¡EXTRA! ¡EXTRA!

Queridos amigos y lectores de eurovisión-spain No hay mayor privilegio y orgullo para un seguidor del Festival de la Canción de Eurovisión que el de escribir su propia columna de opinión en la página web más importante de Eurovisión de España. Después de esta entradilla que parece más bien redactada por el que hace al […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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¡EXTRA! ¡EXTRA!

Queridos amigos y lectores de eurovisión-spain No hay mayor privilegio y orgullo para un seguidor del Festival de la Canción de Eurovisión que el de escribir su propia columna de opinión en la página web más importante de Eurovisión de España. Después de esta entradilla que parece más bien redactada por el que hace al Rey el Mensaje de Navidad de Nochebuena, me gustaría presentarme brevemente y deciros en qué va a consistir La Mirada Eurovisiva:

Me llamo José María, descubrí el festival de Eurovisión por casualidad mientras estudiaba griego y más o menos fue así… Yo, apasionado de los idiomas, me encontraba plácidamente en mi sofá estudiando las declinaciones de la lengua helena mientras encendí la televisión y conecté con esa emisora que todos dicen ver (por eso de los documentales) pero que después tiene el índice mínimo de audiencia al mes, o sea, La 2, cadena de nuestra famosa y archiconocida TVE. Era curioso, una tal “Russiana” (véase la ironía, gracias Pécker) cantaba en un idioma que desde luego no era español. Interesante… Así me tragué todos los videoclips de las canciones que ese año participaban en la Semifinal del Festival de la Canción de Eurovisión de 2004.

Yo sabía de la existencia de este festival desde pequeño. Además vi las ediciones de 2001, 2002 y 2003 con interés como cualquier españolito que ese día pretende ver cómo la bandera de su país gana puntos y asciende puestos. Ese año mi visión sería diferente, pues se convertiría en una “eurovisión” y con el tiempo y la experiencia en La Mirada Eurovisiva.

Desde entonces comencé a interesarme por el “concurso de los idiomas”, porque es cierto que es un concurso de canciones, pero para mí las lenguas prevalecían en aquel momento. Cada año ha sido diferente y mi pasión ha tomado colores distintos, creo que es algo que todos hemos experimentado.

Todas estas sensaciones, experiencias, emociones, pasiones y opiniones que he vivido, me gustaría exponerlas y darles forma así como apariencia a través de esta columna. Pero La Mirada Eurovisiva no será un diario donde confiese mis logros amorosos (¡vivan los sueños!) ni donde os relate cómo TVE planeaba conquistar Europa a través de las canciones que ha enviado a nuestro amado (y a veces idolatrado) festival.

La Mirada Eurovisiva será una fuga de crítica, una ventana, o puerta (para los que padezcan de mareos y/o vértigos) para todos aquellos que quieran leer lo que escribo o escribir sobre lo que han leído; para gustos, las canciones de Eurovisión. ¿Acaso no merecen crítica (ya sea positiva o negativa) las injusticias eurovisivas que se han producido mucho antes de que Carola tuviera acné o las obras maestras que se han retransmitido en los festivales del blanco y negro o incluso los modelitos que hicieron estropear los tapizados de nuestros sillones?

La Mirada Eurovisiva también tendrá momentos de melancolía: nos trasladaremos a los años del “Clasicismo Eurovisivo”, así como hablaré sobre algunas canciones que fueron interpretadas en lenguas poco conocidas pero dignas de mención debido al mensaje que contenían. Eurovisión es una caja de bombones (¡viva el colesterol!), a la par que es una caja de Pandora (¡viva la crispación!).

Eurovisión es un mundo en sí al que todos pueden acceder pero muy pocos podemos comprender. No todos pueden hablar de Eurovisión y ya os diré la razón (¡qué pareados me salen eh!).

Ladies and gentlemen, madames et messieurs el espectáculo acaba de comenzar y vosotros no sólo sois mi público sino que también mi jurado. Espero no decepcionaros, espero poder aportar juicio, crítica, opinión y debate pero lo más importante para mí es que espero simplemente aportar.

Un abrazo, José María 16 de octubre de 2008

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