ESC 1990: CUANDO EUROVISION SE PONE SERIA (Y SIGO CON MIS PREFERIDAS)

Cuando Eurovisión se pone seria no es Eurovisión, es otra cosa. En 1990 se puso la cosa tan seria, que parecía que estuviésemos en la OTI. Eso sí, los nórdicos, británicos y  yugoslavos en su línea, como siempre: no renunciaron para nada a lo hortera. Se puso tan serio el asunto que hubo hasta canciones […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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ESC 1990: CUANDO EUROVISION SE PONE SERIA (Y SIGO CON MIS PREFERIDAS)

Cuando Eurovisión se pone seria no es Eurovisión, es otra cosa. En 1990 se puso la cosa tan seria, que parecía que estuviésemos en la OTI. Eso sí, los nórdicos, británicos y  yugoslavos en su línea, como siempre: no renunciaron para nada a lo hortera. Se puso tan serio el asunto que hubo hasta canciones “serias”; es decir, canciones antieurovisivas. Pocas, pero algo es algo (Macedomienne, Shara Berechovot). 

También las hubo étnicas, o al menos algún intento de mezclar lo autóctono con lo comercial pero sin renunciar a la esencia del país al que representaban ni a las músicas alternativas de fuera de Europa (White and Black Blues, Bandido, Gözlerinim Hapsideyim, Horis Skopo). Algunas fueron muy oportunistas, acordes con la euforia europeísta que se vivía por entonces, intentando recordar al personal, que nos encontrábamos por fin en una Europa la mar de unida, a pesar de que siempre ha estado de lo más desunida (Insieme 1992, Somewhere in Europe, Brandenburgen Torr, Keine Mauern Merr).

El resto de la velada fue todo muy anodino, aburrido, monótono, fuera de onda (Ik wil alles met je delen, Quand je te rêves, Musik Klingt In die Welt Minhaus, Frei Zu Leben, Sempre ha alguem, Som em wind). Para acabar, no faltó este año tampoco la ya clásica cursilada británica (y encima en esta ocasión cantando a la paz del mundo), estilo al cual también sucumbieron los chipriotas (curiosamente), con una chuminada titulada Milas Poli.

Miren que fue serio aquello, carca, antiguo, viejo; pero viejo, viejo todo de verdad y caduco, que hasta el evento fue presentado por dos momias de mil años de antigüedad cada una. La de sexo masculino estaba ya para el arrastre, pal retiro, vamos. No sé como consiguieron exhumarla. Más le hubiese valido que la hubieran dejado enterrada tal como estaba. También el público estuvo compuesto por un montonazo de momias apiladas. Ninguna de ellas bajaba de los 500 años de edad. Eso de la Eurovisión llena de eurofans jovencillos y locuelos con banderitas de todos lo colores llegaría años más tarde. Hoy día se oyen más los gritos del público que las propias canciones.

No obstante, curiosamente, es una de mis eurovisiones preferidas de los años '90. Quizás sea porque aquí (¡quien lo hubiera dicho!) destacó la representación española, y eso siempre se agradece. Se colocó en el top 5 por varias razones: por el carisma de las intérpretes, su fuerza y desparpajo en su defensa del tema que presentaron; porque salieron las primeras, y sobre todo porque la canción fue de las más alternativas y antieurovisivas junto con la francesa.

A pesar de todo, casi por lo único que se las recuerda, fuera del mundo eurofan, es porque dicen por ahí que se equivocaron: que si hubo un fallo, que si no se coordinaron ambas, que si eso sólo nos pasa a nosotros, que vaya metedura de pata, que si el fallo del principio acabó por beneficiarlas… ¡Qué toston! Es que es increíble, qué martinete, y desde entonces la cosa sigue igual, dale que te pego con el martinete del fallo o a la supuesta equivocación, ¡por Dios!

Vamos a ver: aquí no hubo equivocación ni fallo alguno. Fue un error de sonido, es decir, de la realización del programa por el directo. Y ya está. No fue un error de ellas. Porque para fallos, errores y equivocaciones de verdad está Eurovisión llena, llenita, desde sus inicios. Sin ir más lejos, ahí tenemos al “Tonto Tontuño” aquél (que por cierto fue el ganador de esta edición con la oportunista y mediocre Insieme 1992) y a la “Chocholina Gilipolleti” aquella, presentando el festival en Roma al año siguiente (a mi columna anterior les remito) en el cual hicieron el ridículo más espantoso ante toda Europa. Aquello sí que fue una retahíla de fallos de principio a final y de descoordinación, algo verdaderamente impresentable en cuanto a realización además.

Aunque, sin salirnos de 1990, para fallos y errores los del propio comentarista español, Luis Cobos. No sabía que terreno pisaba el pobre, él mismo reconocía en sus comentarios que no sabía en dónde se había metido. Más le hubiera valido dirigir la orquesta (que al fin y al cabo es lo suyo) y no hacer el redículo como lo hizo. Y ya que nos referimos a los directores de orquesta, a señalar que en esta ocasión estuvieron todos de lo más frikis, especialmente el británico, el cual ya era perro viejo en esto. El de Dinamarca era el mismo esperpento vestido de blanco del año anterior (sí, aquél que se subió al escenario para acompañar en su numerito a la Salomé roja aquella, ¿se acuerdan?, la de 1989 -a mi columna respectiva les remito-).

También cabe recordar otros fallos históricos, como el de la propia pareja italiana, Albano y Romina Power en 1976, olvidándose de la letra de su tema Noi lo rivivremo di nuovo; también se les olvidó la letra de su canción a la española Karina en 1971, y a la finlandesa Justine en 1996. Y solo nombro a tres participantes de la historia de Eurovisión, pero seguro que hubo más que fallaron debido a los nervios, por no hablar de los fallos en la realización debido al directo a lo largo de toda la historia del ESC.

Por lo que respecta a la representación francesa, resultó ser el segundo puntazo alternativo de la noche. Los franceses tras insistir durante los años anteriores, de 1956 a 1989, con la misma canción, La vie en rose de Edith Piaf, dieron aquí un giro de 180 grados y enviaron una cosa, que los racistas del Ku Klux Klan francés ese, de la Jeanne Marie Lepain, todavía deben estar rasgándose las vestiduras a día de hoy, solo de pensarlo y recordarlo. Resultó ser una especie de himno a África, en medio de toda una serie de horteradas oportunistas y pro europeas. 

Pues bien, parece ser que en esta ocasión la idea le funcionó al lumbreras de turno, ¿a quién debió ocurrírsele semejante insesatez antieurovisa? Porque hay que reconocer que el tema era antieurovisivo al cien por cien, junto con el tema español, con lo cual se arriesgaban muchísimo, la verdad sea dicha.

A diferencia de las otras dos intentonas anteriores por cambiar de onda, (las de 1980 y 1986 -en que fracasaron de la forma más estrepitosa saliéndoles el tiro por la culata-), a los franceses en esta ocasión la idea les funcionó mucho mejor, a pesar de su inmerecido tercer puesto, pues deberían haber quedado los primeros, y las españolas las segundas.

Volviendo a 1990, fue tan serio todo aquello, que ya no tengo más que decir. Quizás también resaltar que se puso de moda lo “rojo” (El 50% de participantes iban vestidos de rojo). La única que optó por el rosa pink panther, el color oficial del festival, fue la yugoslava Tajci. 

Se me ha hecho hasta más corta la columna que de costumbre. Lo siento mucho por mis fans, que sé que los tengo. Para que no resulte tan corta, debajo de la lista de las mejores de 1990, les he puesto unas cuantas más de mis grandes preferidas de toda la historia, completando la lista que ya empecé en mi columna anterior, hasta un total de 20. Espero que les guste.

LAS MEJORES CANCIONES DE 1990:

Favorita: White and Black Blues, Joëlle Ursull, FRANCIA

2. Bandido, Azúcar Moreno, ESPAÑA
3. Macedomienne, Philippe Lafontaine, BELGICA
4. Somewhere in Europe, Liam Reilly, IRLANDA
5. Insieme 1992, Toto Cotugno, ITALIA
6. Frei zu leben, Chris Kempers & Daniel Kovac, ALEMANIA
7. Shara Berechovot, Rita, ISRAEL
8. Gözlerinim Hapsideyim, Kayahan Acar, TURQUÍA
9. Eitt lag enn, Stjiormin, ISLANDIA
10. Keine Mauern Mehr, Simone, AUSTRIA.

La mejor canción de 1990 White and Black Blues (Blues en blanco y negro).


12 CANCIONES MÁS DE ENTRE MIS GRANDES FAVORITAS EN LA HISTORIA DE EUROVISION

L'amour est bleu, LUXEMBURGO 1967. La delicadeza de la griega Vicky Leandros ganó en 1972 con lo que NO debería haber ganado; y en cambio en 1967 perdió, quedando en cuarto lugar, con lo que SÍ debería haber vencido: este estupendo y tan bien interpretado L'amour est bleu.

Non ho l'età, ITALIA 1964, Si Gigliola Cinquetti hubiera salido con esta elegancia cuando presentó el ESC de 1991…

Merci Cherie, AUSTRIA 1966, Un de las mejores baladas de los '60, y de la historia de Eurovisión.

Due grosse lacrime bianche, ITALIA 1969, A mí es que cada vez que la oigo me entran ganas de llorar. Soy muy sensiblera.

Waterloo, SUECIA 1974, Pues sí, sigo pensando que los nórdicos junto con los británicos son los responsables de la mala fama del ESC. Pero reconozco que esto fue un antes y un después en Eurovisión.Tiene que estar en una lista de las 20 mejores SÍ o SÍ.

Judy et Cie., BÉLGICA 1976, Es que yo a Marilyn Monroe la adoraré siempre. Lástima que Pierre Rapsat muriera tan joven.

Libera, ITALIA,1977. Una canción pro aborto, pro liberación femenina. Más al día que nunca.

Terminal 3, IRLANDA 1984. Versión extendida. No podía faltar mi idolatrada Linda Martin. Y con lo que me gustan a mí los viajes, y enamorarme por ahí… Considero que los irlandeses están bastante sobrevalorados, pero esta es sin duda la obra maestra del pesao del Johnny Logan ese (compositor). Muy ochentera.

Silencio e tanta gente, PORTUGAL 1984. Versión de Sónia Tavares y Herman José, en estudio.

Rapsodia, ITALIA 1992, Maravillosa Mia Martini, como siempre. Una de las grandes en la historia de Eurovisión

Kinek Mondjam el vetkeimet?, HUNGRÍA 1994, interpretada por Friderika y Jenei Szilveszter

Kuula, ESTONIA 2012. Y como preludio a la Navidad, cierra esta selección de “lo mejor de Eurovisión” esta obra de arte, el mejor tema sin lugar a dudas de los años 2000


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