Como es habitual, en los meses de verano aparco mi querida columna, no sin dejar de darle a la cabeza sobre cuestiones eurovisivas… En esta ocasión, y sin en principio quererlo, traigo un discreto homenaje: Mis reflexiones sobre la andadura del país pirenáico, Andorra.

Espero que hayáis pasado un estupendo verano… ya que necesitáis energías para esta nueva temporada que está comenzando. Y, como segundo año consecutivo, se adelanta la andadura de un buen número de países… (España no está entre ellos, claro está)

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El pequeño principado andorrano es, junto con Albania, de los pocos países que a pesar de su discreta carrera en el Festival de la UER, ha mostrado tener un claro objetivo, un personal y buen enfoque en sus candidaturas, una esencia continua, además de una calidad mínima en las canciones, fuera de los gustos más personales.

Se descubrió allá por 2004, cuando la UER abre el abanico de acceso al evento con una semifinal, y el país decide debutar en el certamen. Así, junto con la TV3 y bajo la producción de El Terrat, se realizó una preselección pública, con una imagen bastante dinámica, joven y con ansias de futuro. Donde únicamente 2 participantes, la Marta Roure, y el dúo Bis a bis, compuesto por Mar Capdevila y Isthar Ruiz, se disputaban la plaza con nada menos que 12 canciones.

Estas, siendo la parte más importante de la preselección, se veían un poco perdidas con respecto al peso del festival al que iban dirigidas. No había realmente una canción entre ellas que destacara de manera importante, y quizá sólo el propio Jugarem a estimar-nos y No és nou, tenían una consistencia que les permitía “hacer algo” en el festival. En cuanto a la(s) intéprete(s) de las que se debía escoger, claramente Marta tenía una seguridad escénica que quizá no alcanzaban como dúo las Bis a bis.

Por otra parte, sí fueron destacables e interesantes las intervenciones como autores de las canciones preseleccionadas de Jofre Bardagí (autor del Jugarem), la cantautora Berta o Natxo Tarrés de Gossos.

En 2004, se mostró por vez primera el entusiasmo de la RTVA en el evento, con un seguimiento y programas especiales en los meses antes de la emisión desde Estambul del ESC. Pero también se estrenó el lastre que hasta día de hoy les ha pesado en demasía a pesar de sus interesantes intervenciones, la puesta en escena.

Una de las “normas básicas” que podemos tomar desde la experiencia y de muchos ejemplos, entre muchas otras, es que si llevas una canción movida, bajo ningún concepto se te debe ocurrir no hacer coreografía en el estribillo (véase Soraya), o hacer coreos diferentes en cada uno de los mismos (Marta Roure o Gisela). El primero lo que hace es deslucir y contradecir a la canción (ya que transmite una cosa pero físicamente vemos otra, por lo que se queda “sosa” y la pasamos desapercibida, habrá otras canciones con ese ritmo que sí destaquen visualmente), y la segunda hace desorientar y emborronar la memoria del espectador ante tu propuesta (no recordará la canción por su puesta ya que al no repetirse no quedará en su mente, e incluso dará una impresión de desunidad, caos, etc.).

Este es, en mi opinión, el principal talón de Aquiles de las candidaturas de Andorra: La impresión visual que se crea y que hace distorsionar la emisión del mensaje que quiere transmitir a la audiencia.

Creo que el festival ha derivado en la creación de productos como candidaturas, donde la parte visual complementando a la música es la principal baza.

Siguiendo con el 2004, la versión final de Jugarem hizo que perdiera gran parte del encanto y romanticismo de la misma. Con una batería casi machacona para la magia inicial que parecía transmitir la versión primera. Un ritmo que también hizo evolucionar de una voz dulce de Marta a una más desenfadada. Creo que no ayudó ese intento de una supuesta “europeización” de la canción. A otras en cambio en la preselección ya pedían a gritos arreglos, no era el caso de este tema o el de No és nou.

Marta hizo debutar a Andorra con un buen nivel, la coreografía no estaba mal, la canción tampoco, pero no lograba resaltar y quizá no era muy apropiado su vestuario… Finalmente no consiguió su objetivo. He de decir que es mi canción favorita de Andorra (preferiblemente la versión de 12 punts), la letra siempre me ha cautivado.

En 2005, la holandesa Marian Van de Wal fue la escogida a través del Eurocàsting como la representante. Estuvimos ante una preselección donde 3 canciones competirían para ser la voz de Marian en Ucrania. En esta ocasión la calidad de las canciones, quizá también por ser menos, mejoraba con respecto al año anterior. Nos encontrábamos en concreto con dos pequeñas joyitas: Por una parte Dona’m la pau, una calmada y bonita balada, que aun escuchándose como maqueta se veía que valía bastante la pena. Y por otra, la ganadora, La mirada interior, con una magia y fuerza instrumental que podría destacar en el festival sin aparentes problemas.

Pero, llegados a Kiev, la puesta en escena volvió a ser un problema. El liderazgo de Marian como cantante quedó visual y auditivamente tapado por una puesta realizada “en equipo”, muy apelotonada, y con una iluminación que aunque en principio podría acompañar el misterio del corte, acababa por deslucir (nunca mejor dicho) la puesta. Incluso la intervención de la aclamada Anabel Conde quedaba rara por su posición en la puesta. Fue, a mi humilde pesar, una escenografía raramente plana y un poco desconcertante, donde el misterio de la misma acabó siendo un problema. Como última cita, y en segundo plano, tampoco ayudaron los nervios de la cantante que en algún momento puntual le pasó factura a su voz, respiración y expresión facial. Su inseguridad se transmitió al público reafirmando su falta de liderazgo en la candidatura. Igualmente, para mí, fue una valiente.

Un año después vendría Jennifer Serrano, sí, Jenny. La asturiana, que destacaba por su chorro vocal y un timbre muy interesante, fue escogida internamente por la RTVA. De entre 48 candidatos y 37 canciones, esta sería la candidatura. Sense tu, el tema compuesto por Rafael Artesero, era una balada con fuerza que encajaba muy bien con el timbre de la cantante.

Pero 2006 tampoco sería el año de Andorra. La mala suerte hizo que Jenny cogiera un resfriado la misma semana del festival y que su voz no estuviera ni mucho menos al 100%, de hecho todos recordamos el flojo inicio de la canción que parecía anunciarnos que no había calentado la voz antes de subirse al escenario heleno. Tampoco ayudó en esa ocasión el vestuario elegido, que dejaba perplejo a la audiencia, desconcertándolos, sin saber si estábamos ante una balada o un show cabaretero. Eso sí, la idea de la coreografía no estaba mal aunque a veces era demasiado para ser una balada. En esta ocasión sí supieron distribuirse en el escenario.

Finalmente en 2007 llega la madurez absoluta de Andorra. Nos encontramos ante una firme candidatura, un producto bien sellado, con una canción muy bien producida y un grupo JBG (Juvenil Buen Gusto). Anonymous, escogidos internamente, eran los segundos andorranos que llevarían la música del principado a Europa con un corte (Salvem al món) que versaba sobre un tema que involucraba a toda la humanidad, el cuidado medioambiental.

A Helsinki (el mejor festival en los últimos años a mi ver) fue todo el grupo menos el componente Cristian Narvaez, que por normas de la RTVA –no tener la mayoría de edad– no pudo ir a Finlandia. Hecho que personalmente me pareció un “feo” al grupo, aunque supongo o espero que hubiera una razón de peso que no permitiera su viaje al festival.

Una vez allí, pudimos comprobar la potente candidatura que Andorra tenía: un buen directo, una buena puesta, buena presencia y una canción con mucha fuerza. Pero en este caso, el único fallo que pudo hacer que no pasaran a la final fue la impresión visual, el contacto con el público, la transmisión íntegra del mensaje. Niki, la voz del grupo, quedó a medias en cuanto a enviar su Salvem al món: musicalmente lo logró, visualmente nos ofreció una cara en ocasiones fría que contradecía el espíritu de unión del tema. Esta impresión puede que hiciera que se quedarán a las puertas de la gala del sábado con nada menos que 80 puntos, siendo votados por 19 países de los 28 que participaban en la semifinal. Todo un lujo de candidatura que Andorra no ha podido superar por el momento. Fue como un TOP10 en un habitual Eurovisión de 24 países.

Mientras los Anonymous preparaban su candidatura, España llevaba a cabo su particular preselección, Misión Eurovisión. Allí, la catalana Gisela fue invitada a presentar una de las canciones candidatas, Tu voz se apagará de Miguel Linde. Y fue con una puesta mucho mejor que la de Soraya, Son de Sol, Las Ketchup y David Fernández en el propio festival,  y ensayada mil veces menos (me imagino que a la pobre Gisela la avisaron como mucho dos o tres semanas antes de la gala de TVE). Destacó tanto que muchísima gente en aquel momento hubiera preferido parar la preselección y que aquella candidatura fuera la que representara a España en Helsinki.

Desde entonces muchas fueron las voces que dijeron que Gisela debería presentarse para ir al festival, eso sí, sin darse cuenta que de lo que quedaron más prendados era de la magnífica puesta en escena y coreografía de José Cruz que de la cantante.  De la misma forma, Andorra tomó nota y dispuso para 2008 a ambos para dar el golpe en Belgrado.

Casanova era la canción que Gisela llevaría al escenario europeo. Un schlager light, con una estructura habitual, que parecía más una buena maqueta que la versión definitiva… pero sí, era la versión final del tema. Por ello desde el principio había a quien ya no le convencía la idea de esta candidatura, por llevar un tema tan plano y a la vez trillado en el evento de la UER.

Ya en Belgrado, muchos fueron los que sentenciaron a Andorra,  postrándola un año más en la semifinal. Estábamos ante una coreografía lejos de la que viéramos a  través de TVE un año atrás. Carecía de impacto, carecía de originalidad en comparación con la primera y además variaban los pasos en cada estribillo. Eso sí, estaba sin duda dentro de una calidad y a la altura de las circunstancias, pero le faltaban estos ingredientes, los del éxito. Además de ello había un pequeño problema más, y era el vestuario de la catalana: el dorado cuerno ibérico que se alzaba desde su cabellera y que deslucía y distraía al espectador. En 2008 fueron varios los factores que fueron en contra de la candidatura andorrana.

Por otra parte, Gisela estuvo vocalmente correcta aunque escogiera por desaprovechar uno de los pocos estribillos que iban a escuchar los telespectadores para hacer un planeado improvisado al estilo Reino Unido 2005, que personalmente me parecen una pérdida de tiempo no sólo porque se desperdicia un estribillo de los 3 o 4 que la audiencia va a escuchar sino porque también deja a la mayoría de los espectadores, que nunca han escuchado la canción, un poco indiferentes.

Andorra no dejó bajar el listón y se encontraba a la altura, pero no fue acertada en varios de los puntos que componían su candidatura –en mi opinión, sobre todo en la canción–, lo que la dejó de nuevo en la semifinal.

Y finalmente llega 2009, con una preselección pública compuesta por 3 candidaturas: dispares, de diferentes estilos y de distinto público. Susanne Georgi fue la clara ganadora de la misma con su tema, La teva decisió. La danesa, ya conocida por haber sido la media naranja de Me & My, un dúo de pop-dance que triunfó en Europa a mediados de los noventa, presentaba una canción pop-rock con un aroma a cantautor y un estribillo especial y meloso. Personalmente, una delicia de tema.

La dulce Susanne estaba dispuesta a todo en Moscú, y Andorra había preparado, aprendiendo de los errores anteriores, una candidatura sólida. En el escenario lo fue, aunque no aportó nada que la hiciera destacar o recordar a parte de su estribillo. No hubo ninguna coreografía al estilo Noruega 2008, con pequeñas apreciaciones elegantes que la destacaran (ya que por el tipo de canción otro tipo de coreografía no podría llevar) y tampoco hubo ninguna sorpresa ni nada que impactara visualmente. Vocal y musicalmente estuvo más que correcta. Andorra seguía su buen camino con unas candidaturas bonitas, cuidadas y bien interpretadas… pero no era suficiente.

Susanne supo aceptar el no pase a la final y fue la misma noche de su semifinal al Euroclub, después de la gala, donde fue más que arropada por la prensa y los seguidores del festival. Abrazó, besó, cantó, gritó, lloró de emoción y recibió todo el cariño que precisaba y que, sobre todo, le querían dar sin remisión. La pena se notó un año más en la delegación andorrana, que lucha personalmente por su principal objetivo: llegar a la final del Festival.

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Gran parte de esta columna fue realizada en agosto, antes de que la directiva de la RTVA dejara en manos de los accionistas de la cadena la candidatura de 2010 de Andorra. Me temo que probablemente esta parrafada que publico hoy quede como homenaje y no como resumen del principio de la Historia de la RTVA en el ESC…

Creo, muy sinceramente, que Andorra podría hacer un grandísimo papel, sólo habría que buscarle una candidatura sólida, un producto acabado, que sepa transmitir “eso” a través de la televisión para alzarse en la final con un gran puesto. Confío en que se le dé otra oportunidad y que esta vez la candidatura y puesta en escena griten de una vez “Estem aquí”.

Gràcies a Andorra i a la seva delegació per tots els bons moments que ens han donat i hem compartit  🙂

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