Empezar una columna en una web tan visitada como esta no es nada fácil. El respeto a la misma, a sus lectores y al Festival de Eurovisión le pone mas dificultad si cabe al empeño.

Quizás algunos me conozcáis sobre todo si vivís en Catalunya o os habéis acercado alguna vez al grupo de Eurovisión del Casal Lambda. Allí empecé una experiencia medio en serio medio en broma de crear un grupo alrededor del Festival de Eurovisión. Corría el año 1999, aún no había llegado el boom de operación triunfo y recuerdo con cariño como nuestro primer acto, la cena para visionar el Festival de ese año fue un éxito rotundo. Mas de 50 personas se acercaron hasta la sede del Casal para ver el vestido de nuestra pobre Lidia y el solitario punto que nos dió Croacia. Desde luego si esto era un presagio la verdad es que la mala suerte de Lidia no cayo en el grupo. Desde entonces y puntualmente una vez al mes abrimos las puertas del Casal para realizar alguna actividad, casi siempre multimedia, relacionada con el festival.

Pero mi historia con el festival comienza casi desde que vi la luz, nací entre Massiel y Salomé es decir en el mes de julio de 1968 entre las dos únicas victorias de España en el Festival. Aunque la verdad de ellas solo tengo el recuerdo de los videos. De los que si tengo recuerdos es de Peret y del Waterloo que puedo decir son mis primeras imágenes eurovisivas.

  (¿Adivinais de quien se trata? es un dibujo del colegio cuando tenia 8 añitos)

Luego vendría muchos años de esperar ese sábado al año y sobre todo desear que no coincidiese con ningún partido de fútbol para no tener que pelearme con mis hermanos y poder ver el festival tranquilamente. En mi memoria se quedaron gravadas algunas canciones que a pesar de no escucharlas en muchos años seguía tatareando de vez en cuando. Mis amigos de niñez y mi familia aún me recuerdan de vez en cuando como les organizaba festivales. Luego llegaron los años 80 y los 90 y el festival era cada vez mas difícil seguirlo. Empecé entonces a buscar viejos discos de vinilos, en encantes o tiendas de discos descatalogados para recuperar aquellos sonidos. Y llegó un invento que cambió para muchos de nosotros la relación con el Festival, Internet. Recuerdo aún emocionado la noche en que casi por casualidad pocos días antes del festival de 1997 se me ocurrió poner en un buscador la palabra Eurovisión convencido de no encontrar ninguna respuesta. Ese día directamente no dormí, no podía dar crédito a la información que encontré, probablemente una ínfima parte a la que se puede encontrar hoy pero infinitamente mayor de la que imaginaba encontrar. Entre esta información pude empezar a bajarme los primeros archivos musicales en formato realmedia y calidad ciertamente deficiente (pero que mas se podía pedir con la velocidad de la red de aquel tiempo). Y por fin recuperé aquellas canciones que a pesar de los años aún recordaba, y entre ellas dos que no es que me gusten mas que otras y cuya calidad reconozco no es de lo mejor del festival pero que las llevaré siempre en un rinconcito con los recuerdos de la infancia; Ding a dong y Lapponia. Más tarde comencé a contactar con otros aficionados al festival y descubrí que no era el único espécimen raro que aún disfrutaba con el festival, y de ahí surgió la idea de crear un grupo. Y finalmente el año pasado el sueño se hizo realidad y por fin pude asistir en directo al festival, una de esas experiencias que recomiendo a cualquier seguidor del festival e incluso a algún que otro detractor.

Para mi Eurovisión es sinónimo de diversión, de pasarlo bien oyendo canciones en idiomas raros (en mala hora la libertad de lengua), de jugar a acertar como quedará esta canción, de reírte porque a tu amigo le gusta una canción que a ti te parece horrorosa o soportar las bromas por lo contrario. Por eso no vengo a esta web a sentar cátedra sobre nada, sino simplemente a comentar la jugada y a pasármelo bien con todos vosotros, a dar mi opinión sin esperar convenceros sino intercambiar ideas y compartir afición y crear sanas polémicas en el buen sentido del término. Tampoco me gusta, aunque es difícil no caer en ello, menospreciar el trabajo de los artistas que con mayor o menor gracia intentan dar lo mejor de si en sus actuaciones, todo mi respeto hacia ellos de antemano.