ESC 1991: EUROVISION A LA ITALIANA Y MIS 6 TEMAS FAVORITOS DE LA HISTORIA DEL ESC

Si hasta 1991 pensábamos que ya lo habíamos visto todo en Eurovisión, ese año fue precisamente la “refinitiva”. Pensábamos que estaba todo dicho y enseñado en cuanto a Eurovisiones se refería, pero…¡qué equivocados estábamos! El Festival de la Canción de Eurovisión de 1991 pasa por ser una de las mayores extravagancias jamás vista hasta entonces, […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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ESC 1991: EUROVISION A LA ITALIANA Y MIS 6 TEMAS FAVORITOS DE LA HISTORIA DEL ESC

Si hasta 1991 pensábamos que ya lo habíamos visto todo en Eurovisión, ese año fue precisamente la “refinitiva”. Pensábamos que estaba todo dicho y enseñado en cuanto a Eurovisiones se refería, pero…¡qué equivocados estábamos! El Festival de la Canción de Eurovisión de 1991 pasa por ser una de las mayores extravagancias jamás vista hasta entonces, de toda la historia de la televisión europea (y casi mundial).

Cuatro pecados mortales se cometieron allí: 1º) El apacón del presentador; 2º) La pava de la presentadora y su modelito; 3º) La Baby Doll; y 4º) La repelente niña Carola y los dos maniquís de El Corte Inglés que le acompañaron dando saltos. Todo ello fue sazonado y condimentado, de la manera más empalagosa que se pueda imaginar, con una serie de tarjetas ilustrativas para presentar a los distintos participantes (entre cancioncita y cancioncita), y que consistió en una espantosa tortura de principio a fin, que ríanse ustedes de las torturas chinas y malayas. Este tormento se trataba de que cada participante salía para presentarse así mismo canturreando una pequeña estrofa de alguna canción típica italiana (por si no tuviéramos suficiente con los 22 impepinables shows con los que se completó aquel martirio).

Es curioso este caso, porque al principio la cosa prometía ya que se decidió hacerlo en la maravillosa Cinecittà, en las afueras de Roma, la Ciudad del Cine donde se rodaron tantas y tantas maravillosas películas: Rossellini, Pasolini, Visconti, el Peplum de los años '50 y '60, Mario Bava y su cine de terror junto con Antonio Margheriti y Riccardo Freda… Yo es que he sido siempre muy cinéfila. Pero a la hora de la verdad, la cosa resultó un desastre completo en cuanto a realización por parte de la RAI, la televisión italiana, verdaderamente inenarrable e indescriptible, se mire por donde se mire.

La verdad, todo hay que decirlo, hubo canciones que no estaban nada mal, sobre todo si las escuchamos aparte, fuera del contexto del festival: la maravillosa Le dernier qui a parlé a la raison de la cantante tunecina Amina Annabi; la griega Anixi interpretada por una abuela de 80 años; la portuguesa Lusitana Paixâo defendida por Dulce Pontes, la cantante lusa más famosa salida del festival hasta la fecha (hoy gran intérprete de fados) junto con Salvador Sobral; e inclusive sin ir más lejos la propia canción española Bailar pegados de Sergio Dalma, una de nuestras mejores participaciones en el ESC (aunque la parte de los delfines resulte un poco cursilona).

El despropósito fue tal, que los italianos acabaron convirtiendo un plató de Cinecittà en las fallas de Valencia. Delante de las fallas había toda una platea enorme de butacas, en la cual sentaron a la Gina Lollobrígida aquella tan famosa, ya bien madurita, como adorno de la función, durante las insufribles e interminables dos horas y media que duró aquello. Todo el fondo del patio de butacas estaba rodeado por una inmensa colmena, en la cual se encontraban encerrados los comentaristas de las respectivas televisiones, cada uno en un cubículo distinto. Por otra parte, la orquesta estaba en aquella ocasión incrustada dentro de las fallas.

La realización fue en general desastrosa. Los cámaras se habían chutado algo y no atinaban con los encuadres, no hubo ensayo previo, todo se consumó al libre albedrío: a los dos apaconcicos de los presentadores los dejaron a su aire, que se buscaran la vida, y no sabían ni qué decir, ni a quién tenían que presentar, ni qué idioma hablar, ni a qué cámara dirigirse, ni sabían quién era quién, ni a qué país representaba el cantante que tocaba salir, vamos que…, como el guión era inexistente, el presentador se hacía la picha un lío, y a la presentadora, por no recomendarle, ni siquiera le recomendaron cómo vestirse y… ante la duda, la muy paleta y palurda se fabricó ella misma un modelito con cuatro retales que encontró en el polvoriento baúl de los recuerdos de su tatarabuela segunda. Su peluquera resultó ser también su peor enemiga y quiso vengarse de ella haciéndole un simple apaño, y va que chuta.

En cuanto a los shows, no me voy a extender mucho, pero sin duda alguna destaca aquí Baby Doll y su tema Brasil. Más que ella, quién destacó más en esta excentricidad fueron los tres bailarines (un chico y dos chicas) y su arqueología coreográfica, además de las dos muertas con mortajas negras del fondo, haciendo gesticulaciones. El tema estaba dedicado a la samba y a los distintos bailes latinos, como por ejemplo también el chá chá chá, y en la letra salían nombradas España, Colombia, Cuba, América… Se trata de una de las representaciones más estrambóticas de los últimos tiempos y más surrealistas. Nadie hasta ahora todavía ha sabido dilucidar el significado exacto de semejante circo ni por qué lo llevaron, sabiendo además que en aquel tiempo Serbia estaba en plena guerra con sus repúblicas vecinas. Baby Doll se llamaba realmente Dragana Saric y representó precisamente a la televisión de Serbia con esta bazofia. Su modelito también dio que hablar. En especial quién se fijó más en él fue Loles León, una de las cinco marionetas que componían el jurado español en los estudios de Prado del Rey aquel año. A Loles León la que le gustó más fue Baby Doll precisamente, por su osadía, valentía y falta de formalidad, al más puro estilo “almodovariano”. Así se puede definir el espectáculo que dio Baby Doll.

La otra que dio la nota fue la repelente Carola. Esta fue su segunda espantosa aparición en el festival, tras su tronada representación del '83. Salió acompañada de dos maniquís de El Corte Inglés movidos por cuerdas, los cuales acabaron de ayudarla a hacer el ridículo más espantoso ante toda Europa (como si ella no se bastase por sí sola). El bodrio que presentó trataba de una chica perdida en un vendaval amoroso, y tanto la composición como el ritmo emulaban a Abba, Teach Inn, Brotherhood of Man, Buck's Fizz, Herrey's, Bobbysocks o Riva (por nombrar solo a unos pocos horteras de tantos que han pasado por Eurovisión a lo largo de su historia). Es decir, más de lo mismo y de lo más anodino. Tuvo la osadía de desbancar del podio a la verdadera ganadora: la cantante tunecina Amina Annabi con su Le dernier qui a parlé.

Y ustedes se preguntarán seguramente por qué le tengo tanta manía a la Carola esa. Pues por si no lo habían adivinado todavía, ahí van mis motivos (que no son pocos): por prepotente, engreída, creída, altanera, soberbia, por ir de reina, por mala cantante, por salir siempre desde el primer momento con ventaja sobre los demás participantes por el simple hecho de ser sueca…,bueno y aquí me paro, porque si no, muchos eurofans van a cogerme más odio a mí del que ya me tienen. A todo esto, que sepan ustedes que siempre he considerado a los nórdicos y a los británicos, principalmente, como los responsables directos de que el festival tenga tan mala fama entre muchos profesionales de la música, ajenos a él.

C'est le dernier qui a parlé qui a la raison es uno de mis temas favoritos de entre los 15 mejores de toda la historia del ESC desde 1956 hasta la actualidad, junto con I treni di Tozeur (Italia '84), Eres tú (España '73), Falter im Wind (Austria '72), Telegram (Alemania '77), Lane moje (Serbia 2004) y Ein lied kann eine brücke sein (Alemania '75).

También conviene recordar, cómo no, a Sergio Dalma y Bailar pegados, una de nuestras mejores representaciones en mucho tiempo. Yo sólo le quitaría a la canción la parte del baile del mar con los delfines, porque me parece de lo más cursi. El tema es muy sentido y llega a emocionar, pero yo he preferido siempre, de entre el repertorio de Sergio Dalma a Esa chica es mía, me parece más bonita. El jurado de títeres italianos, entre los que se encontraba Raffaella Carrà, no le dio a Sergio Dalma ni un puto voto. Por lo que los títeres españoles del año siguiente se vengaron con Mia Martini y su Rapsodia. Ya se sabe, aquí quienes movían los hilos eran LOS DE ARRIBA que eran los que decidían en realidad, según les iba.

Las marionetas españolas que formaban parte del jurado español fueron aquel año cinco: El actor Alfonso del Real, el polifacético Paco Clavel, la cachonda Loles León, la pedante cantante Salomé, y la tontuela de la presentadora Isabel Gemio. Hubo más títeres sentados en plató, calentando su sillón respectivo, pero como la insoportable Salomé, que era quien llevaba la voz cantante, no les dejó decir ni pum,…pues eso, que fue como si el resto de marionetas no existieran, y solo hubo en realidad un jurado compuesto por cinco títeres movidos por hilos desde ARRIBA.

Bueno, ¡basta ya! Que luego se queja mucha gente y me dicen que la pedante y la pesada soy yo escribiendo columnas tan largas. Aquí más abajo les dejo la lista de mis preferidas de este año tan macarrónico, además de los videos de mis seis canciones preferidas de todos los tiempos en Eurovisión, que espero que les gusten.

Y buen verano a todos y a todas.

MEJORES CANCIONES DE EUROVISIÓN 1991

Preferida: C'est le dernier qui a parlé qui a la raison, Amina, FRANCIA

2º Bailar pegados, Sergio Dalma, ESPAÑA  
3º Anixi (Primavera), Sophia Vossou, GRECIA
4º Lusitana Paixâo, Dulce Pontes, PORTUGAL
5º Kann, Duo Datz, ISRAEL
Could It Be, Georgina & Paul Geordimaina, MALTA
Canzone per te, Sandra Simó, SUIZA
8º Geef Het Op!, Clouseau, BELGICA
Comme è dolce il mare, Peppino de Capri, ITALIA
10º S.O.S, Elena Patroklou, CHIPRE

La mejor canción del festival C'est le dernier qui a parlé qui a la raison. En realidad representó a Túnez, un país que ya intentó participar en Eurovisión en 1977.



Esa chica es mía, la canción que nos debería haber representado en Eurovisión '91.

Aquí tienen dos momentos de la intervención del jurado de títeres españoles. O más bien, dos intervenciones de la única marioneta española que hubo aquel año en el jurado, la dichosa Salomé esa, pues parecía la única protagonista de la función de títeres.

Loles León: “Yo después de ver como iba vestida la Chichola Chinqueti esa, me he puesto mi sombrero de bruja”.

La otra Chichola o Chocholina de la noche: Baby Doll. Atención a la coreografía tan brutal, y a las dos zombies negras de detrás. Como decorado de fondo, las fallas de Valencia.

MIS SEIS CANCIONES FAVORITAS DE LA HISTORIA DE EUROVISION

I Treni di Tozeur, 

Eres tú

Falter im Wind

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Ein lied Kann eine Brücke sein

Lane Moje

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