Eurovisión: festival exclusivamente gay
No es nuevo que cada año, por estas fechas, alucine con las reacciones, comentarios y posiciones de muchos de los que visitamos y compartimos “Eurovision-Spain”. A la publicación de cualquier noticia, vídeo o sondeo se suceden inmediatamente reacciones exaltadas, encontradas y en muchas ocasiones sin ninguna base lógica, ya que si hablamos exclusivamente de gustos, éstos son tan lógicos como variedad de personas ven el ESC.
En estos días veo especial animadversión contra la candidatura rusa de este año. Según muchos de vosotros, no debería ganar por representar al pais que representa, Rusia, donde entre otras muchas cosas, se discrimina y persigue en pleno siglo XXI a gays, lesbianas y transexuales. Pero ¿qué pasa si el público de Eurovisión decide que Rusia es la que más gusta este año? He leído a alguno de vosotros decir que “los gays son los únicos que tiran piedras sobre su propio tejado” (por defender la candidatura rusa), por no hablar de los descalificativos hacia Sergey Lazarev, por el simple hecho de ser ruso. Este año hay muchas y muy buenas candidaturas: Francia, España, Letonia, Italia… Grandes intérpretes, grandes composiciones y producciones de lujo (en mi opinión). Pero también Rusia creo que lleva una candidatura sobresaliente. Por el mero hecho de ser ruso ¿debemos “lapidarlo” aunque musicalmente y artísticamente esté entre los mejores? Pues yo creo que no.
Da la impresión de que sólo tienen derecho a opinar, y están en posición de la verdad, ciertos eurofans gays. Los más “ruidosos”, los más despectivos y los que parece que utilizan el festival como si de una gaypride se tratara. Somos muchos los gays que no utilizamos el festival como una gaypride. Somos muchos los que no nos hace falta alabar el pelo de Amir y decir que está muy bien porque tienes de donde agarrarte, porque su tema y su interpretación son lo bastante buenos como para darle 12 puntos. También somos muchos los gays que creemos que Sergey sería un digno vencedor este año. Y no por ello tiro piedras sobre mi propio tejado, ni creemos que se esté favoreciendo de este modo la opresión de gays, lesbianas y transexuales en Rusia.
Quizás la celebración de un nuevo ESC en Rusia sirva para poner un grano de arena en la normalización del colectivo ruso, o quizás no. Pero atacar una candidatura sólo por el lugar del que proviene me parece ser “una mamarracha”. Por esa regla de tres, Massiel nunca debería haber ganado Eurovisión en el 68, representado a un país que era en ese momento una dictadura fascista, con miles de presos y torturados sólo por su orientación sexual. Pero ganó, y en el 69 Madrid celebró el festival. Si gana Rusia, el año que viene el que quiera ir que vaya y el que no que se quede en su casa; a nadie se le obliga que yo sepa. Si así sucede, allí estaré apoyando a la candidatura española (si me gusta, porque el tema del chovinismo exacerbado daba para otra columna), y apoyando lo que haga falta, si se tercia, en un país como es Rusia.
Eurovisión no es una gaypride, ni el eurofan es exclusivamente gay. Eurovisión es lo que es: un gran espectáculo musical, crisol de tendencias, culturas, países, artistas y melodías. Hacer como tuyo y exclusivo algo que no lo es es de necios. Y como dije al principio es una opinión y como tal habrá tantas similares y encontradas como seguidores del ESC.