ESC 1968: COMPLOT FRANQUISTA

España 1968. El año del boom. El boom económico. El boom constructivo (aquí ya empezó la fiebre del ladrillo -y eso si no comenzó antes-). El boom de las familias numerosas. El boom de los fines de semana en la playa con el Seiscientos o las vacaciones en el pueblo con el Simca 1000. Fines […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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ESC 1968: COMPLOT FRANQUISTA

España 1968. El año del boom. El boom económico. El boom constructivo (aquí ya empezó la fiebre del ladrillo -y eso si no comenzó antes-). El boom de las familias numerosas. El boom de los fines de semana en la playa con el Seiscientos o las vacaciones en el pueblo con el Simca 1000. Fines de semana de merenderos, botijo y tortillas de patatas, o entoldados con banderitas y farolillos de colores mientras sonaba la música sin parar (Recomiendo leer El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio). 

Era aquella España idílica y maravillosa de “cuento de hadas”. La España de nuestros padres y nuestros abuelos, con la que hoy día todo joven sueña. Era el País de la Fantasía, lleno por todas partes de parques de atracciones y ferias repletos de barbas de papá, pampers, los espejos de la risa, trenes fantasma y norias. También fue el boom del TBO, con su Familia Ulises (¿la recuerdan?). Y, por supuesto, fue el boom de ese medio de comunicación de masas por antonomasia, conocido popularmente como La Caja Tonta. En ella hacían furor entonces Herta Frankel y sus marionetas junto a Franz Johan, más conocidos como El Clan de Los Vieneses, entre otros.

La Caja Tonta era una especie de lavadora de cerebros con centrifugado express para 24h seguidas. Su compañera, la radio, le andaba a la zaga para poder redondear y acabar esas veinticuatro horas completas. Y lo siguen siendo hoy día. De hecho, ahora el centrifugado ya no es express, sino supersónico, instantáneo. Obviamente las autoridades de la época se dieron cuenta enseguida del poder disuasorio y manipulatorio que tenía el aparatito, el cual podía servir muy bien para difundir esa “marca España” por todo el mundo. Aunque, en realidad, los guiris ya habían empezado a invadir el país a principios de esa misma década o incluso antes. Especialmente los alemanes. Muchos nazis estaban aquí exiliados y afincados a sus anchas. Para ellos esto era el País de las Maravillas. 

Y así fue como nuestro amado Manuel Fraga Iribarne decidió que el empalagoso turismo no era suficiente. Así que, parece ser que se le iluminó por fin el cerebro y tomó la decisión de enseñar las grandezas de España a toda Europa, ganando a toda costa el mamoneo de Eurovisión. Así porque sí, sin más. Porque aquello se veía en toda Europa al mismo tiempo y a la misma hora. Y el país de Jauja, donde manaba leche y miel, el país elegido por el Sagrado Corazón y María Auxiliadora como el mejor país del mundo, se lo merecía. Y si encima hinchábamos pecho ante Cataluña e Inglaterra, nuestras tradicionales enemigas de siempre, mejor que mejor. Y todo gracias a Eurovisión.

El caso catalán siempre ha sido la mar de extraño. A pesar de la tirria que siempre se le tenía a Cataluña, resulta que fue gracias a ella que el País de las Maravillas se mantuvó en pie hasta 1975. Gracias a ella, y gracias también a los industriales vascos y a los señoritos andaluces, muy majos y hermosos todos ellos. Esa gente fue artífice también de nuestra Caja Tonta Nacional: TVE. De hecho, muchas de las producciones de la época salían de los estudios Miramar en Barcelona, más que de Prado del Rey.

¿Y cómo sucedió la cosa? Pues resulta que el representante de la marca España en Eurovisión iba a ser el catalán Joan Manuel Serrat con la canción La, la, la compuesta por el famoso Dúo Dinámico, y cantada toda ella en lengua catalana, la segunda lengua del país de Cervantes, más antigua en origen que la lengua castellana. Pero claro, el castellano, originario de Cantabria, y propagado por toda Castilla, fue el idioma hispánico que históricamente más impulso tomó. Acabó siendo el idioma mayoritario y acaparador del País de Jauja, España, el país escogido por el Sagrado Corazón y María Auxiliadora de los Cristianos como el mejor lugar del universo para echar raíces y establecerse, tal como dice muy bien Juan Eslava Galán en su reciente libro El Catolicismo explicado a las ovejas (Juan Eslava Galán fue premio Planeta en 1987 por En busca del Unicornio).

Por tanto, nuestro excelentísimo Manuel Fraga Iribarne no podía permitir que Joan Manuel Serrat cantará en catalán. Nos debía representar una canción interpretada en castellano, el idioma de Castilla y de toda España, la única España Grande y Libre. El idioma elegido por el Sagrado Corazón y María Auxiliadora. El idioma de su hijo, Nuestro Señor y la Santísima Trinidad, que escogieron a su vez este país para que fuera su casa, y para que todos los guiris se reflejaran bien en él como en un espejo y vinieran a disfrutar de sus playas, sus sangrías, sus paellas, de la atrocidad esa de los toros y de su flamenqueo y pandereteo.

Acto seguido, nuestro muy venerable Fraga Iribarne eligió a la jovencita María de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa, nacida en 1947, para que representase en Eurovisión a nuestro país cantando en nuestra sacralísima lengua, venerada por todos y hablada por tropecientos millones de católicos en todo el mundo. Hoy día esta lengua, al menos a nivel europeo, ha quedado como una reliquia para ceremonias religiosas, y está bastante relegada ya en Eurovisión. Inclusive el portugués ha llegado a triunfar y a ser mucho más importante, llegando a sumar hasta 758 votos en la edición de 2017, mientras que el castellano se quedó con una birria de 5 votos de mierda.

A María de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa, madrileña de nacimiento, la vistieron con una ridícula minifalda, y así la mar de chula, acompañada de otras tres horteras como ella, salió al escenario del impresionante Royal Albert Hall en Londres (si alguna vez van a Londres, les recomiendo entrar con una visita guiada, es alucinante). Desde luego hay que reconocer que se tiene que tener muchos huevos para hacer eso, y lanzarse así sin más, con aquella pinta, al foso del Royal Albert Hall.

Y la cosa dio el pego. Aquello se ve que se consideró la mar de moderno. ¿O tal vez no? ¿Qué dio, en realidad, el pego o el mamoneo? ¿Qué sucedió realmente para que se destronase al gran favorito, el histriónico Cliff Richards, representante del país de Peter Pan, el también soñado y añorado País de Nunca Jamás. Cliff Richards hizo una interpretación bastante salida de tono también, que podía haber pasado perfectamente por Cliff Richards en el país de las maravillas. Igual que Alicia en el país de las maravillas pero a la inversa.

Como ya informó en su dia el listillo de José María Íñigo (aunque posteriormente lo desmintió todo) Manuel Fraga se confabuló con sus amigos alemanes comprando los votos necesarios. Por algo Alemania era nuestra mejor embajadora en Europa, y parece ser que nos llevábamos muy bien desde siempre, por lo que eran los más adecuados para entendernos con ellos. Hay que recordar que la II Guerra Mundial tan sólo había finalizado hacía 23 años (Para que se hagan a la idea, exactamente 23 años hace que la maestra de primaria Anabel Conde nos representó en Eurovisión con la sobrevalorada Vuelve conmigo. Por lo que, 23 años tampoco son tantos).
 
Un experto en estas cosas, el periodista Miguel de los Santos, tan tan experto como que fue incluso comentarista en varios festivales de Eurovisión para nuestra Caja Tonta nacional, corrigió a José María Íñigo, en cierta manera, para acabar afirmando en un programa especial de la Historia de Eurovisión que todo en ese certamen no era más que una pamema, y que aquellos jurados reunidos en un estudio de televisión, no eran más que una serie de marionetas, aunque más grandes que las de Herta Frankel. De todas formas, Miguel De los Santos no hizo referencia explícita al caso la, la, la.

Ha habido siempre otros casos parecidos en Eurovisión. La televisión es así. Un medio adecuadísimo para atontar a las masas y hacerles creer cosas que en realidad ni son, ni existen, ni pasan. Ese es el caso por ejemplo de los también idílicos países de Francia e Inglaterra, con su “glorioso” pasado colonial de potencias mundiales. Francia e Inglaterra, que por los años '60 eran los países que más dinero ponían a la UER (Unión Europea de Radiodifusión), eran las Reinas del Mambo en Eurovisión por aquella época. También lo fue durante varias décadas Israel. Gracias a Eurovisión, supimos que allá por Oriente Medio existía un fantástico país de ensueño, lleno de hermosos efebos danzarines y jovencitas acarameladas. Daban ganas de irse a vivir allí y echar raíces en algún paradisíaco kibbutz en medio del desierto de Baba 'El Sekhajo.

Y a todo esto, ¿y la canción que nos representó? Pues el la, la, la, para mi gusto no estaba nada mal. Es muy sencilla, pero muy sentida. Es un poema dedicado a todas las madres, lo que ya es mucho. La versión catalana es bastante mejor, más sufrida y sentida. Y la interpretación de Serrat emociona más que la de María de los Ángeles Santamaría. De hecho, es mi favorita de ese año si la hubiera cantado Serrat. Aunque tengo muchas dudas de si le hubieran dado el premio, en el caso de que hubiese ido. Por lo demás, comparada con el resto de actuaciones, María de los Ángeles Félix Santamaría tenía todas las de ganar, por todas las razones más arriba expuestas, la sencillez del tema, y la garra que le dio a su interpretación.

Mejores que la nuestra fueron el tema belga Quand tu reviendras (Cuando regreses) de Claude Lombard, la balada Chance of a Lifetime (Una vez en la vida) del irlandés Pag McGeegan, y la interpretación de los juglares yugoslavos con su Jedan Dan (Algún día).

Les dejo aquí abajo para acabar alguna bibliografía sobre el tema de la televisión que vale la pena conocer, y sobre otros temas interesantes también.

Bibliografía recomendada:

– Eslava Galán, Juan: En busca del unicornio, 1987, Ed. Planeta, Barcelona.  (Premio Planeta 1987)
– Eslava Galán, Juan: El catolicismo explicado a las ovejas, 2009, Ed. Planeta, Col. Booket: Serie Divulgación – Historia. Barcelona.
– Elguero, Ignacio: Los niños de los Chiripitifláuticos, 2004, La Esfera de los Libros, Madrid.
– Rico, Lolo: TV, fábrica de mentiras: La manipulación de nuestros hijos, 1992, Espasa-Calpe, Madrid.
– Rico, Lolo: El buen espectador. Cómo ver y enseñar a ver la televisión, 1994, Espasa-Calpe, Madrid.
– Cubells, Mariola: ¡Mírame, tonto! Las mentiras impunes de la tele. Así se hace la telebasura en España, 2003. Ediciones Robinbook, Barcelona.
– Cubells, Mariola: ¿Y tú qué miras?: La tele que no ves, 2013, Rocaeditorial, Barcelona.
– Sánchez Ferlosio, Rafael: El Jarama, 1956, Destino Libro (Edición de 2005). Barcelona.
– Ibáñez, Francisco: Mortadelo y Filemón en “El plano de Alí -Gusa-No”, 1978, Ediciones B; Colección Olé; Barcelona.

MEJOES CANCIONES DE 1968 (VALORACIÓN SUBJETIVA DE LINDA MARTINEZ)

Favoritas ex aequo:  Chance of a Lifetime, Pat McGeegan, IRLANDA;  La, la, la, Joan Manuel Serrat, ESPAÑA

2ª Jedan Dan, Dubrovacki Trubaduri, YUGOSLAVIA
3ª Quand tu reviendras, Claude Lombard, BÉLGICA
4ª La, la, la, Massiel, ESPAÑA
5ª Ein hoch der liebe, Wencke Myhre, ALEMANIA
6ª La source, Isabelle Aubret, FRANCIA
7ª Marianne, Sergio Endrigo, ITALIA
8ª Guardando il sole, Gianni Mascolo, SUIZA
9ª Det Börjar verka kärlek, benne mej, Claes Göran Heldelström, SUECIA
10ª Congratulations, Cliff Richards, GRAN BRETAÑA

Un poco de arqueología eurovisiva con unos cuantos vídeos:


 La preciosa versión en catalán del tema La, la, la interpretado por Joan Manuel Serrat en el vídeo promocional, y compuesto por el Dúo Dinámico. Indudablemente la mejor canción e interpretación de la Eurovisión de 1968 (si hubiera logrado participar).

La versión en castellano, por el mismo intérprete

Dubrovacki Trubaduri, Jedan Dan, representaron a la televisión de Yugoslavia.

Pat McGeegan, de Irlanda, interpretó Chance of a Lifetime

Claude Lombard, de Bélgica, y su Quand tu reviendras (Cuando vuelvas)

 


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