EUROVISIÓN DE 1980. VEINTICINCO ANIVERSARIO.

Como sobre “Congratulations” ya hay varias columnas que han tratado el tema, y yo lo quiero analizar con algo más de detenimiento lo dejo para más adelante, cuando los vientos se calmen. Ahora quiero recordar cómo fue la edición de 1980 donde ganó Johnny Logan con “What’s another Year” por Irlanda y que estuvo también […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EUROVISIÓN DE 1980. VEINTICINCO ANIVERSARIO.

Como sobre “Congratulations” ya hay varias columnas que han tratado el tema, y yo lo quiero analizar con algo más de detenimiento lo dejo para más adelante, cuando los vientos se calmen.

Ahora quiero recordar cómo fue la edición de 1980 donde ganó Johnny Logan con “What’s another Year” por Irlanda y que estuvo también en “Congratulations” quedando en el puesto duodécimo de las “catorce elegidas”.

Fue un Festival políglota. Además de la presentadora anfitriona Marlous Fluitsma, la de los teléfonos de colorines que más tarde contaré, fueron varios presentadores, en forma de Torre de Babel, uno por delegación. En realidad parecía una convención de las Naciones Unidas en pleno. Con tanto idioma y presentadoras y presentadores con los tulipanes detrás despistaba un poco, porque perdías la noción de la ubicación. En fin, se quiso homenajear así el Veinticinco Aniversario llevando los idiomas de los países participantes no sólo en las presentaciones sino en las canciones. Y eso que ahora a algunos les parece una locura, antes formaba parte del encanto eurovisivo.

Los presentadores por cada país, y que casi nadie recuerda en las crónicas sobre este Festival, fueron: Chris Lohner por Austria, Sebnem Savasçi por Turquía, Kelly Sakkakou por Grecia, Michèle Etzel por Luxemburgo, Bouzidi Mohamed por Marruecos, Beatrice Cori por Italia, Jorgen De Mylius por Dinamarca, Ulf Ëlfving por Suecia, Lylian Stambac por Suiza, Heikki Haarma por Finlandia, Ase Kleveland por Noruega, Caroline Reiber por Alemania, Noel Edmus por el Reino Unido, Eladio Climaco por Portugal, Marlous Fluitsma por Holanda, Evelyne Dheliat por Francia, Thelma Mansfield por Irlanda, Mª Cruz Soriano por España y Arlette Vincent por Bélgica.

La crónica para España la hizo Miguel de los Santos que proporcionaba bastante información sobre los cantantes que participaban y de Historia del Festival, aunque su tono de voz era algo apático, como si se fuese a dormir en el micrófono, pero eso también era típico por parte de nuestros enviados en los años ochenta.

Se reunieron el 19 de abril en el Congresgebouw de La Haya, como en 1976, diecinueve países. Debutó Marruecos, se estrenó con una balada preciosa e hizo mutis por el foro para las siguientes ediciones. La delegación israelita que no participó ese año, y eso que habían ganado en 1979, dejó el hueco para Marruecos. Pero al volver en 1981 protestaron por la participación de otro país musulmán a parte de Turquía en Eurovisión y cómo eran más veteranos que los debutantes, se respetó su antidemocrática petición. Cosas de la política que también trascienden a las canciones, qué horror.

Y ahora las canciones. Fue un año variopinto, de colorín, vestimentas propias de una fiesta de disfraces, algunos trajes muy imaginativos, otros folclóricos, otras vestidas de vampiresas, para matar, arrebatadoras hasta la médula, y mucho galán aterciopelado, mezclados con roqueros un pelín insolentes y algún cirquillo desperdigado del tres al cuarto que hizo que el show fuera uno de los más entrenenidos que se recuerdan.

Empieza la “tarantella” con el conjunto austríaco Blue Danube, muy conjuntados, muy monos ellos y muy graciosas ellas, en plena efervescencia festivalera con el tema “Du bist Musik”. Eran tres chicos donde destaca la presencia de guapísimo Marty Brem que volverá al Eurovisión en 1981, y dos chicas. Ellos sobre todo le ponían un énfasis al tema, que para iniciar la Gala subía los ánimos al más pintado. Como en 1974 y en los años sucesivos estaban de moda los conjuntos mixtos. Se explotó la fórmula hasta la saciedad en los años siguientes con distintos resultados, siempre queriendo emular el éxito de ABBA, Brotherhood of Man o Milk and Honey, aunque algunos se dieran en batacazo de su vida. En el caso de Austria este año no quedaron mal, octavos con 64 votos. No obtuvieron ninguna máxima puntuación pero les iban dando alguna cosita cada jurado y al final se pusieron delante de temas mejores como el de Suecia, España o Marruecos, por poner tres que no están nada mal.

Turquía llevó a la extremada y bellísima Ajda Pekkan, la más guapa de la noche. No cantaba mal pero el tema “Petro’il” era muy folclórico para la época, tenía unos ritmos demasiado étnicos para los gustos tan comerciales y festivaleros de entonces. Tuvo pocos votos, 23, pero fue curioso que 12 le llegaran del jurado marroquí, que precisamente por eso del sabor musulmán del tema les gustaría tanto. Ajda quedó en el puesto decimoquinto. Esta delegación desde el debut en 1975 seguía anclada en el olvido y la ignominia por parte de los jurados internacionales.

Anna Vishy se haría con los años en un icono eurovisivo y gay por excelencia. Pero esta chipriota nacida en Lárnaca cuando debutó en Eurovisión en 1980 sacó un tema insustancial y poco atractivo para la valía de esta mujer como cantante. La cursilada de Grecia en 1980 se titulaba “Autostop”, pero ella con toques de chica moderna, pelo a lo Cleopatra y traje en forma de falda cancán, pedía que alguien la llevara, en “motostop”, “autostop” o lo que se precie, que para una mujer de ese calibre no había fronteras. Se acompañó del conjunto Epikouri, todos en rojo y negro y que hacían una coreografía imposible con toques de sirtaki, un mejunje muy estereotipado. Quiso ser un tema fresco que se pegó un patinazo en los votos ya que obtuvo 30 votos en la decimotercera plaza. Volverá con mejor fortuna a Eurovisión en 1982 representando a su país, Chipre, con la inolvidable “Mono i agapi”, tema histórico de este Certamen.

Las malogradas Sophie y Magali representaron Luxemburgo con un número propio de circo de cuatro pistas. Un pingüino algo rellenito y con gafotas era la inspiración para la canción “Le papa Pingouin”. ¡Cuánta prestancia en la puesta en escena!, ¡qué sutileza para remarcar la bobadas del Papa Pingüino!, algo verdecillo el señor porque las gemelitas le tocan el enorme culazo y él hace un respingo muy simpático. Bueno la canción para el Festival del Veo Veo de Teresa Rabal hubiera sido un crack, pero en Eurovisión de 1980 rechinaba una poco, todo hay que decirlo. Aunque a lo tonto tonto se colocó con 56 votos en la plaza novena. Fue top diez al final de los votos porque al principio estaba algo retardada en sumar puntos. Mira por dónde gustó algo tanta ñoñería. Este dúo tuvo un éxito meteórico en los años siguientes, pero se esfumaron en el olvido a mitad de los ochenta, y una de las hermanas murió en los noventa de SIDA.

La marroquí Samira Bensaid trajo aires dulces y étnicos con el bello tema “Bitakat hob” o “Mensaje de amor”. Vistió túnica chilaba azulina y nos enseñaba su enorme reloj Rolex de oro macizo. Iba muy maquillada, con cara de muñeca antigua, pero guapa. Interpretó con garra una canción que no gustó a los jurados internacionales que preferían dar sus votos a canciones más superfluas. Sólo el jurado italiano le concedió los únicos 7 votos que consiguió la pobre quedando penúltima delante de Finlandia por un sólo voto. Cosas que pasan cada año. No digo que era la mejor de la noche, pero no merecía un fracaso tan rotundo. Dio igual porque ella se hizo una estrella en los años siguientes y a día de hoy sigue siendo una figura reconocida en los países musulmanes, todo una diva que ha cambiado mucho, está irreconocible.

Un italiano remodelado por los aires al más puro estilo Bee Gees, Alan Sorrenti representó a su país con un tema inusual en esta delegación, buscando lo festivalero y el colorido propio de la nueva década. No por menos Sorrenti, que nació en Nápoles y vivía en Nueva York, tenía mucho de los dos países. Hubo muchos intérpretes de ese estilo en Europa, casi todos los países tenían uno. El tema “Non so che darei” es muy decente, como todo lo que llevaba Italia al Festival. Incluso cuando se han ido por el canon de lo comercial y banal lo hacen bien. Con esta canción quedaron en la sexta plaza, muy meritoria con 87 votos. Tuvo la máxima puntuación de Portugal. Es curioso pero quedó en el mismo puesto que el que tuvo de actuación. Resultó atractivo en escena aunque hacía muchas muecas y gestos sobreactuados al hacer los falsetes. Vistió de una forma elegante, con una melena envidiable y un bigote muy sugerente.

La contraposición al atractivo de Sorrenti la trajo el danés Bamses Venner, subido de peso, con voz rasgada y una canción entre lo melancólico y lo movidillo, sin muchas pretensiones. El título de la canción es “Tanker altid på dig”. Era un poco como si este país ese año dijesen, llevamos a este señor y salimos del paso, pero a qué precio. Les costó quedar en el puesto decimocuarto con 25 votos. Lo más destacable la camiseta de rayas, el rasgueo de guitarra, y los coros. Unos coros de aquellos que te preguntas si estás viendo Eurovisión o has pasado a una dimensión desconocida a la que nos han ido acostumbrado a veces los nórdicos, sobre todo Finlandia, Noruega o Dinamarca como es el caso. Entre esta canción y la maravilla del “Disco Tango” que llevaron en 1979 con Tommy Seebach no hay color.

El más hiperactivo de la noche fue el sueco Tomas Ledin, delgado, alto y moderno, el que más. Su tema estaba muy bien, resultaba atractivo e innovador para Eurovisión, tal y como venía haciendo Suecia en los últimos años, sin suerte desde el triunfo de ABBA. “Just nu” –Ahora- tenía un ritmo trepidante. Tomas era un ídolo en los años setenta y ochenta en Escandinavia, llegó a publicar en esa década un disco con la rubia de ABBA, Agnetha cuando el famoso grupo se disolvió. En el Melodi impresionó por su indumentaria atrevida, y fue la misma que levó a La Haya. Daba unas patadas al aire increíbles, aunque estaba algo nervioso en la puesta en escena, en un momento se le cae algo del micro y lo coge como si nada. Es todo un profesional, además de muy atractivo. Fue el que mejor miró a cámara de la noche, aunque cuando daba la espalda o se apoyaba el piano con miraba desafiante también lo hacía muy bien. Se destacó en el marcador al principio de los votos y luego se quedó algo relegado. Con todo tuvo 47 votos y décimo puesto, aunque merecía haber quedado mejor, las cosas como son, a mi este señor me vuelve loca…

Con una canción que la prensa española tildó de cursi y amanerada salió la experta Paola en representación de Suiza como en 1969. En Madrid quedó detrás del cuádruple empate, en el segundo puesto, o quinto si contamos las cuatro vencedoras. Ahora con el tema “Cinéma” que hacía un recorrido, un tanto infantil y simple, por los ídolos y figuras tópicas del Cine, buscaba la victoria y partía entre las favoritas. Primero porque era muy conocida en Centroeuropa, segundo porque en esos años los temas en francés pegaban fuerte, y después porque tenía una imagen impecable. Pero después el número perdió fuerza en comparación con otras canciones más buenas como la de Alemania o Irlanda. Ocupó la cuarta plaza con 104 votos y dos máximas puntuaciones de Finlandia e Irlanda. Por muy poco no adelantó a los ingleses que llevaron otra cursilada memorable.

Y entonces empezó el circo, con Finlandia y el alto, fortachón y rubísimo Vessa-Matti Loiri. Según nos cuenta Miguel de los Santos era una figura de prestigio en Finlandia por ser actor, músico y cantante. Tantas profesiones no se notaron en La Haya, primero porque no expresaba nada, daba algo de miedo ese vozarrón y esos gestos tan sobreactuados. Después porque tampoco tocaba de locura el pedazo de flauta que sacó, tipo flautista de Hamelín. La canción “Huimilies” dejó al público boquiabierto, aplaudieron tímidamente porque no había por donde cogerla. Lo que más ternura da es las ganas que el pobre le puso a la interpretación. Dirigió el gentil y paciente Ossi Runne, conocido por los eurovisivos y que se iba doctorando poco a poco en el desastre a lo largo de años con su delegación. Quedaron los últimos con 6 puntos, ahí queda eso y gracias a 5 que le dieron los noruegos y un punto los franceses.

Para rematar la faena nórdica llegó Noruega con otro caso paranormal de la historia eurovisiva. Ambos temas, el finés y el noruego fueron recordados en la Cincuenta Aniversario como números extraños para desternille del personal. Pues sí, esta vez una pareja que no pegaban ni con cola fueron la propuesta. Se trata de Sverre Kjelsberg y Mattis Haetta, un rubio que tocaba la guitarra con acento un tanto roquero, y el otro vestido de lapón con los cantos propios del Círculo Polar Ártico. ¿Por qué llevaban botas de agua, por si llovía?, en fin… El tema se titula “Samiid aednan” y quedaron decimosextos con 15 votos, y gracias. Si el finés asombró, estos ya no dejaron lugar a ninguna duda que la entente nórdica se quedó con el personal para celebrar el Veinticinco Aniversario, porque el danés también fue un número “intenso” por su calidad acústica, vocal y de coros.

Era la tercera intentona de la diva alemana Katja Ebstein, nacida en Breslau (Polonia) en 1945. Tenía mucha experiencia cuando fue a La Haya, pero el Festival se le resistía. Fue tercera en 1970 y 1971, y ahora casi gana. Hasta la última votación estaba todo en ascuas, pero Logan le arrebató el ansiado triunfo que ella se lo tomó con mucha deportividad, es todo una señora, ya que se fundieron en un abrazo cuando se supo el resultado. La emoción de un joven Johnny Logan se hizo con el beneplácito de todos sus contrincantes. Pero la pelirroja Katja, con un color de pelo muy raro, medio rubio, medio rojo, en fin muy atrayente, junto a su expresividad y el número teatral, no por menos su canción se titula “Theather” quedó en la mente de los espectadores. Se acompañó de un pianista con muñequitos en las manos y de cuatro mimos que le daban la réplica a una canción que era como aquellas de los cafés teatros berlineses. En general era muy glamourosa y romántica, pero obtuvo menos doces que Irlanda y eso la perjudicó. Alemania consiguió máximas notas de Italia, Holanda y España. Sumó 128 votos frente a los 143 de Irlanda.

El Reino Unido sacó una canción un tanto dulzona, de tres parejitas mixtas muy acicalados, en la versión colorín de tonos chillones, con una expresividad que rozaban la ñoñería en algún momento, pero que ante la cercanía del idioma para los jurados se hizo con los gustos del jurado, como de costumbre. Prima Donna eran los más festivaleros de la noche, siguiendo la pista de los Brotherhood of Man, pero intuyendo unos futuros Bucks Fizz, son la transición entre dos victorias que venían persiguiendo tenazmente. Con todo al número inglés le faltó un algo de garra para mi gusto, y no era nada del otro mundo, aunque quedase tercero porque casi todos le daban algo. Adelantó a Suiza por dos votos y amenazaba a Alemania durante todas las votaciones. Tuvo 106 votos con una máxima puntuación llegada del jurado sueco.

Portugal sorprendió por salirse del esquema habitual y presentar un tema desenfado, sin corsés, un poco alocado puesto el la voz e imagen del sin par José Cid. Esas gafas oscuras porque debe padecer fotofóbia y ese peluquín también hicieron historia, unido a su traje lleno de lentejuelas. Estuvo muy simpático, los coros geniales también. José Cid hizo la mitad del tema sentado ante un enorme piano blanco, para luego levantarse como poseído por el ritmo para dar énfasis al estribillo de “Um grande, grande amor”. Hay un corte al final el tema muy interesante que hace que la gente aplauda antes de tiempo, lo que cuando llega el verdadero final recibe una fuerte ovación. Esta delegación consigue junto al séptimo puesto de 1972 otra misma posición, pero ahora con 71 votos, no superado hasta 1996 con Lucia Moniz. Le faltaron máximas puntuaciones, sino hubiese quedado entre los cinco primeros, todo una récord para un país muy maltratado en el Festival. Quizás el que el tema llevara frases en francés, inglés y alemán, lo hizo más familiar para los jurados, a parte de tener un ritmo muy pegadizo y veraniego, estupendos. Ya con Manuela Bravo y Gemini en 1979 y 1978 respectivamente se tiraron a las canciones festivaleras, pero sin tanto éxito. A José Cid le volvimos a ver en la OTI de 1981 que se hizo en México, donde ganó Francisco con “Latino”. Cid llevó el tema “Uma lagrima” y allí lució un enorme sombrero mexicano que tiraba al aire, una locura. Después le vimos dentro del conjunto Alma Lusa en 1998 como compositor del tema portugués de ese año y tocando el cavaquinho.

Siguiendo en la tónica de la calidad salió un tema precioso defendido por Maggie MacNeal en representación de Holanda titulado “Amsterdam”. Fue una sorpresa en los votos porque al principio de los mismos destacó de una forma increíble porque cuando habían votado los cuatro primeros países ya tenía tres doces y un seis, 42 votos, más que sobresaliente, pero luego se fue estancando y la pobre, que no paraba de fumar la “green room” sentada al lado de otra eurovisiva, la noruega Ase Kleveland, se quedó con dos palmos de narices porque fue quinta con 93 votos. Tuvo cuatro máximas notas, por parte de Austria, Turquía, Luxemburgo y Francia, pero no fue suficiente ya que consiguió 93 votos. Muchos países no le votaron y otros les dieron miserias. La canción a parte de ser muy buena, estaba fenomenalmente interpretada, fue un éxito en Centroeuropa después del Festival y para los eurofans holandeses es una de las canciones favoritas. Maggie ya estuvo junto al orondo Mouth en el Festival de 1974 que ganó ABBA y ellos fueron terceros, aunque allí la idea era bien distinta, y sobre todo la puesta en escena. En 1980 la MacNeal dio una lección de buen saber escénico, mucho mejor que el Reino Unido o Suiza que se colaron en los puestos de cabeza inmerecidamente.

Era la primera vez que Francia llevaba a un grupo a Eurovisión, y sólo lo harán en tres ocasiones más hasta el momento, en 1986 con Cocktail Chic, en 1992 con Kali y en 1996 con Dan ar Braz. Lo cierto es que no son su fuerte, les van más los solistas. En 1980 tenían el récord de victorias, cinco y el grupo Profil, compuesto por tres chicos y dos chicas muy dispares, no iban con intenciones de mucho. El tema “Hé, hé, m’sieurs dames” estaba dedicado a los Carnavales. Ellos iban vestidos como de patinadores, de blanco con una banda multicolorín en el pecho en lentejuelas. El conjunto y el baile eran graciosísimos, a mí me gustaron, aunque sé que es uno de los temas más criticados de Eurovisión. Con todo es pegadiza. Ellos eran expertos cantantes de music hall en las salas de París, eso se nota, parecían coristas de alguna vedette del Folie, o teatro de revista similar de los años ochenta. Los meneítos de cadera y los movimientos de brazo, sugerentes a más no poder. Uno de los componentes de Profil, Jean-Claude Corbel falleció siendo muy joven en 1996 de una crisis asmática con 43 años de edad dejando esposa y dos niños.

Seán Patrick Michael Sherrard nacido en Australia en 1954, de padres irlandeses adoptó el nombre artístico de Johnny Logan. Es uno de los más afortunados de la historia de este Certamen, su etapa dorada se inició con esta victoria gracias al tema “What’s another year” de Shay Healy, canción que ha estado presente en la Gala de “Congratulations” como una de las más conocidas de este Festival. Iba vestido de blanco y negro, sentado en un taburete y con cara de angelito, siempre tan emocionado al interpretar canciones de amor como esta, mira mucho al cielo, es un católico de pro, que adora Irlanda y a la que siempre agradece sus victorias. Como de él hay una biografía publicada en esta web no me extiendo más, sólo decir que la canción es un tema precioso, digno del triunfo, que no caduca con los años, sigue siendo una balada preciosa, intemporal. En los votos empezó a sumar tímidamente, pero al final pegó un subidón increíble y obtuvo siete máximas puntuaciones, de Grecia, Dinamarca, Suiza, Noruega, Alemania, Reino Unido y Bélgica. Recopiló 143 puntos aunque hasta el final no se supo si ganaría él o Katja Ebstein, fue muy emocionante, aunque cuando el jurado belga dio sólo un siete a Alemania, Irlanda ya no podía perder. Siete años después volvería a ganar con “Hold me now”, y en 1992 de nuevo como compositor del tema “Why me” que cantó Linda Martin, pero es que estuvo a punto también de ganar con esa misma cantante en 1984 como autor del tema “Terminal Three”. Es todo una figura, y un privilegiado que tuvo dos temas en la Gala de Cincuenta Aniversario, y encima con “Hold me now” quedó tercero de la historia eurovisiva, ¿alguien da más?…

Fue muy difícil para España retomar el show tras el baladón de Irlanda, pero el trío Trigo Limpio salieron con garra y elegancia en el Congresgebouw. Patricia iba de azul eléctrico, y Carlos e Iñaki, como dos galanes que la escoltaban, guapísimos con frac blanco. La presentación de “Quédate esta noche” la hizo Mª Cruz Soriano a la que se le notaba su experiencia televisiva, no necesitó sus habituales pianos de espejitos para presentar a “unos simpáticos chicos de San Sebastián” y “dar recuerdos a todos los españoles que habían emigrado de nuestro país”, unido a su deseo de paz precisamente en un año negro y convulso en España e incierto en el Mundo que pasaba por una crisis tremenda. Ocuparon el duodécimo puesto, pero los votos fueron un chasco monumental porque recopilamos con los seis primeros países 36 puntos, íbamos delante incluso de Johnny Logan, pero luego se estancaron porque no recibieron nada más, sólo dos puntos al final de Portugal, sumando así 38 votos, caso insólito en todas nuestras representaciones.

Para acabar la gala le tocó a Bélgica, país que debutó en 1956 como uno de los fundadores de Eurovisión y que para el Veinticinco Aniversario tuvo la “genial” idea de titular su canción “Euro-vision”, interpretada por un trío sosímo llamado Telex que utilizó teclados electrónicos y sin director de orquesta. El número era propio de circo, como muchos este año, iban de innovadores pero a día de hoy resultan chirriantes. ¡Ese señor que se saca de los bolsillos confetti púrpura con muy poquitas ganas y luego nos hace una foto con una mini cámara a la última!, sin comentarios. Y de voz, no hay nada que decir porque tenía muy poquita y además poco agraciada. En conjunto fue un número muy triste que ha quedado en la historia de frikismo eurovisivo. Fueron antepenúltimos con 14 puntos.

De los votos hay que remarcar los teléfonos que la presentadora Marlous, que tenía un parecido asombroso con Carmen Maura en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, para cada conexión de los jurados utilizaba un teléfono distinto, bastante grandes en su mayoría, de colorines variados y modelos diversos, todo un catálogo para el espectador, algún zapatófono inalámbrico o celular que empezaron a ponerse de moda. Después también me impresionó los gritos que le metía el ínclito Frank Naef cuando la pobre presentadora se equivocaba al dar los votos debido a lo precario del sonido telefónico. Tantos teléfonos, ¿para qué si se oía fatal a través del hilo?, cosas del directo. Con todo a mí esta presentadora me pareció muy profesional, aguantó el tipo con una elegancia formidable.

Para mi próxima columna el “Congratulations”.

Reyes del Amor, 05/11/05

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