EUROVISION 1980. ASI LO VIO LA PRENSA ANTES Y DESPUES DEL FESTIVAL

(OLEVISION 31/JAUME GUERRERO) Esta entrevista mezcla materiales de diversas procedencias (revista ¡Hola! y diario ABC) que vieron la luz antes de la participación de Trigo Limpio en Eurovisión 1980. Las rescatamos de la hemeroteca para conocer cómo se encontraban nuestros representantes ante su reto eurovisivo. •¿Había pensado el grupo en presentarse anteriormente al Festival de […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EUROVISION 1980. ASI LO VIO LA PRENSA ANTES Y DESPUES DEL FESTIVAL

(OLEVISION 31/JAUME GUERRERO)
Esta entrevista mezcla materiales de diversas procedencias (revista ¡Hola! y diario ABC) que vieron la luz antes de la participación de Trigo Limpio en Eurovisión 1980. Las rescatamos de la hemeroteca para conocer cómo se encontraban nuestros representantes ante su reto eurovisivo.
•¿Había pensado el grupo en presentarse anteriormente al Festival de Eurovisión?
Siempre habíamos dicho que no éramos un grupo festivalero y ya ves, vamos a ser los únicos que hemos representado a España en los dos principales festivales internacionales de la canción, Eurovisión y la OTI. Es cierto que nos habíamos propuesto presentarnos en anteriores ediciones a la selección de la canción, pero teníamos que pensarlo mucho.
•Es decir, que vais preparados para este festival…
Siempre se ha dicho que los festivales, y más los de esta magnitud y responsabilidad, queman a los intérpretes. Pensamos que eso no nos va a suceder a nosotros. Antes de presentar la canción en TVE para que participara en la selección, tuvimos en cuenta los pros y los contras. Si no salíamos elegidos, no pasaba nada, ya que la canción estaba incluida en nuestro álbum, recientemente grabado, y seguiríamos nuestro camino como hasta ahora. Ocurrió lo contrario, y para eso ya estamos preparados. No se puede ir a un festival, participar y, si quedas bien o mal, vivir de las rentas. Hay que trabajar, tener un buen material preparado para cuando se acabe el eco de la canción participante. Y eso lo tenemos previsto, ya que dejamos grabado un disco para salir al mercado en otoño.
•¿Cómo acogisteis la noticia de vuestra designación?
Con alegría y con preocupación. Es una gran responsabilidad. Y todo lo que se nos ha venido encima: presentación de la canción, galas en distintos puntos del país, ensayos… Tenemos, sí, la experiencia del Festival de la OTI, aunque Eurovisión tiene a nivel musical y de repercusión, mucha más categoría.
•Hablando del Festival de la OTI, ¿se os abrieron las puertas de los mercados americanos a raíz de vuestra participación?
Desde 1977 hemos viajado a América en cuatro ocasiones, aunque no siempre a actuar o a hacer galas. Eso está reservado en la mayoría de los casos a las grandes figuras, a pesar de lo que otros vienen contando. Aunque también hay que decirlo, el mercado hispanoamericano es más fácil que el europeo, donde se tienen pocas esperanzas. Nosotros hemos grabado Quédate esta noche en inglés y francés para su promoción simultánea en toda Europa.
•¿Qué esperanzas tenéis en cuanto a resultados finales?
Al no conocer el resto de las canciones, es aventurado opinar. Pero nosotros aspiramos a quedar en un buen lugar.
IÑAKI
•Tengo entendido que no sólo eres profesional de la canción, sino también de una carrera universitaria.
Es cierto, me he licenciado en Ciencias Sociales y en Derecho, pero no ejerzo porque ahora hago lo que me gusta y seguiré así mientras pueda.
•¿Cuál fue el primer conjunto en que interviniste?
En un conjunto llamado los Rockers; era un grupo de macarras, tocaba el órgano, vestía totalmente de negro, me llamaban Rocco y apenas tenía 16 años.
•¿Cómo ves las posibilidades de Trigo Limpio en Eurovisión?
El festival de Eurovisión está muy politizado, por ello no aseguramos nuestro triunfo.
CARLOS
•Naciste en San Sebastián, ¿verdad? ¿Y tus padres?
Sí, y mi madre es de Irún y mi padre, de Pamplona.
•¿Por qué quisisteis que se rodara el videoclip en San Sebastián?
Porque estamos cansados que se le haga publicidad a otros lugares cuando San Sebastián es tan bonito o más.
•¿Piensas que podría tener alguna repercusión negativa el participar en este festival, como ha sucedido con otros?
También muchos han tenido una repercusión positiva, depende del cantante que vaya, si está quemado o no y si después de participar en el festival continúa lanzando y creando nuevas canciones; lo malo es anquilosarse. Por eso, definitivamente, no; para mi no es contraproducente.
•¿No te parece contradictorio el que interpreten canciones comerciales cuando vuestro estilo es diferente?
No es contradictorio; pienso que no, nosotros jamás hemos hecho canciones comerciales, o muy pocas, pero las buenas canciones no pegan, no se tiene, generalmente, éxito con ellas.
PATRICIA
•¿Cómo fue que pasaste a ser la nueva integrante del grupo?
Verás, Carlos e Iñaki me conocen desde hace muchos años y conocían también cómo cantaba, puesto que en un principio Amaia Saizar y yo íbamos a formar un dúo que por diferentes causas no lo realizamos. Carlos me llamó un día ofreciéndome el formar parte de Trigo Limpio.
•Tengo entendido que tu padre ha sido un hombre famoso del deporte…
Bueno, no sé si famoso, pero ha jugado en la selección española y en el Madrid. Su nombre es Pahiño.
•¿Cómo se llama la canción que interpretaréis en Eurovisión?
Se llama Quédate esta noche. Está traducida al inglés y al francés. El autor de la letra y de la música es José Antonio Martín.
•¿Has cantado antes en público?
Sí, en un dúo con una amiga, Marisol Banderbost, en los festivales de artistas noveles de San Sebastián.
CRÓNICAS DE
JOSÉ LUIS URIBARRI
En 1980 José Luis Uribarri dirigía Aplauso, un espacio musical que emitía TVE los sábados por la tarde. Dicho programa tuvo un gran éxito porque reunía semanalmente a las primeras figuras del mundo de la canción. Uribarri tenía, además, su propia sección (“Página del disco”) en la revista ¡Hola!. Desde su particular púlpito informaba y opinaba semanalmente sobre el mundo de la música. Esta sección estuvo activa desde finales de los 70 hasta bien entrada la década de los 80. Aunque Uribarri comentó su último Eurofestival en 1976, seguía con sumo interés el devenir del evento. De hecho, en 1980 presidió el jurado español. Hemos recogido aquí algunos comentarios de Uribarri relativos a Eurovisión 1980 procedentes de los números 1.859, 1.861 y 1.863 de la revista ¡Hola!.
TRIGO LIMPIO, A EUROVISIÓN
Hace unos días nos presentaban la canción que va a representar a TVE en el próximo Festival de Eurovisión. Ya saben que han sido elegidos los componentes de Trigo Limpio. En la discoteca Mau-Mau, con las atenciones de ese gran personal que la lleva y de su director, Rafael Lozano, tuvo lugar el cóctel de presentación de la canción Quédate esta noche. Presentó el acto Santiago Peláez, del programa 625 líneas, y por varios televisores y equipos de sonido instalados al efecto comenzó a oírse la canción. No hubo, ciertamente, muchos aplausos como había ocurrido otras veces. La gente estuvo más bien fría. Y por supuesto, aparecieron los primeros comentarios cogidos al vuelo. No ha convencido la canción.
Por mi parte, decir únicamente que el gran problema de estas canciones es que se hacen pensando en un festival y por eso se hacen así. Mejor hubiera sido que la canción hubiera nacido para ser cantada, sin más, y luego presentarla a un festival. Pero componer para festivales es malo y se nota siempre la preocupación por hacer un tema comercialón y vendedor.
TRIGO LIMPIO EN CONCIERTO
En Cleofás se presentaron antes de su participación televisiva en Eurovisión los chavales de Trigo Limpio. Estuve la noche de su debut oyéndoles. Trigo Limpio estuvo bien, a secas. No se les puede pedir más por ahora. Sin embargo, hay algo que falla en ellos y es el repertorio. Sus canciones son todas muy similares, como si se tratara siempre de la misma canción. Les falta ampliar su campo de acción hacia otros estilos porque de lo contrario sus actuaciones tendrán una tremenda monotonía. Se les notaba algo nerviosillos, no sé si porque su presentación les venía ancha o porque no estaban lo suficientemente preparados. Vamos a darles otra oportunidad porque se la merecen. Tienen mucho camino por delante y estoy seguro que los mejores críticos de su actuación serán ellos mismo y habrán tomado nota de lo que ha fallado. Pueden y deben hacerlo muchísimo mejor porque voces tienen para ello. Es lo que más me gustó, el emplaste de las voces. Sólo les hacen falta temas, variedad, conocimiento y soltura y eso se consigue actuando mucho y perdiendo el miedo. No sé si ha sido adecuado presentarse teniendo tan cerca el Festival de Eurovisión. Quizá hubiera sido mejor después. O bien haber hecho esa presentación con mayor categoría, con mayor solemnidad, con mayor despliegue. Madrid es una plaza difícil y no se puede llegar a ella como a otro lugar.
EUROVISIÓN 80
Pasó como todos los años. Una selección de canciones más o menos buenas, más o menos comerciales, un montaje publicitario sensacional, y la participación de Europa entera en un festival que ya no puede dar más de sí, pero que tampoco es tan malo como algunos quieren hacernos creer. Se trata, simplemente, de un festival de canciones. España presentó a Trigo Limpio con un tema, Quédate esta noche, que no es nada del otro mundo, pero que, más o menos, indica cómo está el nivel medio de canciones en España. Un nivel medio que no es todo lo bueno que todos quisiéramos. Así nos fue. Quedamos en el puesto 12 y pudimos haber quedado más abajo o más arriba, porque en este tipo de certámenes nunca se sabe. Nunca estuvimos demasiado de acuerdo con la canción, aunque sí esperábamos más del trío.
Eurovisión ha pasado, como pasa últimamente, con más pena que gloria. Es un festival a extinguir, porque las coordenadas de la música pop van hacia otros derroteros, pero no debemos olvidar que este vituperado certamen de canciones dio a conocer gente importante de cara al mundo como Abba. Eurovisión es un festival de “cumplidos”. Ha quedado sólo en eso. Y es una pena porque podría ser un auténtico baremo de calidad de lo que se hace habitualmente en Europa. No es así. Y lo sentimos.
Trigo Limpio bastante hicieron en esta ocasión defendiendo un tema que se caía por su propio peso. Sin embargo, nadie me negará que ese tipo de música unas veces mejor y otras peor, es la que se viene haciendo con mucha frecuencia por aquí salvo contadas excepciones.
Los grandes no quieren ir a Eurovisión. Y así nos va. Hasta que no nos demos cuenta que ganar Eurovisión nos vendría muy bien de cara a abrir mercados en Europa, seguiremos chupando rueda, que parece ser lo que nos gusta.

TRIGO LIMPIO PROMETE CUMPLIR
José Miguel Ullan (El País, 19 abril 1980)

Hoy, en La Haya, dentro del marco del Festival de Eurovisión, Mari Cruz Soriano va a ser la presentadora del conjunto español participante, Trigo Limpio, que intervendrá en penúltimo lugar con la canción Quédate esta noche. El tema español ha de rivalizar con los dieciocho que representan a otros tantos países, entre los que este año no figuran Israel (ganador de la pasada competición) ni Yugoslavia. Destaca, en cambio, la presencia por vez primera de Marruecos. A juicio de los expertos en este tipo de música comercial, Francia, Irlanda y España tienen amplias posibilidades de obtener los primeros puestos en la clasificación. Pero, en este resbaladizo terreno submusical, no hay que descartar nunca las sorpresas.
Unos cuatrocientos millones de telespectadores serán testigos esta noche, a través de la pequeña pantalla, del desarrollo, habitualmente ramplón y casi hiriente, del Festival de Eurovisión. Acuden este año al Palacio de Congresos de La Haya los representantes de 19 países. Israel renunció a ser la sede de este festival. Y Yugoslavia se ha retirado del certamen, pareciéndole acaso irreverente andar tarareando por esos mundos mientras Tito agoniza. Por el contrario, Marruecos se incorpora al circuito eurovisivo y lo hace con un tema titulado Mensaje de amor.
Dentro de una misma tónica facilona y competitiva, hay canciones para todos los gustos. La francesa, muy pegadiza, parte como favorita. Luxemburgo ha delegado su honor patrio en el cuerpo y el alma de dos gemelas, Sophie y Magali que, a la manera de Pili y Mili, cantan y bailan una melodía donde se habla de un papá pingüino. Dinamarca y Suiza se embarcan en lo rítmico, mientras que Italia busca lo melódico. Y el grupo belga Telex hasta se permite una parodia amable del propio festival. El tema de Irlanda goza de casi tanta confianza como el francés. Y España, según lo acostumbrado, promete cumplir a rajatabla. De todas formas, si Trigo Limpio fracasa, Miguel de los Santos se encargará de explicar a los telespectadores españoles las razones y sin razones de tan inexplicable fracaso.
Los de Trigo Limpio se han llevado a La Haya un tema que procura responder aunadamente a las dos tentaciones posibles, la melódica y la rítmica. Esa ambigüedad, consustancial al conjunto español, tanto puede serles útil como aguarles el regocijo. Esperemos que los diferentes jurados calificadores sean sensibles a su osada propuesta, Quédate esta noche.
Antes de acudir a la cita eurovisiva, Trigo Limpio actuó en Madrid, en la sala Cleofás. Daba una cierta pena presenciar su actuación. Carlos iba de Tom Jones y se quedaba en tenue fotocopia de Raphael. Iñaki lograba poner nervioso al más flemático con su aspecto de sosería envarada. Sólo Patricia mantiene el tipo, gracias sobre todo a una espléndida voz, puesta al servicio, por desgracia, de temas puramente pachangueros. Ella es hija del que fue delantero centro del Real Madrid, Pahiño. Ella (su voz) merecía algo más que lo que le ha tocado en suerte.
Pese a todo, Trigo Limpio ha prometido ensayar gestos austeros, poner el corazón en la boca y vestirse con moderno clasicismo para salir al escenario. A lo mejor nos premian por prueba tan excelsa de buena voluntad.

A SONG FOR EUROPE 1980
Doce jurados británicos regionales escogieron a Prima Donna cantando Love enough for two para representar Gran Bretaña en el ESC en La Haya. ¿Qué pensará Europa? Los compositores de la canción ganadora, Stephanie de Sykes y Stuart Slater, hablan con Penny Allen.
Medio techo del teatro decorado con pétalos de yeso y querubines de oro, fantasías de otros tiempos, y al lado el equipo técnico enfoca una colección de escudos de plata que cuelgan sobre el escenario. Todo en consonancia con los temas de esperanza y sueños, tanto las canciones como los intérpretes tienen nombres que perpetúan lo brillante. En algunos casos era difícil de entender qué era qué. ¿Era Easy la canción y Plain Sailing el intérprete o viceversa?
A diferencia de competiciones internacionales deportivas, donde hay criterios objetivos y los concursantes conocen sus posibilidades relativas, los participantes en el ESC dirigen su potencial y su imagen a algún señor/fraulein/monsieur hipotético o a la Sra. Fortuna, y en el Reino Unido incluso la canción representativa es seleccionada en un gesto de democracia (o en la garantía de que nada diferente o extremo pasará).
En el A Song for Europe de este año, estaba el grupo Pussyfoot que demostró la norma. El público de Eurovisión está familiarizado con el grupo pop masculino con guitarras vistosas y corbatas brillantes y con parejas dulces y jóvenes vistiendo camisetas y vaqueros. Pero una mujer encabezando una banda de rock y cantando “I want to be free, I want to be me” , aunque esto lograra el apoyo del público presente en el teatro, se manifestó desordenadamente en las puntuaciones de los paneles regionales.
“Este grupo”, dijo Terry Wogan con su sabiduría habitual, “polariza al público”, y volvió al marcador donde la carrera entre las dos canciones principales Love enough for two y Happy everything era más emocionante a cada instante que pasaba.
La elección pone en un pañuelo al sexteto armónico con referencias al sexo ilícito (nosotros estábamos ya bien acostumbrados a la insinuación sexual, siendo iniciada en la competición con las palabras: “Every time you give me that thing, I can hear a million bells ring” (Cada vez que me das eso, oigo sonar un millón de campanas’) y Maggie Moone que, en vez de la liberación, como la primera mujer mítica, Pandora, todo el mal y la destrucción sobre el mundo, quiso presentar una caja aterciopelada a su amante que contiene un Happy everything, seguramente el último grito en ideas de regalo para los que nunca pueden recordar aniversarios o cumpleaños.
Cuando las puntuaciones finales dibujaron el nivel medio, la cámara nos mostró entre bastidores a los concursantes tensos. Un miembro de Prima Donna alargó su brazo consolador hacia los hombros de Maggie Moone. Ante el empate, llegó un pensamiento rápido de Wogan: cada jurado regional rápidamente debe votar entre las dos canciones, dejando ganador a Prima Donna, cuyas tres parejas abrazadas, encendidas y jóvenes habían causado dulzura en muchas gargantas envejecidas.
Stuart Slater y Stephanie de Sykes, una pareja de compositores estable, no saben cómo escribieron Love enough for two, por lo general sus canciones se desarrollan por casualidad. Ella puede volver a casa a las dos de la madrugada para encontrarle a él tocando soñolientamente el piano, cantando canciones llenas de tonterías sobre pantalones bombachos. El entusiasmo inicial a menudo viene de él pero “la inspiración” dice él, “no llega más allá del primer verso”.
Ella añade la disciplina, y, como muchas esposas, se lo pone todo en orden. Ella es adicta a los crucigramas (de ahí los juegos de palabras y referencias cruzadas en la canción) y, después de muchos años cantando como corista, la armonía y las frases vienen instintivamente. En este caso Stuart estuvo descontento con la letra y Stephanie estuvo de acuerdo en cambiarla, pero no se puso a hacerlo antes de la fecha límite. La canción (interpretada por el máximo posible en Eurovisión, seis componentes, “cuanto más cantantes haya, mayor será el efecto”, dice Stuart) se presentó con el nombre de un grupo inventado para cantarlo. No había, según ellos, grupos en Gran Bretaña que tuvieran la imagen que ellos querían para la canción.
Siguiendo la vieja máxima de los escenarios, -nunca trabajes con animales o niños-, Stuart y Stephanie buscaron jóvenes de expresión fresca. “Incluso la gente más dura y cínica les encuentra representantes del amor joven”.
Danny Finn, componente del grupo New Seekers en su última etapa, ya había rechazado la oferta de Eurovisión, pero cuando Stuart y Stephanie se acercaron a hacerle la propuesta, él acababa de volver de visitar a un adivino que le había augurado que él haría un buen negocio y ganaría dinero con alguien llamada Stephanie. No hubo sorpresa, Danny Finn aceptó. Se encontraron dos chicos más y luego llegó la búsqueda de las muchachas.
“Hay escasez”, dice Stephanie, “de chicas que podrían hacerlo. Nosotros audicionamos a muchas jóvenes cuyas caras eran preciosas, pero que no tenían voces adecuadas. Nosotros queríamos cantantes de primera clase”. Más tarde, Stuart y Stephanie tomaron a dos hermanas, primas de Paul McCartney, y a una
tercera cantante, Sally Ann Triplett. Los compositores proponen que el grupo sobreviva al imperante estilo Abba.
¿Y de qué habla la canción ganadora? “Es sobre la voz del típico hombre”, explica Stephanie, “que nunca está en casa pero que quiere que ella siempre esté allí”. “La letra no importa demasiado”, dice Stuart. “La gente se toma Eurovisión demasiado en serio”. “Sí, es cierto”, asegura Stephanie, “deberíamos tomárnoslo como la Copa FA”.

ENTREVISTA A MARI CRUZ SORIANO
(Revista ¡Hola!, núm. 1.863)
Acaba de volver de Holanda y ya está con prisas, con sus invitados, con su programa ‘Gente, hoy’ en TVE. Ella y Trigo Limpio han sido los representantes de España en el pasado Festival de Eurovisión.
•¿Cómo ha sido ese off the record de Eurovisión?
Ha habido muchos nervios y también hay que decirlo, mucha desilusión. No esperaba nadie los resultados de las votaciones. En cuanto a la canción de España, fue algo inesperado, porque los días anteriores al festival era una de las favoritas. Salió en el boletín de la televisión holandesa como una de las primeras, no ya por su melodía, sino por los arreglos, por la técnica de la canción, que, indudablemente, era de gran calidad. Todos nos quedamos sorprendidos.
•Sin embargo, al principio España iba ganando.
Si. Y eso fue lo sorprendente. Todos pensábamos, tal como se iban sucediendo las votaciones, que quedaríamos entre los cinco primeros. Y de repente nadie nos votaba, ni Francia, ni Italia. Y lo de Portugal… ¿tú crees que es normal que nos dieran dos puntos?
•Hay quien dice que podría ser un boicot.
No creo. Más que no lo creo, no pienso que tiene por qué existir un boicot. No sé de quien ni para qué; prefiero creer, y lo digo sinceramente, que fue una casualidad.
•¿Cómo valoras tu paso por Eurovisión como presentadora?
Ha sido una de las experiencias más interesantes de mi vida profesional. Desde luego, presentar un festival es muy distinto al trabajo que hago todos los días en televisión: charlar con la gente, pasar de un tema a otro, etc. Presentar un festival es algo más serio, si se quiere más impersonal. Tuvimos tres ensayos generales y dos por países. Al final sabíamos perfectamente hasta el último gesto que nos favorecía, lo que sonaba mal, etc.
•¿Qué recuerdos tienes de tu momento de gloria?
Yo estaba bastante nerviosa cuando salió la canción de Irlanda me hicieron subir a un podio. Cuando terminó la canción se apagaron las luces y me encontré de pronto a oscuras. De repente, zas, un foco y 500 millones de personas que te están escuchando, que te están observando. Los primeros cinco segundos no sabía dónde estaba. Luego ya me empezó a entrar la calma y al final de la presentación estaba totalmente relajada.
•¿Cómo ha sido la organización del festival?
Perfecta. Fíjate que era el primer año que se hacía eso de un presentador por cada país y hablando en nuestro propio idioma. Cuando me lo dijeron pensé que aquello sería un follón impresionante, pero me quedé asombrada cuando vi que todo estaba pensado perfectamente. Nadie se equivocó ni hubo ningún tipo de problemas.
•Y Trigo Limpio, ¿cómo reaccionaron ante los resultados?
Hombre, estaban bastante tristes, y más que tristes sorprendidos, porque te repito que nadie se lo esperaba. Pero en seguida se tranquilizaron y se animaron. Ellos, y todos nosotros, sabemos que lo hicieron muy bien. Creo que salieron a ganar y se les notó. Por eso quizá fue más desilusionante. Indudablemente, esto es un palo para ellos, pero te digo sinceramente que son unos luchadores que saldrán adelante. Además de que son muy buenos cantantes…
•¿Cual fue tu canción favorita?
(Mari Cruz tararea la canción italiana) No es que la italiana sea la que más me gusta, pero creo que es muy romántica y muy bonita. No tengo una inclinación especial por ninguna. Hubo muchas que me gustaron, por ejemplo la ganadora. Es un poco sorprendente que hoy día, con los gustos actuales sobre música, gane una canción que no es en absoluto festivalera. A lo mejor eso mismo quiere decir que estamos hartos de tanto ruido y queremos un poco de paz y tranquilidad. Pienso, además, que era muy pegadiza. También hay que tener en cuenta quién la canta, y el chiquito aquel era un chico muy dulce y encantador. Además la defendió francamente bien, todo hay que decirlo.
•¿Cómo fueron los días anteriores al festival?
Teníamos muchas cenas, comidas, en fin, todas esas cosas. Fue muy gracioso el hecho de que casi todos los españoles que fuimos éramos vascos: Trigo Limpio, Javier Iturralde, una chica del coro y yo misma. Uno de los días fuimos a un restaurante español a cenar. Al final de la cena, nos trajeron una guitarra y estuvimos cantando hasta las tantas. Fue muy bonito. Incluso tocamos el piano. Fue el día más bonito de todos.
•¿Y después del festival?
Después del pequeño sustillo de las votaciones nos fuimos a cenar, porque entre otras cosas eran las doce de la noche y teníamos muchísima hambre. Después de cenar fuimos a una fiesta organizada por el festival y más tarde fuimos a otra que nos ofrecía la casa de discos. Al principio estuvimos un poco tristes, pero luego se nos pasó y lo pasamos bien.
NOTA: Mari Cruz Soriano afirma que TVE no recibió puntos de Italia y en realidad Trigo Limpio consiguió 6 votos de la RAI. Por otra parte, resulta cínico que la Soriano se ofenda con la precariedad de votos portugueses hacia España (“¿Tú crees que es normal que los portugueses nos dieran dos puntos?”) cuando el jurado español no se dignó a concederle ni un mísero punto a Portugal.

EUROVISIÓN, DE LA NADA A LA MÁS ABSOLUTA MISERIA
J. M. Costa
(El País, 22 abril 1980)
Una vez más, el Festival de Eurovisión (y Marruecos) ha cubierto su esplendorosa aventura. Una vez más, los espectadores hubieron de aguantar la presentación, desarrollo y epílogo de esta obra dramática que, al parecer, intenta reflejar el estado de la música en Europa, al tiempo que acerca a los pueblos en un tono de mediocridad que casi nada bueno dice de casi ninguno de ellos.
Para empezar, conectaron con Prado del Rey. Allí estaba una Marisa Medina que había aprendido con gran dedicación las cuatro preguntas que había de formular al spanish jury, y también un jurado que parecía haber sido escogido en función de un sorteo por la guía de teléfonos o de algún tipo de amistad desconocido por el público, ya que su capacidad musical quedaba fuera de toda duda cuando emitían sentencias como “asistimos a un renacer de la canción romántica en Europa”, “Trigo Limpio ha estado muy profesional” o la sorprendente y peculiar afirmación de que “el Festival de Eurovisión es un hecho importante para la comunicación europea”. Claro que por allí andaba también José Luis Uribarri (presidente) haciendo autobombo de su programa Aplauso y pontificando que ganaría la canción alemana porque “se lo merece y, además, los alemanes nunca han quedado en primer lugar”. Y, de manera rauda y presurosa, se nos ofrecen unas vistas de Holanda (ya se sabe: tulipanes, la reina, los canales y alguna fábrica) para que comience el festival.
Un festival que no estuvo ni mejor ni peor que los de años anteriores, lo que ya tiende a calificarlo, pero que, en esta ocasión, presentaba a una serie de grupos que, ya que no de la música, se preocupaban un poco de la coreografía. Nuestros representantes, Trigo Limpio, dieron, en cambio, una muestra de estatismo notable, tal vez convencidos de que su canción Quédate esta noche tenía el suficiente empaque como para no necesitar adornos.
Aquello, en realidad, era una demencia. Exceptuando a la canción irlandesa, la italiana, la belga y, tal vez, la inglesa, prácticamente todo el resto fue una muestra de la vulgaridad y oportunismo musical europeos. Aparte de ello, los estilos presentes, excepción hecha de la maravillosa y provocativa presencia del grupo Telex, representando a Bélgica, eran un homenaje a un pasado que casi nunca fue tan ramplón.
Pero hete aquí que finaliza la primera parte del festival y, con gran sorpresa por parte de todos, nos anuncian, por adelantado, la votación del jurado de Prado del Rey, sin duda en previsión de potenciales mosqueos, como el de la quijotada del año pasado. Y de nuevo a Holanda, para disfrutar de las equivocaciones de la presentadora y los exóticos acentos de los jurados. Precioso resultó cuando a los portugueses les preguntaron con asombro “¡Ah! Pero ¿ustedes hablan inglés?”. Muy emocionante y buen principio para los españoles, que después se hundieron en la tabla de la clasificación. Ganó Irlanda con What’s another year (ante la indignación ya mentada de Uribarri) y Bélgica quedó la última. En todo caso, es un espectáculo divertido. Hace unos años, Katja Ebstein salía enseñando unas espectaculares piernas, ahora sale rodeada de pingüinos. Los tiempos cambian.

NEUROVISIÓN
Enrique del Corral
(ABC, 22 abril 1980)
El festival canoro de Eurovisión me ataca los nervios. Cada año debo soportar resignada y estoicamente esta neurovisión de la neurocanción con la esperanza de que se produzca algún milagro. Pero es inútil. Ni si quiera la fecha jubilar de las Bodas de Plata ha servido para eso. El festival sigue siendo para mí el Neurofestival… y vaya por delante que soy un fervoroso admirador de la UER y de sus acciones, pero no de sus intenciones respecto al festival canoro, pues me moriré sin comprenderlas por inanes e incluso desacreditadas en ese mundo al que pretende potenciar: el de la música ligera. Me refiero al ámbito de los espectadores-oyentes, no al de los cantantes ni al de los sellos discográficos, que con la fiesta harán su agosto. Pero eso es harina de otro costal.
La NOS maestra en el uso del cromatismo y con el mejor director de su plantilla, Theo Ordeman, y seis cámaras, una de ellas autónoma, bien usada sobre todo al final, cuando la carrera de Johnny Logan desde el lugar destinado a los cantantes entre cajas al escenario para la apoteosis final, produjo un esqueleto sólido de imágenes en este tipo de espectáculos. Lo malo es la carne fofa y sin músculo, pues las canciones, base del festival, carecen, en general, de chicha. No son, creo yo, ni chicha ni limoná. Ganó Irlanda con esa balada que ya veremos cuánto aguanta, quedando otra vez derrotada Alemania y “a la cola”, o poco menos, España, con el puesto 12 de los 19 países participantes. Pero habíamos de ser los primeros y a mi juicio no variaría un tanto así, pues a mí lo que me parece malo es el festival y su acción. Y, por supuesto, su intención.
No comprendo como realidades más altas de la UER murieron apenas nacidas, y otras no nacen. Entre aquellas está El gran teatro del mundo, del que tuvimos aquí prueba única, y suficiente, cuando Tea Party, de Pinter, en la versión de TVE de Marcos Reyes Andrade, con Fernando Rey y Gemma Cuervo en los personajes estelares… Y entre lo non nato, un festival de música grande. Pero está visto y comprobado que eso de la cultura teatral importa poco en la UER, y la gran música menos, al parecer, pues ni lo ha intentado siquiera. En general, y salvo excepciones que lo confirman, el deporte es su fuerte, y del deporte, el fútbol. Y como estandarte, con cortejo de atriles y voces, el Neurofestival.
Un escenario discreto, con móvil incluido y ausencia total de flores (sin duda porque las acapararon todas en Prado del Rey para el set del jurado) y la feliz novedad de los presentadores por países, dominó la emisión. Por TVE acudió Mari Cruz Soriano para completar el cuadro nórdico (Mari Cruz es bilbaína, Trigo Limpio, donostiarras) que estuvo bien. En Prado del Rey cumplió esa labor Marisa Medina, tan respetuosa con todos que incluso llamó doña a una chiquilla de 16 años. Presidió el jurado José Luis Uribarri con méritos sobrados, y actuó de secretario el siempre eficaz Francisco Hortelano.
Y ya hasta 1981 si Dios y la UER quieren. Aunque a lo mejor la Unión Europea de Radiodifusión deja la cosa en las Bodas de Plata y piensa en programas mejores para esos 400 millones de espectadores, según dijo Miguel de los Santos, que estuvo discreto. Esos 400 millones de espectadores merecen esperar más del potente organismo, que podría buscar en otra música y por distintos caminos la auténtica integración entre los pueblos de Europa. Pero, claro, todo es cuestión de dividendos, y seguramente que el festival, tal y como es, los proporciona. Así pues en Irlanda estará otra vez la cosa con nuevas cosas que al nacer parecerán ya viejas…

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