La RAI italiana calienta motores para la celebración de la esperada próxima edición de Eurovisión, y según la prensa local, el director del ente público Stefano Coletta tiene dos nombres predilectos para asumir las labores de presentación y conducción del evento, nada más y nada menos que Chiara Ferragni y Alessandro Cattelan. Ambos nombres han formado parte de la más estrecha terna de favoritos desde la victoria de Måneskin en mayo, puesto que sus edades -Cattelan cumplirá 42 años el próximo 11 de mayo, mientras que Ferragni hará 35 años el día 7 del mismo mes- y su perfecto dominio del inglés les convierten en un perfil propicio para guiar a toda Europa durante las tres veladas eurovisivas.

Asimismo, ambos han desarrollado sus carreras profesionales ligados, de una manera u otra, al universo musical y televisivo. Cattelan, originario del Piamonte, comenzó sus andanzas en la radio, antes de dar el salto y ejercer como presentador durante nada menos que diez ediciones de la versión italiana de X Factor. Por su parte, Ferragni es, sin lugar a dudas, la influencer más célebre del país, ampliamente reconocida tanto dentro como fuera de sus fronteras. Sus más de 24 millones de seguidores en Instagram así lo corroboran.

La contratación de ambas estrellas cuadraría también con los planes económicos de la RAI para el evento, conocedora ya del gran desembolso que acostumbra a suponer la pareja de presentadores principales, entre 40.000 y 50.000 euros de media en las últimas ediciones. En el caso de Cattelan, su reciente fichaje por la cadena pública, en la cual se estrenará próximamente su programa debut Da grande, contribuiría a facilitar las cosas, mientras que para Ferragni se trataría de la oportunidad perfecta para desenvolverse, por vez primera, en un escenario. Si bien la propia Chiara había reconocido en múltiples ocasiones experimentar pánico escénico, el rol relativamente marginal de los presentadores de Eurovisión, que únicamente devienen centrales en el momento de las votaciones, podría animarla a probar suerte.

En contra de la influencer podría destacarse la intensa polémica protagonizada el pasado mayo por la RAI con su marido, Fedez, quien obtuvo la medalla de plata en Sanremo 2021 junto a Francesca Michielin y Chiamami per nome, tema que ha arrasado durante meses en las listas musicales italianas y en su momento cosechó, si cabe, un éxito todavía mayor que el de los Måneskin. El cantante se enzarzó en una agria disputa con el ente público a raíz de su participación en el Concierto del Primero de Mayo, en el cual acusó a la RAI de no emitir una parte de su discurso en la que arremetía contra las actitudes xenófobas y racistas del político de extrema derecha Matteo Salvini. Fedez llegó a publicar en redes sociales un extracto de su llamada con una alta responsable de la RAI, en la que esta última llegaba a reconocer implicítamente la censura de que Fedez había sido objeto. Sin embargo, Ferragni se mantuvo apartada de este incidente, por lo que su implicación en Eurovisión, en principio, no se vería amenazada.

¿MIKA EN EUROVISIÓN?

Por último, la prensa web italiana afirma que la superestrella del pop anglo-libanesa Mika podría tomar las riendas como presentador auxiliar, complementando a la dupla Cattelan-Ferragni. Mika, fuertemente vinculado a los concursos televisivos como el X Factor de la BBC británica, la versión francesa de La voz, ha trabajado también para la propia RAI, donde presentó hace unos años el programa musical Stasera casa Mika. Ha sido contactado por la BBC hasta en cuatro ocasiones distintas para poner sus conocimientos musicales al servicio de una candidatura atractiva para Eurovisión, oportunidades que el artista ha rechazado tajantemente todas y cada una de las veces, lo que, en un principio, parecería alejarle de una hipotética vinculación eurovisiva el próximo año en Italia.

En una entrevista reciente para la RTL, el cantante declaró que “la mayoría de las canciones de Eurovisión son una mierda, dan vergüenza. Los ingleses me han requerido hasta cuatro veces y todas les he dicho que no, que no, que no y que no”. Inquirido por el entrevistador sobre la posibilidad de revitalizar Eurovisión presentando un tema a la altura, la estrella respondió que “no creo que eso tenga sentido. No entra dentro de las reglas del juego. Las canciones deben ser necesariamente terribles”. El único escarceo que Mika ha tenido con el certamen fue cuando se ofreció a la televisión libanesa en 2008 para “tratar de elevar el bajísimo nivel de las canciones a concurso”, propuesta que quedó en agua de borrajas dado que el ente público había sido descalificado tres años antes por negarse a emitir la actuación de la propuesta israelí.