Eurofestival de 1978 El ascensor y las flores en la solapa (1ª parte)
El 22 de abril, sábado, se celebra la vigesimotercera edición en un marco envidiable. Es el Palais des Congrés de París que está en la calle St. Cyr y fue inaugurado el 28 febrero de 1974.
Compiten 20 países: Irlanda, Noruega, Italia, Finlandia, Portugal, Francia, España, Reino Unido, Suiza, Bélgica, Holanda, Turquía, Alemania, Mónaco, Grecia, Dinamarca, Luxemburgo, Israel, Austria y Suecia.
Presentó la sofisticada Denise Fabré y el serio León Zitron. Los dos presentadores son de gran valía en Francia e hicieron una labor estupenda. Ella habló en francés y él en inglés, lenguas obligatorias de la UER. Quizá la introducción se hizo algo larga. Además, cada cinco canciones hacían un pequeño intermedio en el que soltaban otro discursito.
Miguel de los Santos retransmitió para España. Aquí se vio muy mal debido a fallos con el color, con unas subidas de intensidad muy fuertes. Los que tenían televisión en blanco y negro no lo notaron.
Como Clifford Brown se retiró en 1977, la UER/EBU escogió a Frank Neef para hacer de secretario general y notario que levanta acta del resultado en las votaciones. A la vez revisaba si los escrutinios se daban correctamente. Este señor era bastante más imparcial que el ínclito señor Brown, si no que se lo digan a la pobre Laurita Valenzuela que le tuvo que soportar en el ’69 en aquellos accidentados votos.
500 millones de telespectadores, por Eurovisión y vía satélite.
La gala se montó en el enorme anfiteatro del Palacio, con un escenario de 600 m2. Se hizo un despliegue de iluminación, con 400 proyectores y cuatro cañones de luz, que hacía que unas veces el escenario se viera rosa, otras blanco, otras oscuro y a veces azul. Se puso una plataforma giratoria, en forma de góndola, para la orquesta, detrás de la pista por donde salían los artistas.
La prensa de la época habló del presentador, Zitron, como una persona muy antipática que durante los ensayos no paraba de regañar al productor de show, a la presentadora y compañera Denise Fabré y a los encargados de sonido. De hecho no nos extraña por que se le veía carácter. Para presentar llevaban papeles donde leían lo que tenían que decir, algo que hoy está en desuso, pero que en aquellos años era habitual.
Entre el público, en primera línea estuvieron invitados famosos artistas como Serge Gainsbourg y su esposa Jane Birkin, Marie Myriam, Frida Boccara, Jacqueline Boyer, Rika Zarai, Dalida, Joe Dassin y Demis Roussos, además de muchos actores de moda en Francia como Jean-Pierre Aumont y Mari-Jose Nat y la infanta Beatriz –princesa de Torlonia- que estuvo muy interesada en conocer en persona a José Vélez porque le parecía un cantante espléndido.
Las favoritas eran España, Bélgica, Mónaco, Francia, Alemania, Luxemburgo e Israel. Sólo se equivocaron con España que ocupó la novena plaza con 65 puntos, algo descolgada de los pronósticos iniciales. En cambio, los demás sí recibieron su recompensa. Bélgica quedó segunda, Mónaco cuarta, Francia tercera, Alemania sexta, Luxemburgo séptima e Israel primera, con Yizhar Cohen y el grupo Alpha Beta.
Hay que destacar que este año entre canción y canción se veía a los artistas tras los decorados y bajando por un ascensor que indicaba el paso de un tema al otro. Después se encontraban antes de entrar a escena y se saludaban con deportividad. Había sonido directo y se escuchaban comentarios banales propios de un momento crítico como ese y una fuerte dosis de nervios naturales, justo antes de salir al ruedo.
El encargado romper el hielo fue Irlanda con el pelirrojo y efusivo Colm Wilkinson que era el autor y compositor de la canción Born to sing –Nacido para cantar- y la verdad, cantar, cantó, pero a grito pelado, con un despliegue de tics que asustaban un poco. Ya de por sí su aspecto es algo inquietante, pero cuando empezó su número se concentró tanto que dejo al público sin habla. Por lo menos fue recompensado por tanto esfuerzo con 86 votos y un 12 que le dio el jurado de Noruega. Fue quinto, fuera de los pronósticos, que no lo tenían entre los favoritos. Esta canción sonaba un poco a country americano y es que la raíz de esa música viene de Irlanda. Adelantó injustamente a Alemania y Luxemburgo que eran temas mejores.
Si el cantante de Irlanda era rarito, el de Noruega, Jahn Teigen lo era más. Se vistió de payaso, con gafas de sol enormes, de mujer. Además le pusieron una flor de ropa en la solapa. Es curioso pero este año casi todos los intérpretes llevaban alguna, por lo visto estaban de oferta o era una horrorosa moda que se inventaron. Además Jahn, lució un pantalón rojo con tirantes, que no paraba de estirarse como haciéndose el interesante. Yo no sé que hubiera pasado si se hubiesen roto. Hizo un numerito considerable que consiguió un hermoso cero y el último lugar. No importó el salto de tijera tan impresionante que hizo al final y el gritito de marras. Tampoco pareció afectarle mucho porque volvió a Eurovisión tres veces más. En el ’78 cantó Mil Etter Mil de Kai Eide bajo la batuta de Carsten Klouman. La prensa española lo comparó con Ramoncín, que por esos días también salía disfrazado en sus shows. Mucho postín para tan poca voz.
Tras estas dos actuaciones ya todos pensaban que Eurovisión se estaba volviendo algo extraña, pero gracias a Dios, los italianos nos trajeron la cordura con un tema precioso e impecable a cómo nos tienen acostumbrados. Este año se escogió a Ricchi e Poveri y el tema Questo amore –Este amor- de Sergio Bardotti y música de Dario Farina y Mauro Lusini. Los arreglos fueron de Nicola Samale. Cantaron con una solvencia envidiable y puesta en escena perfecta. Fueron doceavos con 53 votos, de nuevo mal tratados en las clasificaciones. Las malas lenguas corrieron el rumor que la escultural y guapa rubia del grupo antes había sido un hombre. Ya por entonces empezaba el morbo por la transexualidad. Estaban de moda Amanda Lear y Bibi Andersen, pero en el caso de esta italiana los rumores no eran ciertos. Para ver una transexual en Eurovisión y ganadora, todavía faltaban 20 años.
El conjunto Ricchi e Poveri (Ricos y pobres) son de Génova. Se dieron a conocer en el Cantagiro italiano de 1968. Fueron artistas revelación en el Festival de San Remo de 1970, cuando quedaron segundos tras Nicola di Bari, con La prima cosa bella que defendieron ambos intérpretes con distintos estilos. Sus nombres eran: Angela Brambati, la morena del pelo corto y ojos de tigresa, el rubio Angelo Sotgiu, Marina Occhiena, alta y escutural mujer de pelo platino y el del bigote, Franco Gatti. En los años ochenta el grupo disminuyó a tres componentes porque Marina les abandonó. Fueron un bombazo en el verano de 1982 con Me enamoro de ti, versionada al español.
Seija Simola fue la representante de Finlandia. Cantó Anna rakkaudelle tilaisuus de Reijo Karnoven con letra también de la propia intérprete. Dirigió Ossi Runne. Vistió de azul grisáceo. El tema era una balada sencilla pero sin nada de especial y por eso fue poco recompensada. Sólo tuvo 2 puntos y fue penúltima en empate con Turquía, otra sacrificada en Eurovisión.
Fue una lástima que un tema tan simpático como el de Portugal sólo obtuviera 5 puntos quedando en la decimoséptima plaza. Se trata de Dai-li-dou del grupo Gemini. Dos señoras y dos señores que hicieron un buen número. Ellas escogieron unos vestidos de gasas en azul y rojo, muy vaposoros moviendo las amplias mangas al compás del dai-li-dou… papagalo… y ellos iban con chaquetas blancas y las camisas a juego con el vestido de ellas. El tema esta dedicado a un papagayo, porque lo decían todo el rato. La letra es de Carlos Quintas y la música de Víctor Mamede. El altísimo Thilo Krassman dirigió la orquesta. Más graciosas fueron las representantes de Luxemburgo en el ’80 con su canción dedicada a un pingüino. Los animales también han estado presentes en las plumas de los autores eurovisivos como vemos.
Habrá más… Reyes del Amor 15/11/03
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