38 AÑOS CON TURQUÍA EN EL FESTIVAL DE EUROVISIÓN

En la década de los ’90 y con motivo del vigésimo aniversario de la incorporación de Turquía al festival, un eurofan noruego editó un CD recopilatorio con todas las participaciones de este país hasta la fecha: Allí estaban desde Seninle bir dakika hasta Sev!. Para un eurofan en los ’90, sin Internet ni Youtube y […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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38 AÑOS CON TURQUÍA EN EL FESTIVAL DE EUROVISIÓN

En la década de los ’90 y con motivo del vigésimo aniversario de la incorporación de Turquía al festival, un eurofan noruego editó un CD recopilatorio con todas las participaciones de este país hasta la fecha: Allí estaban desde Seninle bir dakika hasta Sev!. Para un eurofan en los ’90, sin Internet ni Youtube y que sólo había empezado a grabar festivales a mediadios de los ’80, hacerse con aquel disco suponía descubrir de golpe las primeras canciones turcas en Eurovisión (algo que a mi me resultó fascinante). Este disco se titulaba 20 Years with Turkey in the Eurovision Song ContestEurovision Şarkı Yarışmasında Türkiye ile 20 yil.

Recientemente hemos conocido la noticia de que Turquía no tiene intención de volver a participar en el festival “mientras persista el actual sistema de votación”. Aunque en teoría se deja la puerta abierta al regreso si se produce un cambio en el sistema, nada parece presagiar que la UER tenga intención de ceder a la presión de los responsables turcos, por lo que en la práctica podemos ir asumiendo desde ya su ausencia en 2014, año en que se cumplirá el 10º aniversario de la celebración del festival en Estambul.

La queja de los turcos se fundamenta en dos pilares: Por un lado, en la injusticia que supone la existencia del Big5 (algo en lo que podemos estar de acuerdo todos, porque desde el punto de vista puramente competitivo es una completa aberración). Por otra parte, en el porcentaje entre el televoto y jurados (actualmente del 50%). Encontrar apoyos en contra de esto último ya es bastante más complicado, pues aunque habrá preferencias para todos los gustos, esto del “mitad y mitad” suena como equitativo. El problema que tiene Turquía es que la incorporación del veredicto de los jurados fue como un torpedo en su línea de flotación, ya que tradicionalmente era uno de los grandes beneficiados por eso que se llama “el voto emigrante” y que ciertamente era uno de los puntos débiles del sistema cuando todo el veredicto estaba en manos exclusivamente del televoto.

Fruto de este reajuste, en 2011 la participación turca recibió un jarro de agua fría y no consiguió clasificarse para la final, algo impensable en los últimos tiempos. Posteriormente, en 2012 y ya de nuevo en la final Turquía consiguió un 7º puesto con el Love me back de Can Bonomo, que aunque quedaba lejos del 2º puesto obtenido en 2010 o del 4º de los años 2009 y 2007, era idéntico al resultado de 2008 y claramente superior al de 2006, por lo que la media clasificatoria de Turquía con o sin jurado vendría a mantenerse igual y no puede sostenerse como argumento un vuelco decisivo en sus resultados fruto del cambio en el reglamento.

Soy de los que está convencido de que esta rabieta turca disconforme con el sistema de votación no es más que una tapadera para esconder, tanto de cara al exterior como de cara al propio país, el desinterés de los dirigentes turcos por todo lo que huela a Occidente y a Europa, enmarcado dentro del giro islamista que se está implantando poco a poco en aquél país.

Hubo un tiempo en que la situación era justamente la opuesta y la clase dirigente turca se había empeñado en europeizar el país a toda costa. Dentro de este proceso, el paso casi obligado era participar en Eurovisión, y Turquía debutó en 1975. Durante muchísmos años Turquía en Eurovisión fue la nota exótica del certamen (típica de aquellas culturas situadas en los límites de lo que se entendía por Europa como también sucedía en menor medida con Israel). Durante los años ’70 y ’80 y a pesar de los esfuerzos en sonar a algo occidental, las canciones turcas en Eurovisión resultaban tan “turcas” que lo habitual para los que empezamos a vivir el festival en aquellos años era ver a Turquía en los últimos puestos de la tabla año tras año, cuando no con un rotundo 0.

Turquía comenzó a verse en la primera mitad de la clasificación en el momento en que comprendió que la mejor manera de conquistar al resto de países era ser fiel a sí misma y enviar canciones que no sólo no disimularan sus raíces sino que incluso mostraran su lado más folclórico dentro del pop-rock. Para muchos, ese momento sucedió precisamente en la edición de 1997, cuando llegaron hasta un entonces inimaginable tercer puesto con Sebnem Paker y Dinle, consiguiendo superar los 100 puntos que necesitaban para no quedar eliminados (según reglamento de la época) para el año siguiente. Pero ese milagro sucedió. Bien es cierto que previo al Dinle, Turquía ya sacó todo su arsenal folclórico en 1989 con el Bana Bana sin ninguna fortuna, pero aunque maravilloso para algunos (entre los que me incluyo) lo cierto es que el tema no era de fácil digestión para todo el mundo.

Con los años, la extensión paulatina de la frontera eurovisiva (hacia el Este, claro) con la incorporación de países como Armenia, Azerbaiyán, etc. la originalidad musical de Turquía en Eurovisión quedó un poco diluída o eclipsada con las aportaciones de estos nuevos participantes orientales, a pesar de que muchos países quisieran para sí las posiciones que ha seguido cosechando Turquía en estos últimos años.

En cualquier caso, yo sí que echaré de menos a Turquía en Eurovisión y espero que no tarden muchos años en volver. Os dejo con una de mis participaciones turcas favoritas, junto con el Sufi y el Sevince, y tantas otras:

¡Hasta la próxima!

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