EL ARTE DE SABER PRESENTAR: “NO EXISTE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA UNA PRIMERA IMPRESIÓN”

Célebre frase de Oscar Wilde que, por desgracia, resume perfectamente de dónde está cojeando nuestra representante de esta edición. Parece obviar, desde el primer momento en que tomó la decisión de presentarse a formar parte de la historia del festival, que Eurovisión no es una carrera de fondo, más bien, es  un juego de ajedrez […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL ARTE DE SABER PRESENTAR: “NO EXISTE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA UNA PRIMERA IMPRESIÓN”

Célebre frase de Oscar Wilde que, por desgracia, resume perfectamente de dónde está cojeando nuestra representante de esta edición. Parece obviar, desde el primer momento en que tomó la decisión de presentarse a formar parte de la historia del festival, que Eurovisión no es una carrera de fondo, más bien, es  un juego de ajedrez en el que hay que hacer movimientos correctos y exactos, pues cualquier error puede ser decisivo. Cada paso debe contribuir a afianzar la buena impresión que podamos generar en el espectador y/o seguidor del festival .

Contrariamente a lo que muchos podríamos pensar, Ruth decepcionó a muchos cuando presentó un “demo“ de DITR. Ese primer paso en falso le costó buena parte de los detractores y escépticos con los que cuenta a día de hoy. A pesar de ser la vencedora de público, no ha logrado convencer ni a casas de apuestas y medios especializados internacionales. Reconozco que ha trabajado duro y ahora luce una impecable versión final del tema, pero ¿acaso no hubiese sido mejor presentar una opción más consolidada y ya empezar la carrera con parte del camino recorrido?

Deslucido queda el magnífico trabajo del video y de arreglos de la canción con presentaciones hechas en programas como MQB, el mismo en el que las características propias de una dura coreografía le pasaron factura al potencial de su voz, o como la realizada en el Eurovision in Concert, donde alargaba notas arbitrariamente y cuya interpretación (ojo, hablo de la gesticulación a la hora de cantar no de su voz) más que trasmitir un mensaje de fuerza y positivismo invitaba a nuestros votantes a salir por patas por parecer una villana de Disney. ¿Es tan difícil asumir que si causamos una primera mala impresión llevará mucho tiempo superar el daño hecho?

Ya, a menos de un mes, poca cosa se puede hacer de cara a una promoción eficaz. Yo por mi parte, y con todo el respeto que me merece, sólo le puedo sugerir que se tengan en cuenta las consecuencias para las presentaciones, pues éstas son importantísimas: nuestra forma de estar en el escenario, de mirar al público, de gesticular, de hablar, de vestir, todo ello transmite un mensaje no verbal que permite al espectador, eurovisivo o no, votarnos. No hace falta cantar más alto para demostrar que se tiene una gran voz; no hace falta hacer grandes acrobacias para llenar un escenario. Cuando se tiene un gran potencial menos siempre será más.

Recuerda Ruth: no sólo comunicas con tus palabras, ¡comunicas con todo!

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