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Inglés o no inglés, esa es la cuestión

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Si los números cantaran

Inglés o no inglés, esa es la cuestión

20 de abril de 2018


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Hace casi un mes, compañeros de la web publicaban una interesante noticia sobre el uso de lenguas nativas y el inglés en Eurovisión: Una década de tira y afloja entre el inglés y las lenguas nativas en Eurovisión, por Joel Cava y Manuel Rivero. La cuestión lingüística y la expansión del inglés siempre ha sido un quebradero de cabeza dividiendo a aquellos que apuestan por la internacionalización de aquellos que no quieren que se reniegue de nuestra multiculturalidad. Por suerte, los números cantan en una lengua universal… y hoy vienen en forma de gráficos.

REVISIONANDO LOS DATOS

Para esta entrada voy a tomar los datos del artículo con un par de adaptaciones. El primer problema que se nos presenta es la irregularidad en el número de participantes. No es lo mismo 20 canciones en inglés en una edición de 24 países que en una de 43, por poner un ejemplo. Por tanto, lo mejor es disponer el gráfico como porcentajes sobre el número de participantes.

Además, está la particularidad de aquellos países en los que inglés e idioma oficial coinciden. Esto se da en los casos de Reino Unido, Irlanda, Malta y Australia. Por tanto, para no sesgar los resultados vamos a prescindir de todas las participaciones de estos países. En la práctica esto supone restar canciones en inglés salvo con Malta 2000 que es bilingüe por incluir frases en maltés.

El resultado, después de esta adaptación, se muestra en el siguiente gráfico. Este gráfico sí nos permite comparar año con año. Aunque para saber cantidades absolutas debemos irnos al publicado por los compañeros.

EL GOLPE GANADOR

En el siguiente gráfico se muestra en detalle la evolución de las participaciones que no incluyeron el inglés. En general, desde 1999 las canciones sin inglés nunca han superado la mayoría, el 50%. El intervalo de confianza nos muestra que la proporción suele girar en torno al 19% y el 27%, cualquier valor que los exceda se puede considerar extraordinario (positivo por encima del límite superior y negativo, si está por debajo del límite inferior).

Después de un primer bajón por el fin de la norma del idioma, el resto de lenguas nacionales empezó a ganar peso hasta su máximo en 2013. Después de este año hemos vivido una fuerte crisis lingüística que parece haberse recuperado de golpe en este año, el efecto Sobral: Hemos pasado de un valor extraordinario negativo en 2017 a uno positivo en 2018, la única vez que esto ha ocurrido. La crisis lingüística se hace más patente si dibujamos la evolución de las canciones no completamente en inglés (la suma de aquellas sin inglés y las mixtas de inglés y otra lengua). En este caso el bajón se hace más patente, e incluso, el aumento achacado a Sobral no tiene tanta importancia como en el otro gráfico.

Para analizar series tan irregulares y cortas como estas se suele recurrir a la técnica de medias móviles. Es decir, en vez de que un año tome su valor, se hace un promedio con los circundantes. Por ejemplo, que el valor de 2005 no sea el de 2005 si no la media de 2004, 2005 y 2006. Al hacer esto obtenemos unos nuevos gráficos más suavizados pero que revelan la tendencia mas claramente.

En el caso de las canciones sin inglés vemos una evolución menos irregular, donde ni Marija ni Salvador parecen haber destacado. En el segundo gráfico sobre canciones no completamente en si que se aprecia el efecto Šerifović, marcando el máximo en el año 2008.

En resumen, lo que hemos tenido son dos efectos distintos: el de Šerifović, más progesivo, se aprecia en las canciones que no estaban completamente en inglés y el de Sobral, por ahora más puntual, en aquellas sin nada de inglés. En común, ambos suponen una expansión de la riqueza lingüística en Eurovisión.

A PIQUE EN COPENHAGUE 2014

Si antes veíamos lo excepcional del efecto Sobral, pasar de un valor negativo a uno positivo en un año, en el bieno 2013-2014 vemos justo el efecto contrario y en cualquiera de los cuatro gráficos.

Los modelos de regresión nos permiten saber si un año hubo un bajón o un bajón permanente (conocido como escalón) y cuantificarlos. El resultado revela que hemos perdido 11 puntos porcentuales de canciones fuera del inglés y 24 puntos porcentuales de canciones que tienen alguna parte en lengua no inglesa. Para un Festival de unas 40 canciones esto equivale a 4 y 10 canciones, respectivamente.

Los mejores conocedores del Festival podrán entrar más en detalle y comparar estos años 2013 y 2014. Lo primero que vemos es el descenso de la participación en ambos años, marcando mínimo en 2014. En 2013 se produjo otro hecho importante: ningún yugoslavo (ni Albania ni Bulgaria) se clasificó para la final. Esto produjo una espantada de estos países balcánicos, que venían siendo grandes contribuidores a la variedad lingüística del certamen.

Cuando en estos años se produjo su regreso, lo hicieron en inglés. Así, Bulgaria retornó en 2016 reduciendo el búlgaro de los últimos 4 años a la mínima expresión (y cosechando su época más exitosa), Serbia volvió en 2015 cantando por primera vez en inglés y por tres años consecutivos, Croacia retornó en 2016 con otras tres canciones con inglés y lleva dos pases seguidos a la final después de una racha de 4 años sin conseguirlo, por Macedonia en los últimos 5 años solo Kalliopi ha llevado el macedonio al Festival, Albania cortará en 2018 una racha inédita de 4 años cantando íntegramente en inglés y Chipre ha olvidado lo que es cantar en griego desde su parón en 2014.

En resumen, vemos que, aunque un ganador en lengua no inglesa tiene un cierto efecto sobre el año siguiente, queda mucho camino por recuperar. Espero que estos gráficos y estos análisis os ayuden a completar vuestra visión sobre la evolución lingüística en el concurso. Y quien sabe, igual algún día vemos al Reino Unido cantando en escocés.

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