una opinión antes de la gala ya que el espectáculo en directo daría la evidencia de cual era el mejor tema. Mi opinión previa no era necesaria en ese momento. Ahora sí digo que llevamos una de las mejores canciones que se presentan en esta LVII Edición. Las otras dos propuestas no hubiesen sido las más idóneas con mis respetos a sus respectivos autores. 

El público contento, el jurado también, la intérprete y los eurofans, que no sé porqué se les trata como un ente aparte, cuando todos sabemos que es público también. Cuando hablamos del fútbol no decimos el público que lo ve y la opinión de los futboleros, como si se tratase de cosas muy distintas. Quizá es más fácil para los medios hablar de eurofans para quitarse un poco el prurito todavía molesto de reconocer que Eurovisión es un show de masas y no de un tanto por ciento muy reducido donde estarían esos seguidores y conocedores del show mal llamados eurofans. Además, no comprendo que haya tantos millones de “eurofans” el día de Festival viendo el show, las cifras de la audiencia son una evidencia y no me casa mucho. 

Y ahora vamos con la gala del pasado día 3 de marzo. ¿Dónde estaban los contenidos? ¿Dónde estaba nuestra pasada representante?, ¿Dónde estaban las alusiones propias sobre el Evento? ¿Era necesario hacer ese macro masaje a una artista que ya es suficiente querida en nuestro país? ¿Por qué algún miembro del jurado este año estaba tan gentil y acolito a la ilusión de la protagonista de la gala por llevar una balada cuando el año pasado tuvo una reacción totalmente inversa? ¿Por qué el publico estaba apiñado cual mercado o bazar turco levantando la cabeza a ver si pispaba algo? ¿Era necesario un escenario tan grande para una solista y sus duetos? mientras los pocos invitados, por cierto, estaban apelotonados junto a las mesas de los autores como si no hubiera suficiente espacio en el plató. Son muchas las preguntas que no sólo me he hecho yo sino que se ha hecho muchas de las personas a las que he ido preguntando sobre el tema. 

Es imposible hacer una gala tan larga tratando sobre Eurovisión sin hablar de la historia del Certamen, de los rivales de este año, que ya los había y muchos escogidos, de las grandes figuras de la canción que se presentan, de las baladas, de los temas mal llamados festivaleros, de los éxitos de un Certamen de más de medio siglo de andadura. Era normal que la presentadora estuviese como en un puro desconcierto por momentos concretos. No sé cómo la gran Anne Igartiburu pudo aguantar el tipo tanto tiempo, sin poder recurrir a preguntas que se podían haber hecho y no se hicieron porque ese contenido se obvió. Faltaban vídeos que hubieran saneado el contenido tan y tan repetitivo en momentos clave y más cuando se sirvieron al principio de la gala los tres temas en liza, así de sopetón.

Estaba claro que era la noche de Pastora Soler, se lo merece por ser tan estupenda artista y la que será una de nuestras mejores representantes en décadas. Sobre ella ya hablé en la pasada columna y no me quiero extender. Tiene nuestro total apoyo, faltaría más. Pero creo que ella también hubiese agradecido un poco de información pedagógica sobre la historia de Eurovisión y sus rivales en esta ocasión. La hubiera liberado de que todo el peso de la gala fuese a parar a ella, era normal que a veces se la viese nerviosa, es que no le daba tiempo a relejarse un poco con esas anécdotas, historia de la música en general, que hubiese agradecido, no sólo ella sino los televidentes. ¿A quién se le ha metido en la cabeza en nuestro ente público que las canciones eurovisivas de otras épocas no interesan y que nuestros rivales tampoco? Por favor, si un programa de música no tiene música, y hay verdaderas joyas en el 57 años de show, incluida esta edición, mal andamos.

Me parece genial que se hiciese un repaso sobre la carrera de Pastora, había que hacerlo, faltaría más, pero ya sacar tanta y tanta información familiar no venía a cuento si con ello había que sacrificar otros contenidos no tan de cotilleo apretando para provocar al máximo la lágrima como si de otra cadena, que no quiero nombrar, hablásemos. Una cadena pública no puede caer en esos sentimentalismos tan manidos cuando teníamos delante un programa que forma parte de la historia musical, no sólo de Europa, sino de España. Pastora hubiese agradecido, estoy segura, ver tomas de las estrellas que han pasado por el show y las que estuvieron a punto de ir algún año, que también los hay, no hace falta que las nombre, todos sabemos de lo que estamos hablando. Y también hacía falta concretarle que para nada es necesario ser un cantante con un currículo de más de 15 años en  los escenarios para ganar Eurovisión, han ganado artistas noveles algún año, y que tampoco pasa nada por no ganar siendo una estrella, hay otra gran lista que sería imposible ponerla aquí porque además sobre eso ya he hablado y mucho en otras columnas. Es un Festival no sólo de cantantes, si no más bien de canciones. Cuando la canción es buena, el éxito está asegurado con el primer premio o sin él.

Y hablando de artistas, ¿dónde estaba Lucía Pérez? Esos juegos del escondite por parte de nuestra cadena nunca los he entendido. No se puede prescindir en ningún vídeo de la que fue nuestra representante del año pasado. ¿Es qué era la noche de las grandes estrellas? ¿Cómo les sentaría a esas grandes estrellas que sí fueron invitados de lujo si a España viniese Barbra Streisand, Liza Minnelli, Dulce Pontes, Céline Dion o la misma Madonna y ellos no pudiesen actuar en el mismo plató? ¿Cómo les sentaría? Además en este caso la comparación es justa, porque si una va este año a Eurovisión, la otra fue el anterior. Esa cuchipandi de amiguetes la podrían haber dejado para otra gala donde se hiciese un especial Pastora Soler a parte de la elección a Eurovisión. Se mezclaron cosas y así resultó, un cameo de amigos bastante innecesario en esta ocasión.

Nunca he entendido que haya artistas de primera, de segunda y de tercera regional. Eso se podrá hacer con el fútbol pero con el arte jamás. Y por si alguien pensó que Lucía Pérez es un artista novel, las narices novel. Y si nos ponemos a comparar voces y estilos ante el escenario en este país como en todos se podría hacer una gran escabechina, y eso por vergüenza torera no se hace con ningún artista, cada uno tiene su propio color de voz, y estilo, nadie es la Callas o Pavarotti aquí, no mezclemos churras con merinas. Esos desprecios son repugnantes y me indignan. Recuerdo un Festival de Benidorm donde al mismo Dyango, allá por 1976, cuando repetía la canción con la que ganó aquella edición un hand estaba ya desmontando el escenario mientras él seguía cantando. El mismo Dyango comentó lo que le costó subir, pero lo consiguió con garra y tesón.

Todos sabemos que el mundo de artisteo es muy cruel, pero lo curioso es que eso no llega de los mismos artistas, sino de los promotores, productores y las leyes de mercado puro y duro que marcan esas diferencias. Por otro lado, y me consta, estoy segura que a Pastora le hubiese encantado contar con unas palabras de nuestra magnífica representante del año pasado, Lucía Pérez, esa gallega que tras tragarse el llanto salió con una sonrisa en Alemania, con su traje rosa, y esos bailarines impuestos por la cadena en una coreografía rococó que como mucho gustaba a los niños de menos de ocho años. Menos mal que por lo menos en gran Raphael le dio un consejo a la Soler que sí mereció la pena y que a fin de cuentas también estuvo en Eurovisión, como lo estará ella este año.

Otro tema raro, raro, raro, fue esa complacencia hacía la artista que nos representa en 2012 con la que tuvo a bien darnos una Soledad Giménez totalmente entregada a la voz, el estilo, el gesto y la garra de Pastora Soler. Pero ay queridos amigos, esa no era la actitud justo un año antes. Nadie va a cuestionar que cada cual vota lo que le viene en gana, como así ha tenido en consideración en 2011 y en 2012. Lo que no se pueden es tener dos raseros de medir distintos, y lo que es bueno para una no lo es tanto para la otra. Si a la señora Giménez el año pasado el tema movidillo, con salero y gracia ya le venía bien para Eurovisión, no es posible que este año diga que la balada viene como un guante al show en representación de España. Y tontos no somos, que no me vengan con que la voces de la una y la otra son distintas, eso ya lo sabemos, aunque no seamos doctores de la música como parece que es la “señora del blues”. 

El gesto del año pasado respecto al público por parte de la señora Giménez fue una evidencia clara. Era como diciendo, a mí me da igual que llores o patalees y ese “lo siento mucho” cuando votó Que me quiten lo bailao con la máxima puntuación es lo que más me indigna. Si se hubiese regido este año por esa norma, su voto no hubiese sido la balada. 

Pero claro, es que eso de que para Eurovisión una cosa u otra da lo mismo para algunos jurados es normal si tenemos en cuenta que a mí, en mi cara me dijo “la señora del blues y las versiones de boleros” que en realidad el Festival no lo sigue porque no le motiva lo más mínimo, es más, jamás se presentaría a un show así. Tampoco eso es un secreto y desde aquí aprovecho para saludar a una chica que es la actual voz de Presuntos Implicados, Lydia, y que ella sí estuvo en Eurovisión. 

La lista de personas que al Festival han ido es tan apabullante que creo a la señora del jurado en cuestión quizá le sonrojara saber que más hubiese querido compartir escenario con ellos. Lo digo por si para algún artista, de estos que se creen de primera, es sonrojante lo de Eurovisión, que repase la lista de estrellas que han ido, y los estilos más que variados se han presentado. Quizá estudiando un pelín sobre un Evento, que al fin y al cabo van a juzgar como jurados, les vendría bien para no caer en tópicos en los que una estrella de la música como algunos se consideran no pueden caer, para evitar que se les trate de simplistas. Se puede ser licenciado en música, autor, promotor, cantante de éxito, lo que se quiera, pero si no se conoce el show desde la tripas, ¿de qué estamos hablando y qué estamos juzgando?

Sobre el público presente en sala, no sé porqué se juntaron tan pocas personas y de pie, pobrecillos, debieron quedar hechos unos zorros levantando el cuello cual avestruces, claro si no verían nada, qué lástima y mira que había espacio de sobra en todo el plató. Tampoco entiendo porque los miembros “eurofans” que escriben para medios especializados debían salir al escenario hablando de pie. Siquiera debían haber estado sentaditos, para hacer las preguntas un poquito más reposados y cómodos en ese macrosofá color morado donde sí se pudieron sentar otras personas, artistas, diseñadores y familia variada.

Por otro lado la aportación de diseños de vestuario no entiendo muy bien que pintaba si para eso se sacrificó sacar vídeos musicales. Ya tendremos tiempo de ver vestiditos, Pastora y sus mánagers tienen más de dos meses para investigar qué traje le quedará bien. Lo que me da pavor es que a alguien le de por las coreo, no por favor, más coreografías no, en este caso sería un dislate. Es que en general era todo un sin ton ni son, con tal de no hablar de Eurovisión y de canciones, que no es un pase de modelos o de frikis, vídeo resumen recurrente todos los años y que ya pone de los nervios a cualquiera. Señores pongan ustedes momentos culminantes de éxito, calidad musical y glamour, que no están vendiendo un show del tres al cuarto, sino uno de los encuentros musicales más famosos y con más solera de todo el año a nivel mundial, por favor… Se puede buscar la parte graciosa de la cuestión, pero con contenido y arte, que estamos hablando de arte, qué narices. Pero eso es tan sólo un consejo que se puede tener en cuenta o no, es tan sólo mi punto de vista.

Para no acabar con mal sabor de boca, dejo lo único que valió la pena de la noche, que es la voz de Pastora Soler, radiante hasta decir basta, cantando como los ángeles y sabiendo que lleva la mejor propuesta de la tres posibles. La presión para la artista en los días siguientes será dura, pero ya vaticino que tiene mucha estrella, garra y carisma y eso está por encima de todo lo demás. No importará la plaza conseguida, no importó cuando Paloma San Basilio, Sergio Dalma, Betty Missiego, Mocedades, Raphael o Julio Iglesias no ganaron, pero sí hicieron números magistrales y eso es lo que a fin de cuentas la gente va a recordar. Suerte Pastora, ya todo lo demás comentado aquí y acullá será pasado cuando estés en el escenario azerí con tu magistral voz y esa gran canción, Quédate conmigo. Estamos orgullosos, por una vez todos a la par.  

 Reyes del Amor para eurovision-spain.com, marzo de 2012

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