DE PUENTE A PUENTE Y TIRO PORQUE ME LLEVA LA CORRIENTE


Eurovisión. Esa palabra de 10 letras que todo el mundo creemos saber lo que es y lo que tiene que ser. El debut de Australia en el festival ha sido la noticia del año, aunque no fue publicada en el pasado Día de los Santos inocentes ni en el April Fools Day de hoy, y uno de los temas de debate más encendidos y polarizados de los últimos tiempos.

Unión Europea de Radiodifusión (UER)
Área de Radiodifusión Europea
Por encima de las normas solo está el refranero popular: «Quién hizo la ley, hizo la trampa». Después del resumen de reglas de Eurovisión, muchas de ellas especialmente discutidas este año, nos encontramos con la participación de Australia en Eurovisión.
El motivo por el que se ha invitado a Australia al sexagésimo aniversario del festival es por ser la comunidad con más peso, audiencia y tradición eurovisiva. La SBS ha emitido ininterrumpidamente eurovisivo durante los últimos 30 años, con buena audiencia e, incluso, sus propios comentaristas y televoto en las últimas ediciones. Este caso es único en todo el mundo por lo que la presencia australiana en vez de otro país, en estos términos, está totalmente justificada. La invitación, por lo tanto, es un hecho puntual, al menos inicialmente, y un reconocimiento bonito y loable.
Algunas voces han criticado el hecho de que se haya enfatizado la invitación a Australia en vez de impedir la retirada de Ucrania o incentivar el regreso de nuestra vecina Andorra, entre otros países, o el debut de Lietchestein en una edición tan conmemorativa y especial. No deja de ser cierto que hay países con más peso que otros, aunque tampoco es mentira que muchas ausencias se producen libremente por múltiples factores con independencia de los apoyos que puedan tener a su favor como Bosnia y Herzegovina, Croacia o Turquía, y sino que se lo pregunten a Italia. Otros apuntan a los supuestos intereses económicos que la UER tenga en la participación australiana. Eurovisión no es una ONG, como cualquier programa de televisión, el festival es un negocio en el que la audiencia, los ingresos y los patrocinadores son un fiel reflejo de su éxito y su excelente momento de salud.
Australia, por otra parte, es un país occidental, independientemente de su situación geográfica, con más lazos culturales, políticos y sociales con Europa que algunos participantes en Eurovisión. Los australianos han demostrado además un interés mucho mayor por el festival del que pueden presumir algunas delegaciones. Australia es mucha más europea que Azerbaiyán, por mucho que los azeríes pongan todo su empeño (y euros) en ello, y la SBS es mucho más eurofan que la RAI. Uno de los mayores atractivos del festival es el enriquecimiento cultural porque la sola presencia de nuestras antípodas en la competición es ya un valor seguro.
La familia eurovisiva aumenta en un miembro. Un momento que, sin ninguna duda, será mágico y quien sabe si irrepetible. Nadie vela más por sus propios intereses que la UER, igual que nadie tira piedras sobre su propio tejado, y los eurofans no podemos ser más papistas que el Papa, ni podemos tener miedo a los cambios, ya que existen más interpretaciones de las que ve uno mismo. Eurovisión, como la vida misma, evoluciona y progresa año a año, edición a edición, y sin esas innovaciones el festival seguiría sin color, sin espectáculo, sin televoto y, entre otras cosas, incluso sin España, y tan ricamente.
Madrid, a 1 de abril del 2015.
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