Benidorm Fest: un sueño cumplido y la victoria de un gran hit
Este fin de semana tuvo lugar la final del Benidorm Fest en un Palau d’Esports l’Illa de Benidorm que vibró como nunca y que nos regaló una experiencia que quedará grabada en mi memoria como uno de los momentos más mágicos de toda mi vida.
Sin duda, la incertidumbre fue la gran protagonista de la semana; había muchas candidatas a llevarse el trofeo de bronce y, por supuesto, la oportunidad de representar a España en el Festival de Eurovisión. La emoción se mantuvo hasta el final: vimos por primera vez en la historia del festival un empate en el top 1 del jurado entre las dos ganadoras de sus respectivas semifinales, Nebulosa y St. Pedro. Al final, fue el himno de la edición, “Zorra”, la que se alzó con la victoria.
“Zorra” ha dejado su huella con un mensaje tan potente como necesario en cualquier rincón donde pueda sonar, pues se erige como un llamado para transformar un insulto en un símbolo de empoderamiento y valentía. Ha sido todo un descubrimiento, una joya musical con la capacidad de transmitir emociones y reflexiones profundas sobre la fuerza de la mujer y la reivindicación de la identidad.
Agradezco también a aquellos que critican el mensaje de la canción, porque, de alguna manera, están contribuyendo a resaltar la importancia de este tema y dándonos más motivos para enviarla al festival y demostrando por qué es tan importante este mensaje. Cada crítica se convierte en un motivo para compartir esta canción y gritarla a los cuatro vientos, demostrando que la música tiene el poder de ser un medio de expresión significativo y relevante en la sociedad actual.
Mi relación con el festival de Eurovisión está llena de alegrías incontables -y algún que otro disgusto-. Como ferviente eurofán desde hace muchos años, haber tenido la oportunidad de presenciar en directo el Benidorm Fest ha sido un regalo que agradezco profundamente.
Así, entre los altibajos de las emociones y la intensidad de la competición, el festival de Eurovisión se convierte en un catalizador de vivencias únicas. No solo celebramos la victoria de una canción, sino también la conexión que la música es capaz de establecer entre nosotros, trascendiendo fronteras y compartiendo mensajes que resuenan en lo más profundo de nuestro ser. El Benidorm Fest no solo fue un espectáculo musical, sino una experiencia que enriqueció, todavía más, mi amor por la música. ¡Y qué feliz estoy de poder llevar “Zorra” más allá de nuestras fronteras!
En los minutos finales del Benidorm Fest, cuando las luces y los brillos platino ya se desvanecían, sentí una mezcla muy fuerte de emociones que no soy capaz de expresar con palabras. Para mí, el festival de Eurovisión y todo lo relacionado con él siempre ha sido más que una simple celebración de la música; ha sido un refugio, un faro luminoso en mis momentos más oscuros.
A lo largo de los años, la magia de Eurovisión ha sido mi ancla en tiempos de incertidumbre, un recordatorio de que la música tiene el poder de unir corazones y transformar realidades, y por más que pase el tiempo, lo vivo con la misma energía e ilusión que los primeros años.
Y por eso, el Benidorm Fest, con sus cosas buenas y sus cosas malas, ha sido un capítulo especial en esta historia. Un festival increíble que todavía tiene margen de mejora y que, seguro, se consolidará con los años. ¡Larga vida al Benidorm Fest!