EL CASO JEFFERSON

Acaba de tener lugar el directo de TVE en su web para hablar de las candidaturas de LeKlein y Mario Jefferson, con los propios artistas en plató, y rápidamente he tenido la necesidad de dejarlo todo y escribir estas líneas —para ser sincero, no tenía ni idea de que hoy se haría un directo. Pero […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL CASO JEFFERSON

Acaba de tener lugar el directo de TVE en su web para hablar de las candidaturas de LeKlein y Mario Jefferson, con los propios artistas en plató, y rápidamente he tenido la necesidad de dejarlo todo y escribir estas líneas —para ser sincero, no tenía ni idea de que hoy se haría un directo. Pero ese no es el tema—. El caso es que al darme cuenta de que Mario Jefferson estaría presente, las ganas de verlo eran nulas. Yo mismo evité hablar de él y su canción 'Spin my head', ni para bien ni para mal, en mi columna anterior '¿Objetivo Eurobottom?', simplemente por haberme enterado de «su broma de tan mal gusto en Twitter hacia el colectivo transexual», como bien dije. Sin embargo, inexplicablemente lo he hecho. Y mi sorpresa ha sido grata. Incluso, más que grata, yo diría que ha resultado ser una lección. 

Me he encontrado con un chico normal, sincero, que más allá de ser conocido, tiene los pies en el suelo. Tanto es así que al contrario que al señor Javián, no tiene problema en reconocer que a él sí le afectan las críticas destructivas, porque… ¿a quíén no le duelen? Basta de hipocresía. Puede gustarte o no su canción, —admito que no es de mi gusto, me recuerda demasiado a Abraham Mateo—, pero eso no implica tener que desprestigiarlo a él como artista o su música. Vuelvo a repetir, estamos demasiado malacostumbrados a desechar aquellas propuestas que no son acordes a nuestros gustos, sin respeto ninguno. Ayer mismo leí un tweet en el que un usuario se descojonaba de risa al ser bloqueado por el cantante, alegando que no sabe recibir críticas. Ahí es donde está el problema, ¿qué clase de críticas? La falta de respeto, a lo que muchos llaman criticas, yo lo llamo groserías, impertinencias. Cada uno es libre de dar su opinión, faltaría más, pero no de cualquier modo. A menudo olvidamos que detrás de una imagen hay una persona, y esa persona tiene sentimientos. Al final hace mella toda la basura gratuita que se verte sobre ella. Qué falta de empatía.

Con esto no quiero decir que haya olvidado el desafortunado comentario que hizo Mario en Twitter —que más que desafortunado, lo puedo catalogar como ignorante—, pero aún y todo, todos cometemos errores, y una metedura de pata, por muy gorda que sea, la tiene cualquiera. Hay que saber rectificar. En los últimos años, la quema de brujas en las redes sociales se ha vuelto a extender. Cuanto más fuego haya, más leña debe arder. No conozco de nada al chaval, mas estoy seguro de que se arrepiente, no es mal tío. No soy fan ni creo que lo vaya a ser, pero ante todo, le tengo respeto a la persona que se esconde detrás de la apariencia. 

Rectifico. Me equivoqué al juzgarlo, no soy quién para hacerlo. Es más, después de saber algo más de él en el directo, me cae hasta bien. Comenté sin darle la oportunidad y me arrepiento. La coherencia no siempre es perfecta. Gracias, Mario. Lección aprendida.

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