EL CAMINO QUE LLEVA A ESTOCOLMO (Y IV)

Última parte del camino que lleva a Estocolmo, con salida en Camberra y escala en Roma, antes de hacer el último salto que nos llevará a la capital eurovisiva del año 2016. Nos despedimos hasta el próximo año del Melodifestivalen de Suecia y Sanremo en Italia, conocemos las tardías elecciones internas, y sufrimos por momentos […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL CAMINO QUE LLEVA A ESTOCOLMO (Y IV)

Última parte del camino que lleva a Estocolmo, con salida en Camberra y escala en Roma, antes de hacer el último salto que nos llevará a la capital eurovisiva del año 2016. Nos despedimos hasta el próximo año del Melodifestivalen de Suecia y Sanremo en Italia, conocemos las tardías elecciones internas, y sufrimos por momentos una maquetitis aguda con las nuevas versiones y los cambios de última hora. Ya estamos todos, entre la albanesa Eneda Tarifa y la italiana Francesca Michielin, 43 nombres que este año competirán sobre el escenario eurovisivo por el preciado micrófono de cristal, mientras nosotros nos dejamos el alma, el corazón y las huellas dactilares, y tan ricamente.

Australia: Dami In – Sound of silence.

Australia desembarca de nuevo en Europa, no solo para participar en Eurovisión, sino para ganar. Una vez superado el trauma que para algunos ha supuesto su presencia en el festival, un hecho que a mi me parece bien, pero me parecería mejor si se recogiera en el reglamento, ahora debería ser tratado como un país más en la competición, sin tanta deferencia, ni mención continua. Dami In impacta muchísimo, además de por su exótica imagen, por una voz descomunal que contrasta con su aparente fragilidad. Sound of silence no sale de la colección de 'power ballads con base r&b masterizadas en Estocolmo' que inundan los 'top of the ESC' de los eurofans, pero suena francamente bien, con una producción de lujo, y un efectista y pegadizo estribillo que recuerda a algunos de los temazos de Beyonce, Leona Lewis o Rihanna. La actuación en directo, igualmente, será fundamental para convertir algo ya visto y prefabricado en una propuesta con vida propia. Nota: 4/5.

Grecia: Argo – Utopian land.

Grecia tenía todos los ingredientes para estar en el olimpo de mis favoritas de Eurovisión 2016. Lamentablemente, los sonidos urbanos y ritmos tradicionales no se han mezclado bien, con una instrumentación muy pobre, y una letra deslucida por un estribillo afónico y barato, por no hablar del videoclip, con unos gráficos al nivel del Alex Kidd de la Master System 2. Una pena que la afinidad musical, y también ideológica, no se haya traducido en una candidatura de mayor calidad. Nota: 2/5.

República Checa: Gabriela Guncikova – I stand.

Una de las mejores baladas de Eurovisión 2016 que, sin ser la más comercial ni la más impactante, si tiene más sentimiento y verdad que otras rivales cortadas por el mismo patrón. Gabriela Guncikova parece tener una voz espectacular que, junto a su interpretación y su directo, serán determinantes para conseguir emocionar y enamorar en tres minutos, en vez de impactar en un segundo de usar y tirar. La República Checa se merece una alegría en Estocolmo, por métiros propios y por venganza de ediciones anteriores, aunque una vez más ha tenido la mala suerte de recaer en la semifinal más competitiva. Nota: 3/5.

Suecia: Frans – If I were sorry.

No era mi favorito del Melodifestivalen 2016, ni lo será de lejos de Eurovisión, pero lo considero uno de los candidatos a la victoria por tres razones muy sencillas: Frans no tiene una gran voz, pero canta bien, no tiene una gran belleza, pero rebosa carisma, no tiene un gran nombre, pero transmite naturalidad; If I were sorry suena totalmente contemporánea, con un soniquete tan básico y tonto como pegadizo y recordable, y podría ser radiable en cualquier parte del mundo; y La SVT preparará un espectáculo estudiado y medido al milímetro, en casa, con un Globen Arena que se vendrá abajo durante su actuación. Suecia apuesta fuerte, con un renuncio, una candidatura que va a por la séptima huyendo de los artificios, la pluma y todo lo que se podría esperar de la cuna del schlager. Nota: 4/5

Serbia: Sanja Vucic ZAA – Goodbye (Shelter).

Me desconcierta esta actuación ya que, a pesar de atraerme tanto la cantante como la canción, cada una van por su lado. Sanja Vucic tiene poderío en su voz y en sus maneras, pero o a Goodbye le falta una fuerza que en estudio parece perfecta, o su interpretación es totalmente equivocada. Buena candidatura en la que destaco dos de mis debilidades, los coros y las cuerdas, pero que merece menos histrionismo. Nota: 3/5.

Lituania: Donny Montell – I've been waiting for this night.

Después de cienes de galas, aunque ya quisiéramos nosotros el éxito de esta final nacional, Lituania decidió el representante para Eurovisión 2016 que todos sabíamos desde el primer día. Donny Montell vuelve al festival cuatro años después, con una canción mucho mejor, más actual y con un estribillo asquerosamente pegadizo, un asombroso cambio físico, y el carisma intacto. I've been waiting for this night tendrá más fuerza en Estocolmo que la demostrada en su acogida, probablemente influída por el hartazgo de su preselección, y la considero desde ya uno de los caballos negros de esta edición, no para la victoria, pero sí para un buen resultado. Nota: 4/5.

Azerbaiyán: Samra – Miracle.

Azerbaiyán vuelve al ataque, como siempre, con un buen producto, una correcta cantante y una mejor canción, pero tan impersonal como de costumbre. La guapísima Samra transmite más humanidad que algunos de sus precedentes, prácticamente diseñados a medida, y Miracle sigue el patrón sueco de adopción caucásica al que nos tienen acostumbrados, aunque saliendo de los himnos y adentrándose en el pop comercial. Sin negar el gran trabajo e inversión de Azerbaiyán, me gustaría poder disfrutar alguna edición de una candidatura verdaderamente azerí, igual de buena, pero con más alma, y menos petrodólares. Nota: 3/5.

Malta: Ira Losco – Walk on water.

Ira Losco vuelve a Eurovisión 14 años después de una medalla de plata en Tallin 2002 que tendrá muy difícil volver a repetir en Estocolmo 2016. La ganadora original del MESC, Chameleon, se susituyó en el último momento, y con el reglamento en la mano, por Walk on water, una canción agradable, moderna y radiable, pero muy alejada de su eslogan ‪#‎WOW. El primer tema partía con la ventaja de posicionarse en la zona prácticamente vacía del europop este año, con un estribillo pegadizo, y cierta intencionalidad de himno. La candidatura definitiva, quizá, es musicalmente superior, pero se va a tener que medir como mínimo con la docena de divas de serie b que se han decantando por el mismo estilo. Malta ni mal, ni bien, del montón, del montón. Nota: 3/5.

Bulgaria: Poli Genova – If love was a crime.

Bulgaria se integra en dos de los rasgos de Estocolmo 2016, los regresos y la radiofórmula, pero escapándose del pelotón en la última curva. Siempre he pensado que el riesgo de volver al festival solo se debe correr para mejorar, como Udo Jurgens, Vicky Leandros, Carola, Linda Martin o Dima Bilan, o para hacer leyenda, como Johnny Logan, de lo contrario vale más conservar un bonito recuerdo que no añadir un fracaso que, al final, pesará más. Poli Genova no solo debe resarcirse de su injusto resultado hace cinco años, sino que debería conseguir una de las mejores marcas de Bulgaria en Eurovisión. Nota: 4/5

Italia: Francesca Michielin – No degree of separation.

Si tuviera que definir con algunas palabras lo que me transmite esta candidatura sería dulzura, magia, paz. La RAI vuelve a dar una lección de calidad eurovisiva con una de las jóvenes promesas de la canción italiana, un tema que tiene vida por si mismo, sin artificios, ni disfraces, ni ensamblajes. La forzada introducción del inglés le resta carácter, pero no deja de ser una de las propuestas más especiales de Eurovisión 2016. Nota: 5/5

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