DESTINO EUROVISION 2011: WHAT’S ANOTHER YEAR?

Tercera gala de Destino Eurovisión 2011 terminada, y ya solamente queda la final. No he escrito nada sobre la preselección española hasta ahora espectante de ver cómo se iba desarrollando todo, y no solo cómo comenzaba. Confieso que viendo la primera gala, la cosa prometía: El nivel de los cantantes (o mejor dicho, su carisma) […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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DESTINO EUROVISION 2011: WHAT’S ANOTHER YEAR?

Tercera gala de Destino Eurovisión 2011 terminada, y ya solamente queda la final. No he escrito nada sobre la preselección española hasta ahora espectante de ver cómo se iba desarrollando todo, y no solo cómo comenzaba.

Confieso que viendo la primera gala, la cosa prometía: El nivel de los cantantes (o mejor dicho, su carisma) no era como para tirar cohetes, pero se nos dijo aquello de los jokers y muchos teníamos las esperanzas puestos en ellos, fuesen quienes fuesen. Al final no hubo jokers… bueno. El programa además resultó ser de lo más entretenido y sufrible que habíamos visto hasta ahora en España, rapidito, ágil y técnicamente bastante bueno. Por fin un programa normal y vendible para la preselección española.

En lo que respecta al concurso, ya en la primera gala recordemos que sucedieron cosas así como raras: sorpresas con respecto a los cantantes que se iban eliminando y que seguían en el concurso. Los gustos son muy respetables, pero la capacidad de sorpresa del respetable público y de los eurofans, pues también… Mucha gente no se explicaba con qué criterio había valorado el jurado, que dejó por el camino auténticas maravillas como Paula Marengo, sin ir más lejos.

Una cosa es que TVE delegue la producción de un programa (en este caso la preselección española para Eurovisión) en una productora ajena al Ente público, y que esa productora se limite a organizar las galas, hacer el montaje técnico, decorados, etc. y otra cosa muy distinta es que TVE ceda una preselección musical como es esta, a una empresa que no solamente se dedica a la producción televisiva, sino que también tiene intereses directos en el mercado de la música como productora discográfica que es.

En este último caso, aunque solamente fuese por una cuestión de buena imagen, el programa debería esmerarse especialmente en hacer ver a la audiencia que todo el proceso es limpio, puro, natural y transparente como el agua de manantial, para que la gente no pueda pensar nunca que le están vendiendo agua del grifo embotellada.

Y en este sentido, en Destino Eurovisión echo mucho en falta la presentación en directo de un notario o empresa auditora que de fe de todo el proceso, del recuento de sms recibidos, y ese tipo de cosas. Más que nada para que a la gente no le de por montarse historias en la cabeza. Que las cosas que se hacen de cara al público y más en un ente público, no basta con que sean limpias sino además deben esforzarse en parecerlo.

Igualmente, echo muy en falta un jurado no ya de expertos o no expertos musicales, sino de personas que no tengan relación de ningún tipo con la productora del programa. Salvo nuestra compañera Reyes, que por lo menos está ahí aportando “el dato eurovisivo”, los otros cuatro me sobran totalmente:

Me sobra Boris, con o sin pajarita. Este señor que hoy día parece que duerme en smoking, aspirante a glamuroso nacional, no hace tanto que se dedicaba a soltar berridos con los pantalones bajados en el programa de Sardá (vaya, otro que casualmente también pulula por el programa…). Todo es muy respetable y todos hacemos cosas raras, pero para mi su criterio musical y eurovisivo, tiene el mismo valor que Malena Gracia decidiendo la alineación de “la roja” en el mundial de fútbol.

Me sobra el otro miembro del jurado masculino, cuyo nombre no recuerdo. El que ayer aprovecharon para promocionar en el escenario, cantando con una guitarra y desafinando como la británica de 2003. Con todos mis respetos, ni se quién es, ni se qué pinta ahí eligiendo al cantante ideal para Eurovisión (me pregunto si lo habrá visto alguna vez).

Me sobra Merche, que hace no tanto era otra aspirante más en la preselección española para Eurovisión, donde no se comió ni un rosco, y que a pesar de que hoy día ha conseguido ser conocida y vender muchos discos, tampoco la veo cómo para estar en un jurado de expertos musicales.

Me sobra Albert Hammond, de quien me cuesta creerme que tenga mucha idea de qué es esto de Eurovisión, y que este tipo de música le ponga lo más mínimo. También aprovechó para promocionarse en la primera gala (de promoción a promoción y tiro porque me toca).

A la pobre Reyes le dejan dar su dato, a toda prisa, y poco más. Digo yo que en un programa de esto debería tener más peso que Boris, e inclusó que Sardá.

Y en general me sobra toda esta tontería del cantante participante que, al acabar su función, tiene que acercarse con carita de humilde a un jurado que permanece sentado, para que uno o dos de ellos despatarrados en una silla le digan condescendientemente “una chorrada” (con perdón). Este rollo al estilo tribunal calificador de colegio, copiado de Operación Triunfo, Factor X, Fama y demás, ya cansa un poco.

¿Cómo pretende nadie que un cantante profesional con una carrera ya formada vaya a presentarse a un formato así? Es absurdo pensar no ya en Chenoa, sino en la mismísima Chayo Mohedano acercándose a Boris para que la valore. Esto lo hacen los noveles, los chavalitos y los desconocidos, pero no un cantante profesional. Este formato realimenta la idea que últimamente se ha implantado en España de que “Eurovisión es para noveles, Cenicientas musicales que aspiran a dejar de serlo, y demás pipiolos”.

Es la pescadilla que se muerde la cola: la propia preselección fomentando el amateurismo, y diseñada para el amateurismo. Da igual: luego cuando nos volvamos de Eurovisión con otro puesto 20º ya sacaremos la maquinaria demagógica de siempre para decir que en Eurovisión todo es política y que el resultado es injusto, pero que “en Eurovisión ya se sabe…”

El mismo formato de preselección que tenemos en España es en sí una paradoja contra sí mismo: A los cantantes noveles se les obliga a cantar un viejo éxito del Festival. ¿A nadie se le ocurre recordar que Sergio Dalma ya era Sergio Dalma cuando fue a Eurovisión, y no un novato que escuchaba las valoraciones de un jurado de famosillos? ¿Paloma San Basilio? ¿Katrina and the Waves? ¿Lulu? ¿Los Olsen Brothers? Vemos a jóvenes desconocidos cantar temas de grandes estrellas: Así era Eurovisión antes, y así lo estamos haciendo ahora… lamentable.

Con respecto a las actuaciones de ayer, francamente mi favorito fue Sebas, por calidad, actitud, presencia y templanza en el escenario. Este chico salido de la nada parece que lleve años cantando. Además, ha demostrado constancia con respecto a la primera gala, y ya hemos visto que no fue suerte su buena interpretación del primer día sino que en la segunda incluso se ha superado. Su versión de What's another year? fue eso, una versión impecablemente cantada y no un destrozo o un “hago con esta canción lo que me sale de ahí” como hicieron otros. Además parecía un clamor al programa: “Otro año más de lo mismo, aquí estoy yo cantando así pero veréis al final el resultado…”.

La tan llevada y traída entre muchos eurofans Esmeralda Grao, pues para mi como que no. Demasiada sobreactuación y ni ella ni su voz especialmente me gustaron.

Lucía estuvo bien y la canción la defendió con gracia.

El Michael Bublé de la preselección, aunque lo hizo muy bien a su manera y tiene una bonita voz, es demasiado Elvis para mi, rozando la caricatura del rockero en aquel Lluvia de Estrellas con Bertin Osborne.

Monica Guech también me gustó.

Da Igual y Don Johnson's me espantaron (eso también lo hago yo con dos cubatas).

Gio, sin comentarios (si en vez del Dime me dicen que estaba versioneando el Jeg rev at blad ud af min dagbod de 1958, me lo creo), (eso también lo hago yo con dos cubatas y en carnaval).

Auryn no me gustaron nada. Sin embargo no se por qué ya los estoy viendo en Eurovisión cantando un tema romántico, “corazón” o “amor” incluido… ¡tiempo al tiempo! Un filón de cara a las doceañeras devorapolitonos.

La próxima gala ya será la final ¿no? Qué bien. Qué emoción… ¿Quién nos representará? ¡Ni idea! Uf que emoción. Habrá que ver el programa para salir de dudas porque no está nada claro… Por favor no se olviden del notario, supervisor de los votos y empresa auditora del proceso. Lo mismo que en Eurovisión. Ya puestos a copiar copiémoslo todo, todo y todo, y no solo los modelitos y el cantar en directo.

¡Hasta la próxima!

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