Querida Massiel (Eurovisión 1968 – Londres).

En primer lugar, feliz 50 aniversario de tu triunfo en Eurovisión. En 2019 le tocará soplar el mismo nº de velas a Salomé.

Según he leído en los portales de Eurovisión (ejemplo: Vanitatis), tú quieres que “de una puta vez” sea nuestro año. ¿Quién más no desea algo así en España?

Ya nos gustaría que en Lisboa eso pase, pero en todo cometido no falta más de un pero.

Vale que des suerte al dúo “Almaia” en dicho cometido, pero los hechos son los que tienen que hablar por sí solos. Aún quedan países por escoger a sus representantes, cuyo cometido es el mismo. Países queriendo estrenar corona, otros que quieren repetir, Portugal revalidarla en su casa, Suecia igualar a Irlanda (cometido que Christer Björkman quiere ver antes de su jubilación), Irlanda seguir reinando en solitario después de llevar años sin pisar la final y no ganarla…

O sea que, no somos los únicos que queremos ganar el festival de una vez por todas. Es tarea de la delegación de RTVE + el dueto, el que eso pase y para ello tienen que soltar lastre en muchas cosas de las que no tienen voz ni voto.

No en todo tienen que mandar porque en más de una ocasión (empezando nuevo milenio y siglo) hemos ido de capa caída hasta casi besar el último lugar. El pasado año nos tocó estar primeros por la cola, Europa fue cruel con España en el jurado profesional. Todos salieron de Kiev puntuando pero del último puesto, insuficiente la puntuación del público portugués para adelantar a los alemanes.

Sí, queremos que para una gala especial de ganadores con corona vaya un representante con corona, no como en el “Greates hits” donde Rosa López (la Rosa de España) fue como invitada. Para mí, llevarla allí con una corona prestada es más que una falta de respeto a un país que porque haya ganado 2 festivales lleva más de 4 décadas sin sumar su tercer entorchado continental (aun tocándola con la punta de los dedos en el año de Betty Misiego).

Hay que ganársela como todos y es lo que a ella y a sus compañeros de coro y academia les arrebató en 2002 la letona Marie N y otros 5 aspirantes a dicho título:

Malta con Ira Losco, Estonia (anfitriona en 2002) con Sahlene, Reino Unido con Jessica Garlick, Francia con Sandrine François, y Chipre con los One.

Si no es posible este año, por lo menos que no se diga que no se ha intentado. Hay mucho que enmendar en este país, si tanto queremos meternos entre los 5 mejores, y nuestra delegación sabe que no pueden volver a tropezar ni encariñarse con la misma piedra.

OT puede que para mí, y otros eurofans, no sea el “salvavidas” de España en Eurovisión.

Solo espero que si se vuelve a las galas públicas, hayan aspirantes poniendo el listón muy alto. En el fondo, no todo vale para ganar el billete para Eurovisión y mucho menos el festival como ya dije en mi anterior columna. El apoyo incondicional de los eurofans hay que ganárselo primero.

Esperemos que así sea Massiel, con “permiso” de la dura competencia que le espera a esta joven parejita. Yo también les deseo suerte como todo eurofan, pero que tengan los pies en la tierra, el camino no será de rosas.

Eurovisión, es hoy en día como la “UEFA Champions League” de la música, y en la lucha por el micrófono de cristal, solo los mejores pueden estar.