EUROVISIÓN DE 1974, EL AÑO DE ABBA

Aprovechando que ABBA han sido elegidos con su “Waterloo” como mejor tema de la historia de Eurovisión en sus 50 años de historia era necesario hacer un recordatorio del Festival de 1974, cuando ganaron y saber que otros competidores tuvieron. Fue el año de la transición. Desde entonces Eurovisión entró en una nueva etapa porque […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EUROVISIÓN DE 1974, EL AÑO DE ABBA

Aprovechando que ABBA han sido elegidos con su “Waterloo” como mejor tema de la historia de Eurovisión en sus 50 años de historia era necesario hacer un recordatorio del Festival de 1974, cuando ganaron y saber que otros competidores tuvieron. Fue el año de la transición. Desde entonces Eurovisión entró en una nueva etapa porque unos desconocidos suecos lo cambiaron todo, del clasicismo se pasó a lo festivalero, lo original, lo estrepitoso, los números vistosos, aquellos que la gente aún recuerda a pesar de los años. Pero también la desmedida de algunas delegaciones hicieron que esa “originalidad” pasara a ser un circo, otras un pestiñazo, y todo mezclado con otros países que no renunciaban a lo tradicional. Empezó el mejunje y ya no había fronteras.

Otro seis de abril, sábado, como aquel del ‘68, pero ahora en 1974, se celebra la decimonovena edición del Festival de Eurovisión en la turísitca ciudad inglesa de Brighton.

Unas antiguas cuadras reales, construidas en 1805 y convertidas en teatro circular con el nombre de Dome fue el escenario. Dos mil espectadores aguardaban en sus butacas el desfile de las diecisiete canciones de otros tantos países: Finlandia, Reino Unido, España, Noruega, Grecia, Israel, Yugoslavia, Suecia, Luxemburgo, Mónaco, Bélgica, Holanda, Irlanda, Alemania, Suiza, Portugal e Italia.

Katie Boyle presentó su cuarto Festival de Eurovisión. Sigue siendo la que más veces lo ha hecho.

José Luis Uribarri volvió como comentarista para España, su primer Festival fue el del ’69.

En un principio iban a ser 18 países pero la retirada de Francia a última hora debido a la muerte de George Pompidou, presidente del país galo, fue uno de los aspectos más destacables de esta gala, a parte del sorprendente éxito de unos desconocidos suecos, los ABBA.

Se habían reglamentado 50 puntos por país para repartirlos entre las canciones favoritas pero el Reino Unido no lo aceptó dos días antes del Festival y se volvió al sistema antiguo de 1970. Se daban diez votos por país para las canciones favoritas. La EBU (UER) cambió el sistema definitivamente en el ’75. El sistema de votación que se impuso en 1971 y duró hasta el ’73 se hacía muy pesado y producía desconfianza por la proximidad de los jurados en la sala. Además, se hacía muy complicado para los espectadores. En el ’74, Clifford Brown decidió por sorteo, mediante un bombo con bolas que ponía el nombre de los países participantes, quien debía votar y así se rompía el orden de aparición. Este señor lo único que hacía era desconcertar cada año más el escrutinio. Recordemos el ’68 y ’69, que se resistía a entender que España era la ganadora y hacía repetir a las presentadoras las votaciones más de una vez. Es quizá el personaje más oscuro de la historia de este Certamen. Este año, la delegación española y la alemana se opusieron rotundamente a que se volviese al modelo antiguo de votación, pero tuvieron que aguantarse de momento. Fue un año de transición en este aspecto.

La canción francesa que no participó al final era “La vie a vingt-cinq ans” que cantaría Dani. Posiblemente hubiera quedado bien situada, teniendo en cuenta el bajo nivel de casi todas. Exceptuando tres o cuatro temas, los demás eran de poca calidad y digo esto porque ninguna ha aguantado el paso de los años, excepto ABBA que han sido capturados a finales de los noventa por el público gay primero, luego por lo demás como lo más “In”, entre ellas Madonna, asombroso, o Nina en el musical “Mamma Mia” en España.

También en la presentadora se ha notado el paso de los años si la comparamos con su última aparición en el ‘68. Se presentó en el escenario del Dome con un vestido naranja con malabúes y el peinado encasquetado en laca. Dio paso a la primera canción. Presentó sobre una tarima pequeña y redonda que era el final de una rampa por la que bajaban los artistas con cuidado de no darse un resbalón. La escenografía era un poco complicada y de mucho colorín chillón que cambiaba según el tema que actuaba.

Finlandia fue el primer país en concursar con la espléndida cantante, nacida en Helsinki en 1954, llamada Carita Holmström, Carita a secas para el Certamen. Empezó su carrera en 1966 formando un dúo con Marianne, y apareció por primera vez en televisión en 1969. Después inició su carrera en solitario lanzando su primer LP en el ’73. En el ’74 Finlandia volvió a elegir el inglés, como con Marion Rung un año antes. “Keep me warm” –en finés Ala mene pois- era muy buena pero sólo obtuvo 4 puntos y la decimotercera plaza. Injusto del todo. Está escrita por Hector y compuesta por Eero Koivistoinen. Dirigió la orquesta Ossi Runne. La voz bien timbrada de Carita hizo pensar que el Festival iba a ir por esos derroteros de calidad. No fue así.

La segunda canción en liza estuvo interpretada por Olivia Newton-John por el Reino Unido. Sacó un tema fácilmente olvidable titulado “Long Live Love” (Larga vida al amor). De hecho nadie la recuerda por salir en el Festival, como Céline Dion. Los autores son Valerie Avon y Harold Spiro. Parecía impactante, pero su estribillo era repetitivo hasta la saciedad. Esto hacía que la canción fuera perdiendo interés mientras se alargaba de una forma interminable. Aun así este país seguía con suerte y se colocó en cuarto lugar con 14 puntos. Este puesto lo tuvo que compartir con Mónaco y Luxemburgo. A Olivia el Festival no le supuso la fama total ya que como decimos el tema que presentó no era nada del otro mundo. Ella ya era conocida por rodar junto a Dean Martin un musical para la televisión americana en el ’73. De ella hay una biografía en esta web que no os debéis perded, porque tuvo una vida ajetreada, cambiante, entre el drama, el glamour y la tenacidad.

España actuó en tercer lugar. Ese año tocaba romper moldes con una rumba, como en el ’65, pero ahora más racial si cabe. “Canta y sé feliz” fue el título que TVE decidió para la canción de Peret (Pedro Pubill Calaf). Fue elegido por acción directa, a dedo. No había preselecciones en España desde el inolvidable “Pasaporte a Dublín” en 1971. Por eso ha habido de todo, desde Mocedades a Peret. Antes que el cantante de Gràcia se pensó en Dolores Vargas “La Terremoto” con otro tema que según ella iba a poner Europa patas arriba (Lecturas, marzo de 1974). Está claro que los tiros iban por ahí, llevar la raza calé a Eurovisión porque somos muy modernos y respetuosos. También era candidato Emilio José que cogió un berrinche monumental por no ser elegido, después de haber ganado el Festival de Benidorm en el ’73 con “Soledad”. No fue más que un circo de cuatro pistas. ¿Cómo es posible que Uribarri dijera que se iba con grandes esperanzas con semejante horterada? Ni la canción estaba a la altura de un gran cantante como es Peret, ni los arreglos musicales de un trasnochado Rafael Ibarbia eran los más adecuados. Esa especie de híbrido musical “no sirvió de ná” como dijeron algunos titulares de la prensa española. Ya de entrada al autor no le dejaron ni siquiera poner el título a su canción, lo decidieron desde arriba. Él la quería titular “No sirve de ná”, pero a lo mejor eso les pareció algo cheli a los directivos de TVE. ¿Cómo iba a ir cómodo?, es imposible. A su vez la situación política en España era de lo más enrarecido por no decir terrorífica. En una entrevista que concedió no hace mucho comentó que recibió amenazas de muerte en plena efervescencia eurovisiva.

Peret y su familia estaban muy forzados sobre el escenario, como encorsetados y sobre todo acomplejados por la parafernalia festivalera. Peret ya había ganado el Premio del Disco en el Festival de Sopot (Polonia) en 1968 con “Una lágrima”. Era el rey de la rumba catalana y ahí sí veíamos al Peret genuino acompañado de sus Gitanos. A esto hay que añadir que el vídeo que presentaba al intérprete como compositor y autor del tema “Canta y sé feliz” no le hacía ningún favor, salía horrible, con un traje que le apretaba por todos lados. ¿Porqué no salió como es él? Supongo que por imposiciones de TVE que cada año se inventaba un teatrito para la representación española.

España consiguió 10 puntos y la novena posición compartida con Bélgica. Le votó Luxemburgo 1, Noruega 2, Alemania 1, Portugal 2, Holanda 1 y Mónaco 3. Peret siguió grabando discos en nuestro país con gran profusión y éxito. TVE le hizo un especial dirigido por Valerio Lazarov donde salían Tip y Coll ese mismo año. Abandonó el mundo de la música cuando se acogió a la Iglesia Evangélica en los años ochenta. Tras sufrir graves depresiones y animado por su esposa Santa y su familia resurgió de la oscuridad y volvió a cantar para su público. Fue en la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 cuando le vimos flamante junto a Los Manolos cantando “Barcelona es poderosa”. Lo vio el mundo entero, pero de los que había allí ¿quién recordaba que aquel señor tan simpático había representado a España el año en que ganó ABBA?, no muchos, estoy segura.

Noruega llevó a Anne-Karine Strøm –nacida en Oslo y de 23 años- acompañada por los Bendik Singers, como en el ’73. ¿Qué le pasaba a Noruega que sacaba cosas tan raras? Un ejemplo de años atrás fueron Kristi Sparboe (1965, 1967 y 1969), Odd Borre (1968) o Hanne Krøgh (1971). Todos quedaron en las últimas plazas de la clasificación. En el ’73 los Bendik Singers pusieron a Noruega en la séptima plaza con un tema estupendo. Sin embargo, un año después se colocaron en decimocuarto puesto con 3 puntos (un punto se lo dio Mónaco, otro Suecia y el otro Bélgica). Compartió lugar con Alemania, Portugal y Suiza, todas en último lugar. La canción de Anne-Karinne Strøm se titula “The First Day Of Love”, de Philip Kruse –esposo de Anne-Karinne- En realidad era un sonetillo bastante repetitivo, propio de cualquier grupo de boy-scouts. Dirigió la orquesta Frodoe Thingnl. No merecían quedar mejor. La lástima es que los jurados equipararon esta canción en el marcador con la de Portugal, que sí era realmente buena.

Fue grata la aparición de Grecia. Marinella fue la autora e intérprete de “Krássi, thalassa ke t’agori mou”. Estuvo genial. Ya había representado a su país en dos festivales celebrados en Río de Janeiro. Aunque su actuación fuera algo sobria se sobrepuso a la situación dándole un aire folk mediterráneo muy cálido y agradable. Estuvo acompañada de un chico que tocaba el buzuki, instrumento musical típico de Grecia. Dirigió la orquesta Giorgos Katsaros. El tema recibió muchos aplausos del público como bienvenida de este país a Eurovisión. De todas formas, los jurados europeos le concedieron sólo 7 puntos relegándola así al undécimo puesto. Muy mal, si pensamos que España y Bélgica quedaron delante de Grecia con canciones peores. Pero esto pasa todos los años. A Marinella la vimos cantando en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, curioso. No parecía la misma treinta años después, ha ganado con el tiempo.

Otro toque folk lo proporcionó Israel en su segunda aparición en el Festival de Eurovisión. El conjunto Poogy cantaron “Natati la khaiai” con el estilo que más gusta a los israelitas. Hacen que las canciones suenen como un himno, todos a una, en una especie de ataque nacional reivindicativo del Estado de Israel que todavía era muy joven, había nacido en 1948. En realidad eso les da una fuerza bastante productiva a la hora de recibir puntos y ser aceptados por el público de la sala. Fueron muy aplaudidos y quedaron en séptimo lugar compartido con Irlanda a 11 puntos. Pero lo más curioso fue el vestuario, era como una especie de uniforme colegial, con pullóver estrecho a rombos, todos igual. Esto chocaba con las enormes barbas y pelo largo que lucían un poco al estilo secta de los setenta. Daban un poco de miedo. La canción también era muy extraña. Ellos iban recatados, pero progres.

Siguiendo con el vestuario en general de todos los participantes, decir que abundaron las gasas, los azules eléctricos y los verdes vaporosos, unidos a un cierto toque de Barbie-Superstar inevitable en todas y cada una de las mujeres. Los tintes rubio platino proliferaron al igual que las cejas depiladas al hilo, casi imperceptibles, algo que les daba una expresión de asombro en todo momento. Eso sí, estaban guapas en su mayoría. En cuanto a los hombres eran casi todos un clon de nuestro Nino Bravo: trajes estrechos, de amplias patas de elefante en forma de campana, discreta en algunos, desorbitada en otros, y cuellos exageradamente anchos. Por ejemplo, el cantante de Bélgica parecía que tenía unas piernas larguísimas, debido a su traje negro, de pata estrecha y talle ajustado.

Disfraces: Suecia, Holanda o Yugoslavia. Era tal el colorido de los vestidos de los intérpretes de esos países que no se puede decir otra cosa. Poco favorecidos, aunque muy imitados después. ABBA se hizo muy peculiar, a parte de sus canciones, por sus indumentarias de indescriptible clasificación.

Volviendo a las canciones, Yugoslavia actuó en séptimo lugar. Fue otro tema de estilo folk, con un buen intérprete solista. Se llama Kornelio Kóvac y de él se toma el nombre para denominar al conjunto Korni Group. Llevaba el pelo muy largo y barba, lo que daba un asombroso parecido al personaje de Jesucristo Superstar, tan de moda en esos años. La canción se titula “Generacija 42”, que hacía un homenaje a esa mítica generación. El tema esta escrito y compuesto por el intérprete. Dirigió la orquesta Zvonimir Retcher. Quedaron en la duodécima plaza con 6 puntos.

La conmoción se produjo cuando unos desconocidos suecos irrumpieron en la sala del Dome. Se presagiaba el éxito nada más entrar y ponerse a cantar. No sé, eran distintos, especiales. Y así fue. “Waterloo” y los ABBA –Anni-Frid Lyngstad, Benny Andersson, Björn Ulvaeus y Agnetha Fältskog- consiguieron el primer premio. Se les concedió 24 puntos y así pasaron a la historia musical del siglo pasado. España le dio 1 punto. El conjunto se unió en 1972, después de una carrera artística por separado de cada uno de sus integrantes. En 1973 intentaron salir en Eurovisión, pero derrotados en la final sueca por el grupo Nova & The Dolls. La canción que ABBA iba a interpretar en el ’73 era “Ring, Ring”. ¿Hubieran ganado con este tema? En la preselección fueron terceros. También la pelirroja, Frida, se presentó al Melodifestivalen sueco de 1969 sin éxito en solitario. Para más información sobre el grupo en esta web publicamos su biografía por eso no me extiendo más.

Ireen Sheer representó por primera vez a Luxemburgo –salió dos veces más, en el ’77 por Alemania y en el ’85 por Luxemburgo-. La canción “Bye bye, I love you” gustó mucho en Brighton y la prensa la perseguía pensando que sería la posible ganadora del ’74, pero lo malo es que tuvo que cantar detrás del numerazo de ABBA y eso marca. La letra es de Michael Kunze & Humbert Ibach y la música de Ralph Siegel –el que haría la canción “Ein bisschen Frieden” para Nicole en el ‘82- Aunque el título estuviera en inglés como reclamo comercial, cantó en francés. Por lo visto cantar en esa lengua no era habitual en ella, anglo alemana de origen, tuvo que aprenderse la canción a marchas forzadas para presentarla en el Festival de Eurovisión. Sus autores también son alemanes. Es un caso parecido al de Vicky Leandros, griega, afincada en Alemania, cantó en francés para representar a Luxemburgo. La Sheer no tuvo el éxito de la Leandros y no consigue el primer premio, pero su canción, muy bien compuesta e interpretada con desparpajo, quedó en un meritorio cuarto puesto con 14 puntos, empatada con Olivia Newton-John del Reino Unido y Romuald, por Mónaco.

Mónaco sacó de nuevo y por tercera vez en Eurovisión a Romuald. La canción fue “Celui qui reste et celui qui s’en va”. Con letra de Michel Jourdan y música de Jean-Pierre Bourtayre, el mismo que compuso “Un banc, un arbre, une rue” en el ’71 para Séverine. Obtuvo 14 puntos y el cuarto puesto, compartido, como se ha comentado antes. La canción tenía un buen corte pero quedaba algo desfasada. Aunque cantó muy bien y su presencia era impecable, si lo comparamos con sus dos anteriores representaciones –1964 por Mónaco y 1969 por Luxemburgo- se quedó un poco corto y estaba algo más nervioso. Sacó una chaqueta azul eléctrico con púrpura, a juego con el pantalón y la pajarita, con camisa amarilla y encajes en la solapa. Iba guapísimo que queréis que os diga. España le dio 2 puntos.

Siguiendo con el área francófona, Bélgica compitió con algo a lo que estamos acostumbrados. “Fleur de liberté”, cantada en francés o más bien perpetrada por Jacques Hustin, estaba fuera de lugar. La letra es de Frank F. Gerald y la música del mismo Jacques Hustin. Según dicen las crónicas, levantó incluso bostezos en la sala del Dome. El estilo de la insigne pieza era algo así como canción protesta de muy poco impacto, a pesar del énfasis que le puso su intérprete. El resultado en la clasificación no fue tan malo si tenemos en cuenta lo dicho. Quedó noveno, empatado a puntos con Peret –10-. En mi opinión, siempre discutible, no lo merecía. Debía haber quedado mucho peor si pensamos en otros cantantes mejores con temas más buenos y que quedaron más abajo en la tabla. Hustin se bajó de la redonda tarima donde cantaban todos y se acercó a primera línea del escenario. La verdad es que esa tarima era muy pequeña y podías perder pie con facilidad. Con todo al saludar e ir para atrás dio un tropezón y a poco da con su cuerpo en el suelo, qué vergüenza pobre.

Mouth & MacNeal, por Holanda, con marionetas incorporadas, vuelven a animar el cotarro después del sopor belga. Una puesta en escena muy simpática unido a un tema absolutamente pegadizo, hizo que los holandeses quedaran en tercer lugar con 15 puntos. Cada marioneta representaba a uno de los cantantes. Es un puesto muy merecido ya que la canción era de las cuatro mejores del Festival, aunque hoy día suene un poco anticuada, la verdad. Pocas canciones de Eurovisión han sobrevivido a los años. El jurado español no le dio ni un sólo voto. El título era “Ik zie een ster” (I see a star o Veo una estrella), escrita y compuesta por Hans van Hemert. Dirigió la orquesta el ya histórico Harry van Hoof. A Maggie MacNeal la volvimos a ver en el Eurofestival del ’80 con el tema “Amsterdam”. Mouth murió en el 2004 a los 69 años de edad.

Tina Reynolds –llamada Filomena Reynolds en realidad- fue la cantante que representó a Irlanda en esta edición. Según Uribarri “era la voz más prometedora Irlanda” por aquellos pagos. El título del tema que cantó es “Cross your heart” de Paul Lyttle. La orquesta la dirigió Colman Pearce. Con un estilo propio de las canciones anglosajonas no sobresalió en el marcador sobre los primeros puestos. Aunque la voz de Tina Reynolds y su puesta en escena eran muy buenas sólo obtuvo 11 puntos y el séptimo lugar, lástima de su mala fotogénia en cámara. Todavía Irlanda no acababa de despegar en los años setenta, excepto la victoria de Dana en 1970. Será el país con mejor palmarés de Eurovisión hasta los noventa, gracias, eso sí, a sus espléndidas canciones. Del vestido de la Reynolds, decir que tenía el diseño más original de la gala. Unido al buen gusto tenía el añadido de que resultaba muy sexy. Estos aspectos pueden resultar muy frívolos a algunos, pero puedo asegurar que muchos vestidos y según que maquillajes han hecho perder una edición.

Alemania, Suiza y Portugal, que actuaron seguidos quedaron en último lugar las tres con 3 votos cada una. Son canciones de corte clásico que no suelen impactar. Eso no quiere decir que fueran malas. Ya conocemos la mala suerte de Portugal y Alemania año tras año. Esta edición se hace bien patente. Primero porque Portugal sacó una canción magnífica, en vísperas de su Revolución de los Claveles, que tuvo lugar el 25 de abril de ese año. Paulo de Carvalho era el intérprete portugués que tres años antes se había presentado a la preselección eurovisiva de su país. La canción se titula “E despois do adeus” escrita por José Niza y compuesta y dirigida por José Calvario. España le otorgó 1 voto.

En segundo lugar decir que Alemania sacó un tema que sonaba bien, “Die Sommermelodie” –La melodía de verano- de Kurt Feltz y Werner Scharfenberger, de corte pop alemán tradicional. Cindy & Bert cantaron de forma espléndida, con ganas, pero el alemán suena algo brusco para los jurados europeos. Este dúo que había intentado en varias ocasiones ir al Festival cuando lo consiguen se pegan el patinazo de su vida. Con todo eran muy atractivos en escena, a pesar de los trajes verdes chillón que sacaron a juego y por otro lado ser una pareja muy romántica, cuando se miraban saltaban chispas, monísimos.

Los suizos cuando cantan en alemán, como este año, también quedan en mala posición. Piera Martell fue su intérprete. Con los años podemos ver que la canción “Mein Ruf nach dir” es una de las pocas de ese año que puede encajar tanto en el ’74, como en el ’69 o el ’83. Es por eso intemporal, cabe en todas las épocas porque es de esas canciones que desde que se paren son clásicas. El compositor y letrista es Pepe Ederer. Piera dijo en la rueda de prensa de antes del Festival “que ella era una mezcla entre Barbra Streisand y Shirley Bassey”. La modestia no era lo suyo como vemos, pero ciertamente esta mujer cantó muy bien. Había nacido en 1954 en Joina, cerca de la ciudad suiza de St. Gallen y era una entusiasta de la canción folk. El traje de la suiza para la ocasión era como si fuera a despegar en vuelo en cualquier momento, memorable.

Italia tuvo el honor de cerrar el Festival del ’74 con la mejor canción del Certamen. Está claro que ABBA iban a ser los triunfadores, por méritos propios, por romper la tradición, por ser los únicos innovadores desde Sandie Shaw, en fin, por ser simplemente ABBA. Pero la Cinquetti son palabras mayores. Quizá el ganar en el ’64 le restó interés.

Gigliola Cinquetti vestida en azul marino cantó “Sí” –de Mario Panzeri, Danielle Pace, Laurenzo Pilat y Carrado Conti- bajo la dirección de Gianfranco Monaldi. Ganaron la Canzonissima ’74. La canción fue víctima de una dura carga política llegada de su país. El 7 de abril del ’74 se hacía el referéndum sobre la ley del divorcio en Italia. La derecha y la izquierda se enfrentaron en un país de fuertes convicciones religiosas. Precisamente la Cinquetti, chica modélica de los años sesenta, fue bendecida por el mismo Papa cuando ganó con el “Non ho l’étà”. Antes decía que no tenía edad para amar y ahora decía dulcemente “Sí”. Sinceramente se le dio un sentido político a ese “Sí”, bastante oportuno, que no lo tenía. La derecha democristiana estaba en el gobierno y por si acaso la RAI no retransmitió el Festival hasta la semana siguiente al evento. Temían que ese Sí fuera un reclamo para que los italianos votaran positivamente al divorcio. Italia no vio el triunfo de ABBA en directo, pero también se perdió el honroso segundo puesto que consigue Gigliola gracias a los 18 votos que le otorgaron los jurados. España le dio 2 puntos.

Si la RAI pensó que así no se influía en el referéndum se equivocaron porque al final ganó el Sí por un 60% de los votos ante un 40% que votó en contra. España veía con recelo la noticia y le dio poco eco. Hay que recordar que estamos en el tardofranquismo, tan duro para las posturas de izquierdas y las libertades personales. Mientras Italia votaba Sí al divorcio, en España se dictó la pena de muerte para Puig Antich en Barcelona, ¡qué cambio de chip tan grande!.

En cuanto a la Cinquetti, después del Festival del ’74 siguió triunfando en Europa. Fue número uno algunas semanas en el Reino Unido con “Sí”. Sobre la Cinquetti también hemos publicado su biografía, extensa como su carrera. Es todo una profesional de los medios, cine, televisión, teatro y música y flamante presentadora de la edición de 1991.

Los votos fueron de lo más gracioso y transcurrieron rapidísimo entre ataques de risa de la Boyle y la cara de impertinente del señor Brown con su séquito de secretarias con más cara de ajo que él, todo un show.

Entre lo efímero de las canciones y la circunstancia histórica que se vivía, quedaba decidido que en 1975 se viajaría a Estocolmo. Pero ya no iba a ser lo mismo. ABBA revolucionó a todos y desde ese año le salieron imitadores como setas, fuera y dentro del certamen. Teach-In, Brotherhood of Man o Bucks Fizz, ganadores del ’75, ’76 y ’81, entre otros, eran muy similares a los ABBA.

Para acabar deseo que este año 2006 sea el de nuestro triunfo en Eurovisión y para todos los seguidores de esta web que sea el mejor año de vuestra vida, pedid, pedid que a lo mejor suena la flauta…

Reyes del Amor 13 de enero de 2006

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