JAMALA N'OUBLIE PAS

Con los tiempos que corren, donde la deshumanización es parte del sistema, uno cada vez es más consciente del valor y del camino que toma el arte en todas sus vertientes. Los verbos y adjetivos parecen tomar más significado, y los lienzos y colores, más fuerza. Es por eso que cada día me cuesta más […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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JAMALA N'OUBLIE PAS

Con los tiempos que corren, donde la deshumanización es parte del sistema, uno cada vez es más consciente del valor y del camino que toma el arte en todas sus vertientes. Los verbos y adjetivos parecen tomar más significado, y los lienzos y colores, más fuerza.

Es por eso que cada día me cuesta más defender algo que antaño era parte de mi argumento ante la llegada de canciones con tinte político, o que yo creía explícitamente político. La música, como cualquier arte, crea obras que son fieles a todas las vertientes vitales de nuestra realidad, por ello abarca cualquier cuestión, temas tan dispares como el amor, la muerte, la familia, las guerras, las celebraciones o las injusticias.

Realmente dudo que no haya existido ni una edición del festival europeo donde alguna de sus canciones participantes tuviera una mínima relación, significado, símil o inspiración en causas sociales o políticas. Lo que sí está claro, es que hay una pequeña pero resultona lista de temas eurovisivos que tienen un vínculo obvio con estas realidades a lo ancho de la historia del festival.

Así todo, la UER, en su buen hacer, evita generar un chiringuito de ideologías en un festival que, desde su origen, intenta unir, hermanar y entretener con vibraciones positivas. Lo cierto es que no es precisamente fácil definir en qué casos hay una exaltación, provocación o demanda política en un mensaje de una canción.

Esto llega porque el caracter social entra en juego. ¿Cuántas canciones han hablado en el festival de las guerras? Creo que ya se cuentan por decenas. Pensamos que, como su mensaje trata la paz de manera explícita o implícita, entendemos que no hay un mensaje político, aunque en realidad también lo sea. Llega a mi cabeza como un flash N'oubliez pas (No olvidéis), el título de Francia 2015, por ejemplo. Empiezan ahí las delicadas líneas de las reglas, cuando hablamos de este tipo de lacras sociales, relacionadas con la historia, la política y los intereses socio-económicos.

Con ello, en ocasiones surgen canciones como la de Jamala -que bien podría ser la de Lisa Angell si comparamos ambas letras-. Las dos relatan el robo de una vida, el lloro de un pueblo, la demanda de una injusticia. La ucraniana no habla explícitamente de los comunistas, ni de los nazis, pero el arte siempre va más allá. Hace uso de dos frases en tártaro y el título con la referencia temporal ubica al oyente y/o espectador en la cruda historia que la cantante interpreta.

¿Hasta qué punto contar la historia de una víctica es política? ¿Lo fue la de Lisa Angell? ¿Tenemos que trabajar todo el mensaje de la canción, hacer una doble lectura y complementar el mensaje real del tema con la reciente “anexión” de Crimea por parte de Rusia para culpalizarla por expresión política? ¿Donde acaba la expresión social y comienza la llamada “expresión política o de naturaleza similar” del reglamento?

Hay una escala de grises muy importante en este tema, y más cuando hablamos de cualquier tipo de expresión artística, ya que su magia reside en la subjetividad, en la emoción y en los mensajes, no siempre directos y explícitos. A veces hay que ver más allá de una letra y de una forma de expresión. Pero también hay que saber poner un límite en qué debe considerarse política y qué no, algo muy delicado. Una cuestión es el mensaje y otra la imaginación y reflexión del receptor.

¿Es para ti 1944 una canción con “expresión política o de naturaleza similar”? En lo que a mi respecta, tras estudiarla, incluso tomando en cuenta el título, diría que no. Al igual que no me lo parecieron ninguna de las canciones sobre las guerras que llevamos aceptando anualmente en los últimos años. Y no retocaría nada. Nada.

Y como me niego a terminar una columna de este calibre sin hacerlo con música. Ahí va. La actuación que catapultó a Jamala a la fama. La que la llevó a la victoria en el festival New Wave 2009.

Gracias por haber llegado hasta aquí. Te espero en los comentarios, Facebook o Twitter para seguir desgranando todo lo relacionado con Estocolmo 2016.

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