Queridos Eurociegos,

Después de un mes de vacaciones (que no pensaba tomarme) una adivinanza. ¿Qué es aquello que a Lena Philipsson le gusta grande, a Evridiki le fascinan más chiquitos y Marija Serifivic odia con todas sus fuerzas? Por no decir que Kate Ryan los usa a pilas y tampoco dejan indiferente a Martin Stenmark… Sí, ¡los pies de micro!

Como os decía, no pensaba tomarme vacaciones de esto de Eurovisión hasta el mes de agosto, como viene siendo habitual, pero entre unas cosas y otras, el tiempo fue pasando sin actualizar. Así que he tenido tiempo suficiente para pensar lo de los micrófonos. Y para reorganizar mis emepetrés eurovisvivos para el iPod. He estado editando las IDs de los archivos gracias a un programa gratuito para que me salgan toditos bien organizados, por países, puesto de clasificación…

Esta mañana (3 de agosto), he estado escuchando las canciones polacas de los años noventa de camino al trabajo. Qué gozada de país, qué comienzos tan brillantes. En primer lugar, Edyta, debut con estrella del que ya hablé con anterioridad. Yo no sé si considerar Serbia 2007 como debut… En ese caso, Marija, sería el mejor estreno desde Suiza 56. Por seguir hablando de Polonia, está visto que cuando las cosas se hacen bien, salen bien.

Bueno, no tanto. Mi querida Justyna era una virtuosa del violín, miembro de un grupo familiar y una de las promesas más sólidas del panorama musical polaco. Varios premios en sus inicios de solista anunciaban un gran futuro. Y para Eurovisión contó con dos jóvenes autores también premiados. Pero fueron tan modernos que quedaron abajo en la tabla. Y es una canción muy moderna, rara como pocas; Voda en 2007. Sölo que una quedó en el puesto 18 y otra quedó quinta. Porque Sama es una adelantada a su tiempo.

En el 96, Polonia envió a la gritona de Kasia Kowalska. Sorprendente canción e interpretación sobrecogedora. Una apuesta innovadora en su año, y puesto 15. Si he de compararla con alguna de este año me viene a la cabeza la Barbu, y no sé por qué, aparte de por la fuerza que transmiten ambas actuaciones en directo, porque la canción es bien distinta.

Mágica es Ale Jestem, con un tema aparentemente místico y trascendental. La Jopeck, amiga personal de Justyna y que viene casi todos los veranos a ofrecer algún concierto a España, logró la mejor posición de su país desde el 94. Un folk muy personal, unos coros muy interesantes, un guitarrista que sacude mucho la cabeza… Eran años grandes para Polonia, con canciones diferentes año a año. En el 98, con Sixteen se van a lo convencional, algo que pretende agradar a todo el mundo pero que se queda muy corto finalmente (y eso que lo mejor de la canción es la parte del final cuando entran esos coros tan entrañables. Igualito que Gerli Padar este año.

¿Y con quién compararíais a la Jopeck este año? Yo quizá con Alenka Gotar, pero no sé por qué…