CHENOA SÍ, CHENOA NO (CHENOA DICE SÍ)

Si algo caracterizaba a los representantes españoles en el Festival de Eurovisión durante los años '80 y '90 era que ninguno de ellos fue elegido mediante una preselección televisada tal y como las conocemos ahora. De hecho, también durante los '70 el método de elección interna predominó claramente: Después del todavía hoy recordado Pasaporte a […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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CHENOA SÍ, CHENOA NO (CHENOA DICE SÍ)

Si algo caracterizaba a los representantes españoles en el Festival de Eurovisión durante los años '80 y '90 era que ninguno de ellos fue elegido mediante una preselección televisada tal y como las conocemos ahora. De hecho, también durante los '70 el método de elección interna predominó claramente: Después del todavía hoy recordado Pasaporte a Dublín que eligió a Karina en 1971, en TVE se impuso el “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, y aunque teóricamente en los procesos de preselección interna intervenían representantes de los principales medios de comunicación, sabe Dios el grado de imparcialidad que podía tener aquello…

Solamente en 1976 y de forma aislada, TVE celebró Voces a 45… hacia el Eurofestival 76, que aunque suene a programa de fenómenos paranormales, no era otra cosa que una preselección televisada en la que las únicas fenómenas eran las presentadoras. El veredicto correspondía al público, que votaba por carta adjuntando fotocopia del DNI. Los menores de 16 años tenían que enviar la fotocopia del DNI del “cabeza de familia”, y solamente se admitía un voto por ciudadano. O sea, todo al revés de lo que sucede hoy día en que la gente puede votar “cuantas más veces mejor” y los menores de 16 años deciden las votaciones sin aportar ningún tipo de acreditación. Franco acababa de pasar a mejor vida (todos lo hicimos, de hecho) y en un afán súbito por parecer un país democrático (que ni lo éramos ni lo seríamos todavía en muchos años) nos apuntamos al carro de las preselecciones con veredicto popular. Lejos de conseguir una buena clasificación ese año, España se vino con el puesto 16º de 18 países, y como todavía en aquella época había un poco de dignidad y de empeño por quedar bien en Eurovisión, se decidió que a partir de entonces se elegiría internamente…

…y así fue hasta el año 2000 gracias al empeño de Jose Luis Uribarri, que volvió a rescatar las preselecciones televisadas para satisfacción de eurofans (y sólo eurofans, porque de momento el resto de la población debía alucinar con aquellas primeras galas con decorados reciclados y candidatos imposibles). A Uribarri debemos pues dar las gracias por esta necesaria aportación al Festival en España (aunque luego lo mandase todo al carajo con sus retransmisiones de las votaciones, en las que dejaba al espectador medio con la falsa idea de que todo estaba ya como preestablecido o que el vencedor lo era más por razones geopolíticas que por cuestiones estrictamente musicales). Una de cal y veinte de arena, Jose Luis.

Lo cierto es que mientras en España no había preselección televisada, el clamor general era a favor de que hubiese una de una vez por todas para evitar “el dedazo” a toda costa. Pero las cosas vuelven a cambiar y en vista del calibre de preselecciones que sufrimos parece que cada vez más gente se apunta ahora a una elección interna, aunque de calidad, eso sí.

Muchos se han dado cuenta de que “preselección televisada y democrática” no sólo no garantiza un buen resultado sino que a veces no equivale ni a una representación digna (léase Chikilicuatre o Cobra, aunque a éste útimo lograron pararle los pies in extremis).

En aquellos años '80 y '90 de los “dedazos internos” hubo representantes muy notables y magníficos resultados para España, seguramente porque los elegidos eran artistas muy sólidos avalados por apuestas discográficas de primera línea. Creo que ha llegado el momento de intentar volver a esta fórmula, que pasa inevitablemente por dar con una figura consolidada y con tirón mediático que quiera prestarse a representar a España (con todas sus consecuencias).

Y aquí es donde entra Chenoa. Seguro que hay otros como ella (Falete ¿por qué no?) pero es Chenoa la que está ahora mismo en el punto de mira y la que es preguntada por ello tras salir elegida, por segundo año consecutivo, como la representante ideal por los lectores de esta web. Y por si fuera poco, Chenoa dice “Sí” (Gigliola Cinquetti también dijo “Sí”, “dulcemente” y “por probar una emoción”, pero de no ser porque ABBA se cruzó en su camino, habría ganado por segunda vez).

Hay que decir también, que todo esto puede no ser más que una forma por parte de la cantante de querer aprovechar toda esta publicidad gratuitamente sobrevenida y divulgada por toda la prensa española, pero sin ninguna intención real de acabar yendo a Eurovisión: Algo así como haber salido elegida por veredicto popular pero sin ningún compromiso final de tener que acabar pasando por el aro.

Ella y su discográfica sabrán si quieren realmente presentarse o no, pero lo cierto es que en una situación como esta en la que Chenoa dice querer ir a Eurovisión, a TVE le corresponde el papel de hacer todo lo posible porque así sea. Vamos, que lo tiene en bandeja y la pelota está en su tejado.

TVE no es una cadena privada, y no vale escudarse en esa barbaridad que se escucha a veces de “TVE es la que participa y por tanto es libre de escoger al representante que le de la gana”, porque ésto no funciona así: TVE es la televisión pública, con un servicio exclusivamente público y en quien se delega la misión de que “Spain” (que es un país, no una televisión) haga el mejor papel posible en el concurso (porque es un concurso, no una mera exhibición).

Chenoa, Falete… gustarán a unos y a otros no, pero objetivamente hablando son cantantes de verdad y con muchísimo tirón mediático y popularidad (¿quién no sabe quiénes son?), y esto es justamente lo que la delegación española en el Festival viene necesitando urgentemente desde hace años para revitalizar el interés por Eurovisión en España, que aunque siga siendo el programa líder indiscutible de la noche a prueba de Norias y contraprogramaciones varias, hay mucho margen todavía hasta llegar a los picos de ¡18! millones de audiencia de 2002.

Por cierto, que el próximo Festival supondrá el décimo aniversario de aquel año de Rosa, en el que la propia Chenoa estaba en el coro, y aunque dicen algunas lenguas que estuvo en Eurovisión 2007 de incógnito entre el público, igual sería una buena idea que celebrase el 10º aniversario de aquello con un Sennheiser SKM 5200 en la mano.

Bueno, ya veremos, que esto no ha hecho más que empezar, aunque no haya empezado del todo mal…

¡Hasta la próxima!

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