ESC 1993: EVA SANTAMARÍA, LA SEGUNDA CONTACTADA

Inicia su andadura nuestra particular “Nave del Misterio” en este 2019 aterrizando en Millstreet '93. El asunto de la presente columna no es otro que uno de nuestros temas “estrella”: las desapariciones de personas. En este caso la abducida fue Eva Santamaría. Sí, aquella aprendiz de cantante que nos debería haber representado aquel año. Y […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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ESC 1993: EVA SANTAMARÍA, LA SEGUNDA CONTACTADA

Inicia su andadura nuestra particular “Nave del Misterio” en este 2019 aterrizando en Millstreet '93. El asunto de la presente columna no es otro que uno de nuestros temas “estrella”: las desapariciones de personas. En este caso la abducida fue Eva Santamaría. Sí, aquella aprendiz de cantante que nos debería haber representado aquel año. Y digo que nos debería haber representado porque, la noche de la actuación, la persona que salió por parte de TVE en el escenario de Millstreet era otra absolutamente distinta, acompañada de un variopinto grupo de alienígenas. Nadie se explicaba tal suceso. Ya pasó con Patricia Kraus en 1987, la cual debe estar viviendo ahora en el planeta Melmac, la tierra de Alf. ¿Se acuerdan de ella? (A mi respectiva columna les remito).

En el vídeo promocional con el cual nos estuvieron martirizando durante las dos semanas anteriores, además de la auténtica Eva Santamaría, se veían también a toda una serie de tíos cachas, en concordancia con el tema de la canción que se titulaba Hombres. Pero a la hora de la verdad, sobre el escenario, ni tíos buenorros ni Santamaría, ni na de na. ¡Qué decepción para todo el personal! Y en cuanto a la canción, ¿qué clase de bodriaco era aquello que sonó en Millstreet? Aunque la canción auténtica tampoco es que fuera la Bohemian Rapsody que digamos. El bodrio original acabó convertido, en vivo y en directo, en un verdadero bodriazo del copón. Y la bazofia coreográfica era digna de Pop Star Queen o de Xuxa. ¿Pero, qué demonios pintaban allí aquellos dos sudamericanos con maracas dando vueltecitas sobre sí mismos, y las otras tres marionetas locas dando saltos y moviendo los brazos a punto de descoyuntarse?

Por lo que respecta a los modelitos, ¡mejor ni les cuento! A la extraña mujer que sustituyó a Eva Santamaría la vistieron con el que usaba la Moños para ir a la verbena de San Juan, todo raído y deslucido. Su moño parecía una coliflor mal hecha. A la marioneta saltinbanqui se le veían hasta las enaguas, y sus dos acompañantes parecían dos clicks de playmóbil.

En cuanto a la canción, la verdad es que debieron encargársela a algún cachondo mental. Primero pone a parir a todos los hombres, para acabar ensalzándolos a su manera. Lo que se supone debía ser un alegato feminista, acaba convirtiéndose en un alegato sexista, paternalista, retrógrado, carca y de lo más vulgar y ridículo (y más machista que otra cosa). Y si no se lo creen, repasemos la siguiente estrofa, y de paso alucinen un poco conmigo:

Hombres y mujeres en la intimidad 
Son como dos faros en la oscuridad,
Como dos misterios para desvelar; 
Son complementarios como guerra y paz, 
Como sol y luna, como tierra y mar, 
Son irresistibles, son como un imán,
Que al mundo hace girar.

Según se puede leer en la página Historia de esta misa web, resulta que el cachondo mental autor de semejante despropósito es un tal Carlos Toro. No sé quién es este hombre, pero, por su composición, parece salido del VOX ese (aunque en aquellos tiempos todavía no existiese): Como dos misterios para desvelar”, ¿a qué misterios se refiere?; “Son complementarios como guerra y paz”, ¿la guerra y la paz son complementarias?, yo diría que más bien son totalmente antagónicas, y además, en una relación heterosexual, ¿quién sería la guerra y quién la paz, según esta eminencia?; “Son irresistibles”, ¡hombre!, si él lo dice…; “Son como un imán que el mundo hace girar”, o sea, que los que no somos heterosexuales no hacemos girar nada. ¿Ustedes entienden algo? Si esto tiene algo de progresista, moderno y feminista, que venga dios y lo vea. A lo mejor es que los gilipollas de TVE se creían que habían descubierto América con semejante estupidez.

Y de los tíos cachas, nada de nada. Menos mal que no se trajeron a la Sabrina de los Boys boys, o a la Cicciolina aquella, tan famosas en las décadas de los '80 y '90, porque si no, hubiera sido el acabose. Las marionetas que componían el jurado finlandés en Helsinki debieron agarrar todas juntas las fiebres de Malta, o paludismo agudo por lo menos, para atreverse a otorgarle 10 votos a este impresentable disloque.

¡Ah! por cierto, Eva Santamaría regresó de su abducción años más tarde, convertida ya precisamente en una marioneta de esas, para formar parte del jurado español de 1997 y de 2002. En 1997, cuando la tontuela de la presentadora le preguntó qué tal le fue en su viaje sideral, ella contestó, la mar de contenta, que le fue fenomenal y que estaría dispuesta a repetir. Por lo que llegamos a la conclusión que a las aprendices de cantante que acuden a Eurovisión les sale más a cuenta largarse de copas con algún alienígena, o ser inseminada por algún ser intergaláctico de por ahí, que salir al escenario a hacer el más espantoso de los ridículos.

Respecto a la organización del festival en sí mismo, cabe resaltar que los irlandeses se buscaron a un millonario para que sufragara la organización y los gastos del evento. El tal millonario convirtió un hipódromo entero en una especie de nave espacial gigantesca adornada para Navidad. Era tan grande el escenario, que no cabía en los televisores, ya que, por aquella época todavía no existían los de tecnología actual, que suelen ocupar casi toda la pared de los comedores o salones. Debido a esto, muchos de los telespectadores se tuvieron que contorsionar de tal manera, tuvieron que hacer tantas filigranas para ver bien el festival, que durante todo el siguiente mes los traumatólogos y osteópatas hicieron el agosto (y obviamente también, como ya es habitual, los oftalmólogos y otorrinolaringólogos). Por lo que la Seguridad Social en Europa fue un derroche de bajas durante todo un mes, por culpa del puto millonario ese.

Entre las canciones hubo un montonazo de habaneras, villancicos e himnos eclesiásticos: Dinamarca, Bélgica, Portugal, Francia, Irlanda, Finlandia, Chipre, Croacia, Noruega, además, ¡cómo no!, de la típica infantilada y birria británica. Pero, entre todo ese desaguisado, si algo destacó, aparte de la intervención española, esa fue la participación de una familia israelí (matriarca incluída) y su inenarrable show. Yo siempre suelo darle el winner (o el Oscar, como prefieran), a lo más friki de la noche de entre todo lo friki. Indiscutiblemente la mamarrachada israelí se lleva la Palma de aquel año. Esta actuación es para estudiarla con todo detalle, digna de una tesis doctoral musical. Me voy a extender un poco en comentarla, y pido perdón por ello, pues ya sé que me critican mucho diciendo que escribo columnas muy largas, pero es que no tiene desperdicio. Desde luego esta gente del Próximo Oriente son capaces de lo mejor y de lo peor.

Vamos a ver: se trataba de un himno a la tierra de Israel, a la hermandad de los pueblos y a la paz, por lo que no era ninguna novedad. El título de este potaje era Cantar (tampoco se rompió los cascos que digamos, el cachondo mental que lo eligió) . Pero si en algo destacó fue la coreografía y los modelitos con los que disfrazaron a los seis componentes de esta troup de urracas titiriteras: los dos hombres salieron con dos chalecos de plástico; a las tres mujeres más jóvenes las disfrazaron de margaritas, y a la matriarca le colocaron el típico camisón violeta eurovisivo, cubierto con la cortina del baño de su casa. El caso es que aquello parecía más una de esas funciones de final de curso que se hacen en primaria o en párvulos, en las que suelen disfrazar a los niños de margaritas, soles, gnomos, y todas esas cosas tan coloristas y chillonas. 

Comienza la canción israelí con dos de las chicas aullando con el típico “uuuu juuuuu, juuuu”. Una de ellas parecía china o japonesa. Después se acercan para seguir la melodía los dos hombres, cada uno dice una frasecita. En mitad de este potaje de lentejas se acerca la matricarca, la cual hasta el momento se encontraba delante de un piano haciendo ver que lo tocaba, y se suma a los gritos y a los desafinados alaridos del resto de la troup (esta parte de la performance la eliminaron del directo). Acto seguido, la matriarca da un rabotazo y se larga de nuevo, volviéndose a sentar como un pasmarote delante del piano. Apartada del grupo se encontraba la sexta componente de la familia, la cual no sé qué pintaba allí ni qué hacía, si cantaba, susurraba, no lo sé. Para acabar el potaje de lentajas de manera apoteósica, se vuelve a acercar la matriarca al grupo, así como la chica solitaria, y entre todos ya alineados, pegan el berrido final.

La conjunción de voces, alaridos, desafinaciones, además del conjunto coreográfico, fueron de órdago. Fue para morirse. Este conjunto de urracas cantoras y parlanchinas superan con creces a nuestros representantes de la fauna ibérica de 1996 con el lobo y sus aullidos incluído (a mi columna dedicada al ESC 1996 les remito), y podrían pasar a la Historia de Eurovisión de entre lo más top.

A los lectores que hayan conseguido llegar hasta aquí, les pido disculpas, y también les felicito. Lo siento de verdad si les he cansado, pero les puedo asegurar que hay que tener mucho más aguante para soportar la estelar actuación de los llamados Lahakat Shiru y su Shiru. Para los más masocas, les he puesto los dos vídeos del potaje israelí más abajo, tanto el de la final como el de la preview.

Me parece que en los conservatorios de música no existe la especialidad de “Crítica Musical de Bodrios”. Si existiera, y algún crítico decidiese hacer una tesis doctoral al estilo de Risto Mejide sobre el festival de Eurovisión, quizás lograse que le dieran una mención especial en los Nobel, o sin ir más lejos en los Premios “Princesa de Asturias”, en el apartado de Humanidades y Ciencias Sociales.

Bodrios aparte, las canciones más interesantes del ESC 1993, según mi subjetivo punto de vista, fueron las siguientes:

Favorita: Sva bol svijeta, BOSNIA-HERZEGOVINA

2º Ellada, hora tou fotos, GRECIA

3º This time, MALTA

4º Esmer yarim, TURQUÍA

5º Mama Corsica, FRANCIA

6º Maria Magdalena, AUSTRIA

7º Sole d'Europa, ITALIA

8º Moi, tout simplement, SUIZA

9º Alle mine tankar, NORUEGA

10º Vrede, PAÍSES BAJOS

La mejor canción de 1993: The pain of this world (Sva Bol Svijeta), del grupo bosnio Fazla.

El vídeo promocional de Shiru y las seis urracas cantoras de la familia Lahakat Shiru. El momento en que la matriarca deja el piano y se acerca a berrear junto con los demás, pegando luego un rabotazo para volver a largarse y sentarse de nuevo al piano, no tiene desperdicio. Como tampoco lo tienen las melodiosas y agradables voces en su conjunto y los alaridos de la solista principal.

La actuación de las urracas Lahakat Shiru en la final de 1993

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