Crónica de Eurovisión 1981, el colorín para celebrar las bodas de plata
Este certamen estaba empezando a sentir los achaques del tiempo. Inició una larga crisis de identidad que no mejoró hasta final los años noventa.
La vigesimosexta edición tiene lugar en el Simon’s House Pavillion de la Royal Dublin Society de la capital irlandesa el 4 de abril. Presentó Doireann Ni Bhriain, reportera de noticias iniciada como actriz infantil a los 8 años de edad. Ahora era conductora de un popular programa de radio en Irlanda dedicado a la música folk de ese país. Todo esto según crónica de Miguel de los Santos para España. Siempre daba mucha información, aunque a veces tuviera algún fallo, normal ya que no había tanta documentación como ahora sobre Eurovisión, a parte de irte a las hemerotecas o entrevistar a destajo.
Lo televisaron para quinientos millones de personas y 29 naciones, récord hasta el momento. Italia no concursó y a cambio debutó Chipre. Volvió Yugoslavia después de estar cuatro años seguidos sin salir.
Compiten 20 países: Austria, Turquía, Alemania, Luxemburgo, Israel, Dinamarca, Yugoslavia, Finlandia, Francia, España, Holanda, Irlanda, Noruega, Reino Unido, Portugal, Bélgica, Grecia, Chipre, Suiza y Suecia.
El fondo del escenario iba combinando la iluminación en tonos rojos, claros, dorados, azules y rosados a la perfección ya que el fondo era blanco. La pista escénica tenía varias plataformas en forma de escalinata, de moda en los ochenta. La verdad, para ser una televisión modesta, lo hicieron muy bien para su época. Había colorín y era divertido en conjunto como los trajes que iban sacando los intérpretes.
Hay que destacar que muchos directores de orquesta de este año eran prestigiosos músicos de jazz, no sé como tomarían dirigir temas tan “frívolos” según la elite musical. Lo cierto es que a Eurovisión pocos se han resistido, no podían desperdiciar una plataforma como esta. Por ejemplo, Allan Botschinski por Dinamarca, Dino Marchese de Bélgica eran músicos de jazz, entre otros.
Ganó el Reino Unido con Bucks Fizz y el esquema de los Brotherhood of Man o ABBA, nada nuevo, pero sí efectivo. La cantante alemana, el francés y los suizos estuvieron a punto de quitarles la victoria. Fue emocionante hasta el final.
La presentadora estuvo muy seria y nerviosa. Dio paso a la gala en inglés, francés y gaélico. Las canciones fueron precedidas de un vídeo de presentación del intérprete por los paisajes de Irlanda.
Aunque el interés por el Festival estuviera perdiendo fuerza, todavía seguía teniendo audiencia y eso es lo que hacía que no lo retiraran de la programación. La década que se inicia hizo mucho daño al Certamen y le creó la mala prensa que todavía tiene. Salían canciones infumables, alguna buena, pero pocas y fue a partir de este año cuando la gente empezó a perderle la pista. Si intentamos que alguien se acuerde de los ganadores de los ochenta es difícil porque los temas eran fácilmente “olvidables”. Pero en eso la prensa jugó un papel importante. Los medios de comunicación de todos los países dieron la espalda a un show que se iba empobreciendo día a día.
Los intérpretes sacaron temas que se alejaban de cualquier estilo musical existente. Una palestra musical sin ton ni son. Jean-Claude Pascal por Luxemburgo poco tenía que ver con los Bucks Fizz del Reino Unido o estos con la exuberante Emily Starr de Bélgica, por no hablar de un apagado Bachelli por España, la indescriptible Debbie Cameron junto a Tommy Seebach de Dinamarca y un soporífero Finn Kalvik de Noruega. Un Festival disparatado lo mires por donde lo mires, pero con ese encanto raro que da todo lo que tenga que ver con los años ochenta, década de cambios constantes y que el Festival no podía soportar. Empezó a tener las críticas más duras nunca vistas, sobre todo en nuestro país.
Tiene el honor de abrir la gala Austria, como en el ’71 en Dublín también. Llevó a un buen cantante, Marty Brem con una balada intimista que no gustó demasiado. En la preselección austríaca presentó los tres temas él solito y escogieron “Wenn Du Da Bist”. A Dublín llevó a cuatro bailarinas que iban a su rollo, bailando de punta a punta del escenario sin ir al son de la música. Cada una iba vestida de un estilo distinto, la bailarina clásica, la moderna, la deportista sui generis, etc. Aunque la canción estuviera dedicada a la danza, no pegaban aquellas saltinbanquis de tres al cuarto ante la estática pose de Marty Brem. Lo peor es que daban brincos delante de él. Eso queda muy mal porque a veces tenía que estar pendiente para que no le dieran una patada más que concentrarse en su baladón. Se olvidaron que el protagonista era el solista. En los ochenta priorizaban más las danzas que a los cantantes. Al chico ya le vimos en 1980 dentro del conjunto Blue Danube que fueron octavos. Austria recoge una mala clasificación con 20 puntos y la decimoséptima plaza. Es una pena porque no cantaba mal y era monísimo, pero el número en general provocaba algo de risa.
Una cantante, ceramista de profesión e iniciada en la canción ese año, Aysegül Aldinç, y un conjunto de maduritos y prestigiosos músicos, los Modern Folk Trio, fue la propuesta de Turquía para el ’81. Habían ganado la semifinal turca que se hizo el 14 de febrero en Estambul dejando atrás a otro futuro eurovisivo, Kayahan Acar, que irá al festival en 1990. Presentaron dos temas, el otro era “Istanbul, Istanbul” que fue tercero, pero se eligió “Dönme dolap” o “Carrusel” en castellano. Estaba acorde con su coreografía simplona que consistía en batir palmas y dar vueltas entre ellos. Iban de blanco y es que este color, con el azul era lo más utilizados. El coloríneo, tipo parchís, era también muy habitual esos años. Consiguen 9 puntos y la decimoctava plaza, empatando con Portugal. Lo curioso es que algunos se tiraron lo elegante y otros por lo cirquero, qué le vamos a hacer. Cada uno quería impresionar en su terreno.
Lena Valaitis era la indiscutible favorita con su “Johhnny Blue” por Alemania, de los compositores Bernd Meinunguer y Ralph Siegel. Ya se había presentado a la semifinal alemana de 1976, pero escogieron a los Humphreis Singers. Fue séptima ese año. En el ’81 no tuvo mucha competencia y dejó en segundo lugar al conjunto The Hornettes y tercero a Martin Mann. Esa semifinal la presentó Katja Ebstein.
Desde 1956 este país intentaba conseguir el primer premio con temas buenísimos, aunque incomprendidos. En el ’81, como en el ’70, ’71 y ’80 con Katia Ebstein parecía que lo iban a conseguir. No fue así. Se quedaban en puertas, a veces injustamente. Por el contrario la canción de Lena Valaitis no era mejor que la del Reino Unido. Tenía ese toque fino y clásico del pop alemán, pero perdió un poco de fuerza en directo. No por eso debo reconocer que es uno de los mejores temas que se llevaron durante la década y fue número uno en Alemania y Centroeuropa. A Lena le otorgaron cuatro 12, más que a los británicos, pero ocuparon la segunda plaza por una corta desventaja –cuatro puntos menos- con Bucks Fizz, 132 puntos. Los suizos, penúltimos en votar, no dieron nada a Alemania, mientras al Reino Unido le concedieron 8 puntos y por eso ganaron. Dirigió la orquesta para Alemania Wolfgang Rodelberger.
Con un gesto de melancolía pero de elegancia a la vez, vimos desfilar a Jean-Claude Pascal y la canción “C’est peut-être pas l’Amerique” del mismo intérprete y Sophie Makhno. Representó a Luxemburgo de nuevo. Ya habían pasado veinte años desde que ganó en Eurovisión con “Nous les amoureaux”. Pero ahora no era el mismo, los años le habían envejecido mucho. De todas formas la porte de señor estupendo no la perdió, como esos galanes viejos del cine. Fue una gran figura en el mundo de la canción, el cine y la televisión en los años cincuenta, sesenta y setenta. Tenía 54 años y hacía poco había sido condecorado con la Legión de Honor en Francia. Murió en mayo de 1992 a los 64 años de edad, muy joven todavía, y con él se fue otro representante de esa magnífica extirpe de cantantes que nos trajo los años cincuenta, equiparable a François Deguelt, Gilbert Becuad o Alain Barrière. En el ’81 no ganó y quedó algo bajo en la tabla, undécimo con 41 votos. Da igual, todos le tenemos en el recuerdo por su “Nous les amoureaux”. Ya era un triunfador cuando fue a Dublín. Después, en agosto, estuvo en la Gala de la Cruz Roja que se hizo en Noruega para celebrar el 25 aniversario del Festival, con los Bucks Fizz y otros ganadores, entre ellos Johnny Logan, Massiel, Jacqueline Boyer, Isabelle Aubret o Lys Assia.
Israel llevó el tema “Ha’laylah” –Esta noche- que fue un gran éxito internacional. Está escrita por Shlomit Aharon & Yuval Dor con música de Shuki Levi. Los arreglos fueron de Elded Shrem. Sus intérpretes son la atractiva Hakol con el trío masculino Habibi. La solista tenía muy buena voz, pero la puesta en escena seguía siendo la que hacen todos los años. Unos cuantos pasos de baile acompasados y mucho ritmo embriagado de grandes esperanzas y hermandad. Vistieron de negro y los chicos iban galanteando en sus coros a la solista. Fue un número muy aplaudido. Ocuparon la séptima posición con 56 votos. En la final israelí, que presentó Daniel Peer, desbancaron a los Milk and Honey que ganaron en el ’79 y a Avi Toledano, que tendrá su oportunidad en 1982, siendo segundo en Harrogate.
La sala se animó con la representación danesa y la negrita Debbie Cameron que se parecía a Josephine Baker por los saltos que daba en escena. Contrastaba porque la vistieron de blanco con ropa estilo años veinte. Demasiado baile y poca voz. Tampoco destacó Tommy Seebach sentado al piano. Dos bailarinas que iban descalzas le hicieron el paso dando unos brincos tremendos. En fin mucho número para una pobre canción. ¡Qué diferencia con el Seebach del ’79!, no tiene nada que ver. Dinamarca quedó undécima con 41 puntos, empatando así con Jean-Claude Pascal. El tema se titula “Krøller eller ej” –en tradución de Miguel de los Santos siginifica “El muchacho de los cabellos claros”, compuesto por Tommy Seebach y letra de Keld Heick, que también era un cantante de éxito en los Dinamarca. Allan Botschinski, músico de jazz, dirigió la orquesta y como sabemos poco se pudo lucir. Recibieron un 12 del jurado belga. Eso demuestra que los gustos en Eurovisión son muy dispares, tanto como sus temas. Fue curioso el comentario de Miguel de los Santos que dijo “que una de las bailarinas, la del traje azul, tuvo un accidente en los ensayos al hacer un paso de baile y dio con su bonita anatomía en el suelo”. Un poco malévolo, ¿no?, yo me reí por como lo dijo, con esa seriedad que le caracteriza.
Seid Memich-Vajta, nacido en Bosnia, fue el descolorido y barbudo representante de Yugoslavia en esta edición con el tema “Lejla” escrito y compuesto por Ranko Boban. Estaba algo desfasada, hizo un directo muy pobre, a parte del numerito efectista que todos los demás llevaron. Pasó desapercibida con 35 puntos y la décimoquinta plaza. ¡Y pensar que este tema fue escogido de entre 16!. Cuesta entender que todo lo demás fuera aun peor. Ese año estaban entre los semifinalistas yugoslavos el grupo Novi Fosili, que irían a Bruselas en el ’87. Seid Memich se acompañó en los coros por Ismeta Krvavac que fue la solista del conjunto Ambassadori que estuvieron por Yugoslavia en Eurovisión ’76.
El intérprete finés, Riki Sorsa, parecía un arlequín por la cantidad de colorines que llevaba en su pantalón a rombos. Finlandia seguía ocupando los últimos puestos, este año quedaron en la decimosexta posición con 27 puntos. La canción es “Reggae Ok”, que tenía poco de reggae, la verdad, quiso poner la nota excéntrica dentro del Festival. Tenía más el look de los conjuntos New Age de la época. Riki era un roquero muy conocido en los países nórdicos y tenía mucha carrera artística detrás. Según Miguel de los Santos había cambiado hasta veinte veces de conjunto musical desde sus inicios en 1965. La letra es de Olli Ojala y la música de Jim Premboke, conocido compositor inglés. Dirigió Ranko Richtman. En la semifinal finlandesa celebrada el 29 de enero tuvo a Markku Aro como competencia, que ya estuvo en Eurovisión ’71. Entre el jurado reunido en Helsinki estaban otros eurovisivos conocidos, como Marion Rung (Eurovisión ’62 y ’73) y Lasse Martenson (Eurovisión ’64).
Después apareció una estupenda canción de Francia que la podemos calificar como la de más calidad de este año. Se trata de “Humanahum” de mensaje poético y filosófico. Iniciaba la melodía con música de órgano y parecía que iba a salir el coro de una iglesia. Jean Gabilou estuvo genial, con ese porte de los cantantes franceses de toda la vida, que sin ser guapo resulta atrayente por su buen saber escénico y una excelente voz. La letra es de Joel Gracy música de Jean-Paul Cara, los mismos autores de “L’oiseau et l’enfant” de Marie Myriam –ganadora del ‘77-. Dirigió la orquesta, con una envidiable ejecución, David Springfield. Francia quedó tercera con 125 puntos, era otra favorita, lo que sorprende es que no quedara aún mejor. Recibió cuatro 12, pero los únicos países que no le votaron fueron Turquía y España. Jean Gabilou vivía en América y vino expresamente a Dublín para representar a Francia, ya era muy conocido y uno de los cantantes más expertos de esta edición. En la semifinal que se hizo en su país el 8 de marzo tenía a Frida Boccara como competencia, menudo nivel, aunque fue cuarta con el tema “Voilà comment je t’aime”. Pero todos recordamos su triunfo compartido de Madrid con “Un jour, un enfant” en 1969. El segundo en la semifinal francesa fue otro cantante muy conocido Jorge Rafael y la tercera Evelyne Geller.
España probó de nuevo con un solista masculino, algo que nunca nos ha dado suerte, si exceptuamos a Sergio Dalma en el ’91 o Julio Iglesias en el ’70, cuartos los dos. José María Bacchelli era un intérprete de solera en nuestro país. Nació en Barcelona en 1952 y es de padre italiano. Había recorrido muchas salas cantando en directo y era bastante bueno en escena, pero como siempre nos pasa, un arrebato de pánico lo empequeñeció, de tal forma que no parecía él. Ponía gesto encorvado y el traje daba la impresión que le venía estrecho por todos lados, por cierto eligió chaqueta blanca. Era la moda. La canción “Y sólo tú” es fresca, veraniega, pero muy decente, aun así parecía no cantarla convencido. Para postre el coro –compuesto por Angela y Montse Ros, Kike y Ramón- actuó de espaldas al público casi todo el rato, algo que resulto raro, aunque ellos pensaran que fue un toque de originalidad. La orquesta estuvo bajo la batuta de Joan Barcons, como en el ’76 con Braulio, y el autor y compositor del tema “Y sólo tú es” Amado Jaén, excomponente del grupo musical Los Diablos. Obtuvo 38 votos y la decimocuarta posición. Noruega fue el país que más votó a España, le dio un 10, para que luego digan que los nórdicos no nos votan nunca. Durante el verano del ’81 fue un éxito, pero luego Bacchelli se retiró del mundo de la interpretación y enfocó su carrera hacia la promoción musical de otros cantantes formando empresa artística, algo parecido a lo que hizo Jaime Morey. Bacchelli nunca más a vuelto a hacer declaraciones sobre el Festival del ’81, ni cuando se han hecho galas conmemorativas de pura evocación eurovisiva. Corrió página.
La chica de Holanda, Linda Williams, llevaba un peinado a lo Juliette Gréco, tan de moda en los ochenta. Lució un traje amarillo chillón. Era una buena intérprete, aunque había debutado en la televisión en diciembre de 1980 gracias al programa holandés TeleBingo Show. Se hizo un personaje muy popular en tres meses. Su padre era un conocido músico de orquesta, según la crónica de nuestro comentarista. Linda sacó otro tema sencillo y facilón que gusto moderadamente. Quedó novena con 51 puntos. La canción se titula “Het is een wonder” y fue otro éxito del verano del ’81 en Centroeuropa. En la final holandesa que tuvo lugar el 11 de marzo hubo diez canciones y cinco intérpretes. Cantaron dos temas cada uno. Algunos habían salido en el Festival, como Ben Cramer (1973) y fue octavo y décimo con “Retour” y “Marianne”, títulos que recuerdan a otros que ya se cantaron en Eurovisión. También estaba Maribelle que fue segunda y tercera con “Marionette” y “Fantasie”. Maribelle será elegida por Holanda en 1984 donde llevó “Ik hou van jou”. El otro tema que cantó Linda Williams en la semifinal era “Zo is het leven” y fue séptimo.
Irlanda cambió de chip después del súper éxito de Johnny Logan en el ’80. Para la ocasión eligió un trío de chicas monísimas, Maxi, Marion y Frances. Su vestuario estaba entre lo oriental y lo galáctico. Este traje podría haber sido la inspiración de las representantes suecas de 2002, Afrodite, se parece mucho, por los flecos y el brillo principalmente. El trío se formó expresamente para el Festival, como tantos otros y se pusieron el nombre de Sheeba para cantar “Horoscopes” escrita por Joe Burkett y música de Jim Kelly. Noel Kelehan dirigió la orquesta, se haría un fijo de Eurovisión. Hablaban de todos los horóscopos, los planetas y las estrellas. El tema era movido y divertido. Aún así ocuparon el quinto lugar con la nada desdeñable cifra de 105 votos –con dos 12-. España le dio un 5. Hay que recordar que Maxi ya estuvo en Eurovisión en 1973 Maxi con el tema “Do I dream”. Desde luego que no parecía la misma porque se cambió el color del pelo y costaba reconocerla.
En cuanto a las semifinales irlandesas hubo otra eurovisiva, Nicola Kerr, que salió en 1977 dentro del grupo Plus Two que acompañó a los hermanos Swarbriggs. También estaban The Duskeys que irán a Harrogate en 1982.
Finn Kalvik se dejó la voz en Oslo, porque en Dublín no cantó nada. ¿Cómo es posible que Noruega decidiera llevar a un chico que no tenía voz y además era sosísimo? Lo que este país hace en Eurovisión merece un estudio a parte. “Aldri i livet” era la pieza que Finn cantó sentado en un taburete acompañado de su guitarra. Fue escogida de entre 10 temas en la semifinal noruega que se hizo el 7 de marzo. Entre el jurado estaban las eurovisivas Anita Skorgan y Ellen Nikolaysen.
Hacía tiempo que los noruegos no tenían un 0, desde el ’78 con Janh Teigen. Lo vuelven a conseguir en el ’81 con Finn Kalvik ocupando la vigésima plaza y última, claro. La letra y la música son del mismo intérprete y el pobre se lució. Sigurd Jansen dirigió la orquesta. Este chico ya tuvo un gran éxito en Escandinavia por un disco que le produjo uno de los componentes de ABBA, Benny Anderson.
Bucks Fizz del Reino Unido estaba formado por Michael Nolan (de 27 años y nacido en Dublín), Jay Aston (trapecista y bailarina a parte de cantante), Cheryl Baker (26 años, de madre irlandesa) y Bobby Gee (26 años). Tenían todo lo imprescindible para llevarse el primer premio juventud, belleza, interpretaban bien, eran muy graciosos y la canción es pegadiza. Además dos de sus componentes llevaban sangre irlandesa lo que estaban como en casa. El conjunto se construyó expresamente para representar al Reino Unido en Dublín.
El Festival de Eurovisión se había convertido en un trampolín de nuevas figuras, algunos durarían poco, pero otros se hicieron estrellas de primera línea. Los Bucks Fizz también llevaban el esquema de antiguos ganadores como ABBA o los Botherhood of Man y fueron muy populares algunos años en todo Europa. En España fueron invitados al programa musical Aplauso donde tuvieron un sonoro éxito. Ese verano se escuchó “Making your mind up” en nuestro país. La letra es de John Danter y la música de Andy Hill. Los arreglos musicales fueron de John Coleman. El tema consiguió 136 puntos y ganó por los pelos, porque la competencia con Alemania, Francia y Suiza era enorme. Fue el único país votado por todos los jurados, aunque sólo recibieron dos 12, de Israel y de Holanda. España le votó con un 8. Eligieron los colores del parchís en la indumentaria. Otro momento histórico del Certamen fue el tirón que los chicos dieron a las minifaldas de ellas, unido a una coreografía contagiosa con toques insinuantes en muchos momentos. Tenían un buen movimiento de cadera. Estuvieron espléndidos, de lo mejor de la historia del Festival. De hecho en la semifinal británica no tuvieron competencia y arrasaron en votos. Se hizo en los estudios de la BBC de Londres el 11 de marzo y presentó Terry Wogan. En segundo lugar quedaron el conjunto Liquid Gold con el tema “Don’t panic”, pero con 27 puntos menos que los Bucks Fizz. Como nota decir que Cheryl Baker ya formó parte del grupo Co-Co que representó al Reino Unido en 1978 que cantaron “The bad old days” y fueron undécimos en París. También intentó salir en Amsterdam ’80 dentro del grupo The Main Event, pero se escogió a los Primma Donna. Cuando el destino te guarda la victoria al final se consigue, como es el caso de Cheryl Baker.
Y después le tocó salir a Portugal con una canción efectista que sin rubor cantó Carlos Paiao como debutante en el mundo de la interpretación. Era médico de profesión, pero adoraba la música y era un compositor de éxito en Portugal. “Playback” estaba escrita y compuesta por él mismo. Era una denuncia a los cantantes y músicos que utilizaban el playback, quizá fue políticamente incorrecto porque en el mundo de la televisión esa era la tónica habitual. Obtuvo 9 puntos y quedó en la decimoctava plaza empatando con Turquía. Alemania le dio un 8 y Grecia un 1 y pare usted de contar. Dirigió la orquesta el bilbaíno Segundo Galarza. Este tema levanta amores y odios entre los aficionados. Yo considero que es lo peor que ha sacado este país en todas sus intervenciones, pero hay gente que la considera muy buena. Sobretodo, el bailecito que se dieron los chicos del coro en plan pingüino era para frotarse los ojos. En la preselección portuguesa del 7 de marzo estaban futuros y pasados eurovisivos que quedaron detrás de Paiao en las votaciones, como José Cid, María Guinot y el conjunto Doce –grupo en el que estaban Teresa Miguel y Fátima Padinha que habían pertenecido al grupo Gemini). Supimos del trágico accidente de automóvil que le costó la vida a Carlos Paiao cuando todavía era un hombre joven.
También uno de los chicos de Bucks Fizz, Mike Nolan, tuvo otro grave accidente de tráfico al chocar con un camión trailer el 11 de diciembre de 1984 al norte de Inglaterra, pero él sobrevivió a pesar unos primeros momentos críticos en que se temió por su vida.
Otro número de espectáculo circense fue el que ofreció la explosiva Emly Starr por Bélgica y su “Samson”, con Delilah, que lo quitaron del título inicial por hacerlo más corto. Ella y las bailarinas iban adornados con galas propias del Mundo Antiguo y que así estaban en su papel. Emly tenía 23 años y cantaba desde los 13, según de los Santos. Tuvo un gran éxito en el Festival de la Canción de Tokio y había conseguido un disco de oro dado por el Midem francés. Era bastante experta y se movía muy bien en escena. Pero este año tocaba cantar en flamenco, y aunque metió alguna frase en inglés no tuvieron suerte. Consiguen 40 puntos y la decimotercera plaza. La letra es de Emly Starr y la música de Kick Dandy, como vemos hubo mucho cantautor este año, igual que en 1975. Esta chica ganó la preselección belga que tuvo su final el 7 de marzo poniéndose por delante de Liliane St. Pierre que llevaba el tema “Brussel” y Stella Maessen con “Veel te veel”. Ese año todas las canciones eran en flamenco porque como sabemos mantenían su política bilingüe de un año en francés y al otro en flamenco. Por eso, en 1982, Stella cantó en francés, y la St. Pierre, tuvo su ocasión en 1987 cantando en flamenco. Los demás concursantes de esa preselección del ’81 no fueron nunca a Eurovisión.
Menos mal que tras dos canciones mediocres apareció una belleza de composición en forma de balada, titulada “Feggárri kalokerino” –Luna de verano- cantada con maestría por Yannis Dimitras y acompañamiento de piano. Yannis nació en Corfú, como Vicky Leandros. Sacó una de las mejores canciones que Grecia ha llevado a Eurovisión con diferencia. Era autor de la letra y Giorgos Niarchos la música, quien también dirigió la orquesta. Que obtuviera sólo 55 puntos y la octava posición es indiferente ya que podía haber ganado perfectamente, pero Grecia es un país poco votado. España fue quien más la premió, con un 10.
Chipre debutó en Eurovisión con el grupo Island (Alexia, Aristos, Areti y Roger) y el tema “Mónika”, de gran éxito después del Festival. Era un conjunto, como los Bucks Fizz, hecho para Eurovisión. Pero estos chicos no tenían mucha experiencia porque, según nuestro comentarista, eran “un ama de casa, una deportista, un atleta y un estudiante de piano”. Sea acompañaron de un pianista que también cantaba y un saxofonista. La música es de Doros Georgiades y letra de Stavros Sideras, que en 1983 le vimos como intérprete en Munich. Dirigió Michalis Rozakis. La crítica la trató un poco mal por su ritmo festivalero y simplón, pero en realidad la canción es divertida. Destaca la presencia de una joven Alexia, que volvió al Festival en 1987 con aquel famoso “Aspro Mavro”. Los Island obtuvieron 69 votos y la sexta plaza. Grecia le votó 12 y así empezaría la costumbre de votarse mutuamente los dos países cada vez que han intervenido juntas en la misma edición. O se dan 12 o 10, pero siempre mantienen ese idilio que es lógico, por lengua y cultura, claro. Con todo ese año Chipre le dio sólo 6 votos a Grecia.
En esta edición hubo mucha diferencia entre el sexto y el quinto puesto. Los top cinco pasaron de los cien votos, mientras las otras quince canciones quedaron por debajo de los 69 votos de Chipre, todas en un pañuelo, menos Turquía, Portugal y Noruega que fueron los más castigados.
“Io senza te” –Yo sin ti- es otro tema histórico inolvidable para los seguidores de Eurovisión. Suiza confiaba por cuarta vez en el trío Peter, Sue & Marc, pero ni a la cuarta consiguieron ganar. Estuvieron a punto durante las votaciones, con decir que eran primeros empatados con el Reino Unido y Alemania a 120 votos cuando sólo faltaban dos países por dar su decisión es el ejemplo más claro de lo emocionante del final. Ellos no se podían dar puntos así mismos, natural, y ahí perdieron la primera plaza, pero es que Suecia –el último país en votar- les dio 1 punto quedando cuartos para sorpresa de todos, porque eran otros grandes favoritos. Les habían dado cinco 12, más que ningún otro país. Obtuvieron 121 puntos. Menudo chasco se llevaron, y más habiéndolo intentado tantas veces. La letra es de Peter Reber y Nella Martinetti –la que escribió el “Ne partez pas sans moi” con el que ganó Céline Dion en el ‘88- y música de Peter Reber también, que era componente del grupo. Rolf Zukowski fue el director de la orquesta. En el recuerdo quedan sus participaciones del ’71, ’76 y ’79 como esta del ’81, la mejor de todas. Eran muy polifacéticos. Cantaron en francés –‘71-, en inglés –‘76-, en alemán –‘79- y en italiano –‘81-, ¿qué más se puede pedir? Además fueron unos grandes seguidores de Festival, porque se presentaron varios años más a las preselecciones suizas, pero no fueron elegidos. Estuvieron en la preselección suiza de 1973, donde fueron terceros, en la de 1974, que quedaron segundos y en 1975, segundos otra vez. Podemos decir que si el público de Suiza hubiese querido, Peter, Sue & Marc, hubiesen salido todos los años de la década de los setenta, menos el ’72 y ’77, porque además estuvieron en la preselección alemana de 1978 llegando a la gran final y quedando terceros. Esto si es devoción por el Festival de Eurovisión, como la que tenía Lys Assia y Corry Brokken en los cincuenta que se presentaban todos los años, o Elisabeth Andreasson y Linda Martin, en los ochenta, Udo Jürgens o Kristi Sparboe en los sesenta, etc. En nuestro país salen una vez, como mucho dos, y huyen como quien lleva el diablo.
Cierra Björn Skifs y la canción “Fångad i en dröm”. Tuvo 50 puntos y quedó en la décima plaza. Alemania le dio 10 y Francia 12. Sobre gustos no hay nada escrito, pero es increíble que los franceses votaran al sueco más que a su querido Jean-Claude Pascal, al que dieron la miseria de 3 puntos. Ahí vemos que en algunas ocasiones los jurados pasan de chobinismo y nacionalismos férreos.
Björn Skifs era una figura en Escandinavia, con mucha experiencia. Vivía en Estados Unidos. Formó en el conjunto Blue Sweden del que también formaba parte el director de la orquesta más popular de Suecia en Eurovisión, Anders Berglund. Representó a Suecia en 1978 y fue decimocuarto. Pero antes ya se presentó a las finales suecas de 1972 donde fue noveno y se eligió a los Family Four, y en la de 1975 quedando en quinto lugar. Ese último año fue otro señor muy conocido en los países nórdicos, Lars Berghagen.
Las votaciones fueron un rosario de confusiones constantes. A Frank Neef le iba a dar un ataque de nervios, las comunicaciones telefónicas se montaban unas en otras. La presentadora no se aclaraba. Tenía un despiste monumental y es que estaba un poquito nerviosa, se notaba en el leve giro que hacía con la boca al hablar. No deja de ser una responsabilidad enorme presentar un show de estas características.
Ahora que han pasado 23 años nos parece todo muy anticuado, aunque este verano se pondrá de moda la ropa de ochenta. Yo que lo ví con 14 años me pareció todo de lo más moderno, en realidad ese año el Festival cambió mucho. Recuerdo que tras la Semana Santa teníamos nuestra Eurovisión, bueno dejo la nostalgia para otra ocasión y que tengáis unas vacaciones estupendas. Ánimo, que queda menos para Turquía.
Reyes del Amor 02/04/04