EL CAMINO QUE LLEVA A KIEV (ETAPA 2)

El camino que lleva a Kiev avanza hasta llegar a su segunda etapa. Un viaje que este año nos está dejando grandes sobresaltos como la polémica final nacional española, la crisis entre Rusia y Ucrania, y los propios conflictos internos de ésta última con la UER. También estamos viviendo momentos únicos y tan especiales para […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL CAMINO QUE LLEVA A KIEV (ETAPA 2)

El camino que lleva a Kiev avanza hasta llegar a su segunda etapa. Un viaje que este año nos está dejando grandes sobresaltos como la polémica final nacional española, la crisis entre Rusia y Ucrania, y los propios conflictos internos de ésta última con la UER. También estamos viviendo momentos únicos y tan especiales para todos como la ESPreParty en la que hemos conseguido traer un pedacito del festival, por fin, a España. Y alrededor de todas estas paradas una banda sonora, las candidaturas de Eurovisión 2017, las cuales continuo analizando como siempre una a una y por orden de elección antes de llegar a la esperada meta.

Ucrania: O.Torvald – Time.

12 años después, Eurovisión vuelve a Kiev, y el país anfitrión sorprende con “Lo que nadie se esperaba de Ucrania”. Quizá, ni ellos mismos al no ganar ni el jurado ni el televoto de su final nacional. Después de diez solistas femeninas y su despliegue de armas pop, los rockeros O.Torvald serán la nota discordante de la trayectoria eurovisiva de su país y en esta edición en concreto. Lo que no cambia son las brutales escenografías ucranianas, y si ya han dado muestra de ello en la preselección, en el CIE podemos pronosticar uno de los mejores espectáculos del año. En cuanto a la canción en si, me parece solo correcta, destacando la voz del solista, así como el instrumental, especialmente a partir del puente. No se encuentra entre las favoritas, tampoco entre las mías, pero creo que va a dar mucha guerra. Nota: 6/10

Moldavia: SunStroke Project – Hey mamma.

“Segundas partes nunca fueron buenas” pero siempre hay “La excepción que confirma la regla”. El 'Epic Sax Guy' vuelve a Eurovisión siete años después con el carisma intacto, derrochando buen rollo e incluyendo un puntito de humor que les ayuda a redondear su actuación. Hey mamma no alcanza a Run away, pero que se agradece muchísimo en una edición tan sobria como esta, y probablemente mejoren su marca personal. Nota: 7/10

Dinamarca: Anja Nissen – Where I am.

Un claro ejemplo de una artista que pierde injustamente una final nacional, se vuelve a presentar, y gana con una canción mucho peor. Anja es guapísima, tiene un vozarrón y fuerza en el escenario, pero Where I am no le hace justicia a ella, ni a mi me toca lo más minimo. Me recuerda a esas canciones de relleno de los discos noventeros de Destiny's Child, o En Vogue, o lo dejamos más bien en Eternal, y ni para ti, ni para mi. Dinamarca ha intentado salir del pozo dejando de lado, por fin, el soniquete eurovisivo que nos traen año tras año, pero se ha quedado a medio gas, y va a tener que buscar la forma de llamar la atención en escena para no pasar desapercibida. Nota: 5/10

Letonia: Triana Park – Line.

Letonia supera el bienio de Aminata pero su estela continúa presente. Si bien Triana Park no presenta por el momento una de mis candidaturas favoritas, sí que trae una de las propuestas con más potencial musical y visual. Con varios puntos a mejorar, como el dudoso directo de la solista o la caótica escenografía, sí conviene destacar la fuerza de todo el conjunto que va aumentando a medida que avanza la actuación. Nuevamente marcarán la diferencia con la importancia que conlleva en una competición como esta. Letonia salió del agujero negro con la Supernova, su renovada final nacional, a la que le deben no solo los últimos éxitos en Eurovisión, sino también la creación de un sello propio en el festival. 7/10

Austria: Nathan Trent – Running on air.

“En la sencillez está el buen gusto”. No hace falta tener un vozarrón para cantar bien, ni ser modelo para resultar atractivo, ni realizar un circo para hacer una buena actuación. Austria presenta una candidatura agradable, dulce y sencilla que puede gustar a todo el mundo por igual, no tanto como para ganar, pero sí para recibir apoyos de aquí y allá. El carisma de Nathan Trent hace el resto. Nota: 5/10

Chipre 2017: Hovig – Gravity.

Chipre se ha acostumbrado a importar de Suecia sus candidaturas para Eurovisión, y la estrategia me parece muy equivocada. Primero, porque nos priva de conocer el talento local de uno de los mejores mercados musicales del mundo, el grecochipriota. Y segundo, porque mientras en su país presentan sus mejores propuestas, en el resto, como nos pasó a nosotros en varias ocasiones, nos comemos las sobras manoseadas de los demás. Canción que no está ni bien, ni mal, sencillamente no aporta nada nuevo, ni llama la atención, ni siquiera por su machacón estribillo Made in G:Son. Nota: 4/10

Croacia: Jacques Houdek – My friend.

Croacia de mi vida y de mi corazón, mi país fetiche, quien te ha visto y quien te ve. El Dr.Jekyll y Mr.Hyde se reencarnan en Jacques Houdek para interpretar My friend. Un experimento en inglés e italiano, entre el pop y la lírica, que quizá pueda sorprender visualmente, pero en lo musical es un despropósito barroco, excesivo y hortera a más no poder. Una gran voz desperdiciada, pero también una canción echada a perder que en su parte estándar suena francamente bien, y podría haber sido uno de los himnos de la edición. Y, a pesar de todo, no la descarto en la final. Nota: 3/10

Países Bajos: O'G3NE – Lights and shadows.

Países Bajos apostaron fuerte con uno de sus grupos más exitosos pero se han marcado un renuncio con la canción. Con las mismas referencias noventeras que su vecina danesa son más las “sombras” que las “luces” en este tema algo desfasado y poco original. El gran punto a su favor, y probablemente su tabla de salvación de cara a la gran final, son sus voces, con un directo sobresaliente y unas armonías preciosas que lucen especialmente en el último minuto. Nota: 5/10

Estonia: Koit Toome & Laura – Verona.

Una de mis mayores alegrías de las finales nacionales de Eurovisión 2017 llegó desde Estonia, con la victoria contra pronóstico de Koit Toome, hasta la fecha mi representante favorito del país en el festival, y Laura, diva eurofan donde las haya, frente a la favoritísima y superestrella Kerli. Una auténtica delicia de canción, con reminiscencias a Jason Donovan, Kylie Minogue, Modern Talking y prácticamente a cualquier canción salida de la factoría Stock, Aitken & Waterman a finales de los años 80, que me enamoró a primera escucha. A pesar de que él es vocal e interpretativamente muy superior a ella, los adoro como pareja artística, su química, y el papel de cada uno tan bien definido durante una actuación en la que todo me maravilla, desde las armonías y los coros, hasta la iluminación y realización, sin olvidar ese puntito decadentemente kitsch. Eurovisión puro y duro que estoy seguro de que va a tener una acogida mucho mejor de lo que apuntan las principales encuestas y casas de apuestas. Nota: 10/10

Rumanía: Ilinca & Alex Florea – Yodel it!.

El guilty pleasure de Eurovisión 2017. Una de esas candidaturas que, a pesar de no tener mucha vida más allá del festival, no pueden faltar y dan la nota de color. Un popurrí de sonidos comerciales y urbanos con cantos tiroleses del que salen sorprendentemente airosos con toneladas de buen rollo. La química entre la dulzura y la inocencia de ella con el atractivo y un puntito canalla de él hacen el resto. Un estribillo que unos bailarán y corearán, y a otros les dará vergüenza ajena, pero a todos, absolutamente a todos, se les grabará a fuego. Su resultado es una de las incógnitas de Kiev. Nota: 7/10

Portugal: Salvador Sobral – Amar pelos dois.

Cuando una canción te llega y te emociona, te hace pensar y sentir, y te toca el alma y el corazón, su trascendencia va más allá de cualquier símbolo alfanumérico. Luísa Sobral ha creado una obra de arte que su hermano con su voz e interpretación convierte en magia. Salvador no solo derrocha el talento de un artista en mayúsculas, también una autenticidad y pureza poco habituales, y una ternura fascinante. Una canción de extrema belleza que no necesita más palabras, simplemente se disfruta con todos los sentidos. Portugal no solo es mi ganadora de Eurovisión 2017, y desde ya un clásico contemporáneo para la historia del festival, para mi es algo más, y solo puedo dar las gracias a tus autores por trasnmitirme tantas cosas bonitas. Nota: 10/10

Grecia: Demy – This is love.

La mayor decepción de Eurovisión 2017. Después del experimento fallido y las críticas feroces a Argo, la renovada ERT se propuso contentar al público heleno y a los fans con Demy y el tandem Kontopoulos & Evangelinos, pero por mucha diva, dream team, tul, satén y purpurina en la piel el barco hace aguas por todas partes. Una canción cliché, antigua, barata y escuchada y vista mil y una veces que ni siquiera logra convencer a los eurofans más eurofans. Grecia se lo juega todo a una carta, la puesta en escena, precisamente la especialidad de la casa, y ya pueden tener un as bajo la manga para convencer a un público que de momento los ha recibido con absoluta indiferencia, y a un jurado que a todas luces tiene diez mejores candidaturas en su semifinal. Nota: 5/10

Australia: Isaiah – Don't come easy.

Australia vuelve a dar una lección de “juvenil buen gusto”, y aunque quizá sus candidaturas puedan resultar excesivamente comerciales, lo cierto es que no se les puede recriminar nada en términos de calidad. A diferencia de la opinión general pienso que Isaiah mantiene como mínimo el listón de Guy y Dami, adoro su voz grave y profunda que contrasta tanto con su aspecto dulce y aniñado, y su canción en determinados momentos consigue emocionarme mucho. A pesar de todo esto, y también de haber asumido la participación de Australia en Eurovisión, no puedo evitar preferir que pasen a la gran final diez países tradicionales que probablemente aportan la misma calidad pero con más personalidad en la reñidísima primera semifinal. Nota: 7/10

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