CUARTA GALA DE MISIÓN EUROVISIÓN, el karaoke de mi barrio…

Qué bajón queridos amigos. No me aburrí más porque era imposible, no paré de frotarme los ojos, no entendí como una cosa que parecía animarse, me da igual la audiencia que tuviese, fuera perdiendo fuelle conforme se alargaba el show en la pasada y oscura velada del sábado.   Sí, la cruda realidad ha llegado […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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CUARTA GALA DE MISIÓN EUROVISIÓN, el karaoke de mi barrio…

Qué bajón queridos amigos. No me aburrí más porque era imposible, no paré de frotarme los ojos, no entendí como una cosa que parecía animarse, me da igual la audiencia que tuviese, fuera perdiendo fuelle conforme se alargaba el show en la pasada y oscura velada del sábado.

 

Sí, la cruda realidad ha llegado y ya se ha perdido el norte, lo han perdido todos en esta Cuarta Gala de Misión Eurovisión. La presentadora parecía equivocarse más que nunca, estaba hasta acelerada en algún momento. La extraña y repentina mudez de Massiel, inaudito, jamás la he visto que se ha quedase sin palabras en televisión, por fuerte que fuese el envite. Tremendo también el desconcierto en pista de Mikel Herzog ante Dana International. Creo recordar que en 1998 en Crónicas Marcianas estaba más sueltecito de lengua y se atrevió a decir que Dana había ganado por el voto gay, bueno y qué. Pero ahí amigos, que mala es la memoria cuando uno quiere echar tierra de por medio, incluso cuando uno quiere quedar políticamente correcto cuando se le ve en la cara de un forzado y acongojado que tira para atrás.

La actuación del guapo Koldun -a secas- alegró el cotarro y ahí vimos a un gran contrincante, pero tampoco será como para tirar cohetes, se parece muy peligrosamente a Dima Bilan -uy se llama hasta como él de nombre de pila-.

 

Todo en general era de una casposidad increíble y el programa ha hecho aguas por todos los flancos. ¿Quién lo va a salvar?. Si te pegas ese tremendo patinazo en prime time en sábado y en la Primera de Televisión Española es mucha tela para salir del trance. ¿Dónde estaba el guión?, ¿dónde estaba la dirección artística?. Nadie pensó en que esos forzados dúos no pegaban ni con cola y encima ni empastaban en voces. O, ¿es que queremos parecernos a Operación Triunfo de Telecinco donde se hacían dúos para variar el esquema y probar nuevas fórmulas?. Pero ay, las voces son distintas en esta ocasión. Y además, todo me parece una memez del quince cuando el maravilloso programa de Gestmusic estaba en la parrilla de TVE y de golpe pasó a mejor vida en otra cadena. ¿Tenemos ahora remordimientos porque ya no se nos ocurre nada y no saben por dónde salir?, ay que ahora vienen los madres mías, en qué estaría yo pensando…

 

Las voces, no se podía cantar peor en una Gala donde la única voz que se salva, e incluso mereció la pena entre tanto desastre, fue la de Fran. Es una voz fresca, clara, con una canción entretenida, un espejismo en medio del desierto. Ese segundo puesto, para mí era una primero, porque cantó mucho mejor que Merche Llobera, qué no sé de dónde salieron tantos votos. Cuando yo cuando la escuché cantar aproveché para echar una cabezadita, que va una muy cansada a lo largo de la semana para rematarla así. Y Myriam Roca, ¿qué queréis que os diga?, tampoco había para tanto con la chica de Mequineza, por mucho currículo que tenga junto a Lluís Llach, Lucrecia, bandas sonoras y demás, ni chus, ni mus. Pero claro, entre tanta mediocridad sólo se salvaban los menos mediocres. Es más, el quinto escogido salvado por la Organización, Luis Amando, que prometía mucho por ser cantante de music hall, me defraudó en el directo, con esa bufanda que le estorbaba e intentado desgañitarse con el “Getsemaní” de Jesucristo Superstar. Eso sí, remarco esos ojos penetrantes, lo más bonitos de la noche, qué color…

 

¿Cómo es posible que Gerard y Mirela, con lo bien que lo hacen en solitario y lo monos que salen cada uno por su lado, pudiesen quedar delante de Baltanás y Mercedes Sayas?. ¿Qué invento es este?. Si total ellos ya están en la Final, y es algo en lo que muchos habéis caído, vuelven para cantar juntos, cuando además Baltanás y la Sayas cantan mejor. Yo creo que a Baltanás le sobró la “mini” rosa que dio a Mercedes al final de la canción, un poco forzado, la verdad. También los nervios estaban a flor de piel y se les veía algo tensos y desconcentrados en algún momento, pero entre el ímpetu de Two Heaven (Sayas-Baltanás) y la sosanguería de los benjamines Mirela y Gerard me quedo con los Heavens.

 

De los otros dúos, para qué hacer más hincapié. Pareja más poco compactada que Paco Arrojo y Rebeca no he visto en muchos años. ¿Y ese beso “apasionado” al final?, parecía más bien que se habían tropezado y encontrado de repente con las bocas a flor de piel, o de beso, aunque eran puro hielo. Otros dos que están en la Final, pero cariños, bonicos, salir cada uno por vuestro lado, juntos no, no vale la pena. Y las rubias casi nórdicas, en estilo y forma a lo Chips, Dolly de Luxe o Bobbysocks, Rut Marcos y Yolanda, no lo hicieron mal, hasta me gustaron más que por separado, pero no fueron escogidas, mala suerte.

 

Como dije, no había por donde rascar talento el sábado. Covadonga también se salva por tener buena voz, un estilo algo a las cantantes francesas, un pelín mística, pero con buena pose en el escenario. Yo a esta mujer la hubiese dejado entre las finalistas, pero no sé que pasó que de estar bien colocada al principio se perdió en la cola de la tabla por detrás de esperpentos varios de los que hablaré más tarde.

 

Y más mujeres, Davinia Gloria, mucha publicidad, mucho markéting, para después tan poquita cosa en el escenario. ¡Qué manía con querer cantar como Shakira!, esto es el fenómeno clónico que hastía a propios y extraños. Ese cuarto lugar era normal entre todo lo demás, pero a mí realmente no me pareció la cantante más ideal para Eurovisión mientras que siga con la pose shakirense. Crystina es muy mona, parece una chica americana de esas de Melrose Place, pero me dejó fría cuando cantó un tema de los años cuarenta cuando en su publicidad decía que adoraba cantar canciones de los sesenta, no sé, me la imaginé cantando el “Poopée de cire, poupée de son” o incluso “El baúl de los recuerdos”, más coherente con la situación, que no el “Mr. Sadman” que la hacía parecer algo boba en el escenario, lastima de voz y imagen desperdiciada con semejante númerito.

 

Lo que no se puede hacer es que cada uno vaya a su aire y canten a placer como los encargos de los clientes en un bar de karoke. Ahora canta uno por uno palo, y ahora el otro se va a las Quimbambas, no sé, pero alguien les podía haber dado coherencia artística para que no resultase un show tan “multidisciplinar” que mareaba bastante y daban hasta ganas de reír, qué canciones más desafortunadas. Y ole, ole con la Lola King, apodo muy teatral que quitaba seriedad a su imagen poco acorde con lo de Lola King, yo imanaba algo más cirquero, a lo Terremoto de Alcorcón. En fin, ahí estuvo esta descolorida chica, corista de Valderrama, que seguro ahí esta bordada, pero solita, la verdad, me quedé un poco patidifusa.

 

Dos grupos, totalmente dispares y para nada del otro mundo, pero entre los dos, Rosavil, lo hizo muy bien, pero quizá ese estilo tan definido no tendría los beneplácitos de los televotantes. Con todo este conjunto es bueno, lo único que ni el tema era adecuado, ni el estilo para Eurovisión. En cambio, los chicos de Badalona, El Síndrome del Martes eran algo así como los Sweet Metal Band de la pasada Gala, un rollo roquero pero sin glamour que para nada pega con el Festival. Y es que señores, estamos hablando de Eurovisión, no de las Fiestas Populares de algún barrio, el que sea, para animar el cotarro entre birra y birra. Eurovisión debe ser espectáculo con color, baladas de brío, grandes actuaciones, vistosidad, temas pegadizos, no inventos de los que ya sabemos no funcionan, porqué ¡queremos ganar!dixit Massiel, ¿o no?.

 

Y siguiendo con esta perorata que es un poco el Salmo de la Colina, yo me pregunto ¿por qué ese chico tan misterioso como desgarbado en la pose llamado Alberto Vázquez quiso arriesgar con su veteranía?. Este señor de teatro, con cara a lo Xavier Sardà entre pelo cano y gesto risueño, compañero de fatigas de nuestra gran eurovisiva Nina en el musical Mamma Mia, no sé si tenía necesidad de presentarse con una canción tan poco festivalera. Siendo eurofan, como se consideró en la entrevista previa, no se entiende como escogió ese tema. Tiene buena voz y podía haber tirado de repertorio eurovisivo, teniendo en cuenta su versatilidad y tablas. Cualquier tema masculino de los presentados en los distintos Festivales le hubiera venido mejor que lo que cantó. Con un poquito más de empeño del quinto puesto se hubiese colocado entre los tres primeros porque lo tenía fácil entre tan malos cantantes.

 

Y hablando del Rey de Roma y de eurofans, menuda representación y espectáculo el de Diego Cosío. Es como si yo me pongo a cantar el “Ne partez pas pour moi”, porque como me gusta la Dion y las canciones en francés, voy y me tiro a la piscina, aún a sabiendas que no hay agua en ella. Pues eso hizo el niño Cosío, cantar nada menos que por Carola, podía haber escogido otro palo de menos envergadura, pero ay los fans, cuando algo te marca queda para siempre. Eso para un playback ante el espejo imitando a la Frida de ABBA hubiera estado bien, pero hijo ante todo España, con esos gallitos, semejantes bailarines, que casi ni le podían coger. Y esa coreografía, que se asemejaba a las que la Duval hacía en el Lido de París, pues la verdad, mucho zapato para poco pie. Yo creo que ahí fue dónde se le desfiguró la cara a nuestra querida Massiel, ella que tanto criticó en su día a Tamara-Ambar-Yurena, ahora tenía que ver y valorar a uno tres mil veces más inclasificable. Y yo que cuando vi su promo y los gritos del público pensé, mira ya tenemos a otro Paul Oscar, pues no, era el circo Price de Cuatro Pistas pero sin camellos.

 

Sé que el ensañamiento con Diego Cosío ha sido hasta cruel por parte de muchos opinadores, pero qué se pensaba, que iba a salir vivo de tal esperpento. Él, ¿se oye cantar y se ve bailar?. No sé, a veces nos cuesta muy poco criticar, pero lo digo precisamente por aquellos que se llenan la boca de calidades y calidades de cantantes y luego contratan a cosas así para hacer el más absoluto ridículo. Creía que estaba viendo, cuando cantaba el “Invencible”, esas tomas falsas que hacen los de OT en los castings de los chicos freakys que no les eligen pero graban para zappings varios, qué lastima.

 

Ya sólo queda para las próximas Galas que nos llenemos de paciencia, y que no nos mareen más con temas de todo pelaje y se pongan al trapo con las canciones para el Festival, por Dios, que hasta ellos se están quemando. Qué manera más tonta de rebañar la chocolatera, sigo tan indignada como perpleja. Uy, qué se me ha hecho tarde y llego tarde al karoke de mi barrio donde voy a cantar “Refrain” de Lys Assia.

 

Reyes del Amor, 06/02/2007

 

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