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Eclipse

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Si los números cantaran

Eclipse

20 de julio de 2019


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Hoy, que se celebran 50 años de la llegada del hombre a la luna, lo celebramos en el blog con los “eclipses eurovisivos”. Cuando pensamos que una canción buena puede perjudicar a otra por actuar cerca de ella, solemos decir que “la puede eclipsar”. Durante este verano vamos a mirar al estrellato eurovisivo para analizar estos eclipses. ¿Son ciertos estos fenómenos o se trata de meros espejismos? ¿Y si en realidad se impulsaran unas con otras? Bienvenido a la primera entrega de este especial veraniego en la nave del misterio.

PREPARACIÓN PARA VER LOS ECLIPSES

La cuestión de los eclipses en Eurovisión es complicada de estudiar porque no podemos saber a ciencia cierta si un país queda mal porque su canción es peor o porque la anterior era mejor que ella y la ha eclipsado. Como aún no podemos viajar a universos paralelos para saber cuál sería el efecto, tenemos que buscar algún método alternativo. Además, pensar exclusivamente en eclipses es muy limitado. ¿Actuar antes de una buena actuación beneficia o perjudica? ¿Actuar después de una buena canción te eclipsa o te impulsa?

Para analizarlo, vamos a tomar las posiciones de todas las canciones que han actuado antes y después de las tres canciones que ocuparon el podio en cada final de los últimos años. Cuando el orden de actuación era aleatorio, podemos pensar que los países “ante” (los que actuaban antes de la canción que fue top3) y “pos” (los países que actuaban después de la canción top3) se distribuyeron aleatoriamente (es decir, no eran siempre el mismo país ni eran siempre canciones con la misma calidad ni la organización los había colocado juntos a propósito para que no compitieran entre sí). Si efectivamente se repartían al azar, lo suyo es que la posición media de estos estuviera en torno a la mitad de la tabla. Si esta neutralidad no se cumple, estaríamos ante un eclipse, si quedan peor, o un impulso, si quedan mejor.

Por ejemplo, este año el país “ante” del top1 de jurado y televoto en la final (Países Bajos) fue Chipre y el país “pos”, Grecia.

FASE I: COMIENZA EL ECLIPSE

Para nuestro primer caso, vamos a tomar solo los países “ante” y “pos” del televoto entre los años 1998 y 2012, inclusive. En estos años el orden de actuación era prácticamente aleatorio.

Si nos centramos en los países “pos”, en 2009, por ejemplo, estos serían Ucrania, que actuó después de la ganadora del televoto, Noruega; Bosnia-Herzegovina, que actuó después de Azerbaiyán; y Albania, que precedió a la tercera favorita del público, Turquía. Estos tres países quedaron 12º, 7º y 11º, respectivamente. Se trata de hacer esto con todos los años y recopilar estos números.

En estos años, y teniendo en cuenta el número de participantes en la final, el puesto medio está en torno al 12,27, es decir, entre la posición 12º y 13º. Pues bien, si recopilamos los datos de los países “pos”, la media de sus posiciones en el televoto fue de 13,79, puesto y medio más lejos que la media normal. Es decir, efectivamente se aprecia un cierto eclipse, pero que apenas supone entre uno y dos puestos más atrás. La media de puestos baja aún más si tenemos en cuenta solo los países “pos” del top2, a 14,26; y se coloca cerca de la media si tenemos en cuenta nada más que a los países que actuaron después del ganador: 12,46.

¿Y qué ocurre con los países “ante”, aquellos que actúan antes de cada uno de los miembros del top3? Para estos países la media es 12,69, que sigue estando cerca del valor medio y es ligeramente mejor que los países “pos”. Teniendo en cuenta solo al top2, el valor decae a 13,13 mientras que mirando solo los países “ante” del top1 el valor asciende a 12,38.

Todos estos datos los podéis ver reflejados en el siguiente gráfico, donde los círculos representan las medias de los países “pos” y los cuadrados la de los “ante”. El color indica si se toma como referencia el top3 completo, el top2 o únicamente el top1, el ganador.

En términos absolutos, los países que actúan antes o después de un país top3 son castigados por el televoto, pero estos eclipses son muy ligeros. Además, el eclipse es más notorio para los países que actúan después que para aquellos que lo hacen antes de la canción top.

No obstante, no todo está perdido para los países eclipsados: pueden hacerlo tan mal como Malta en 2003, que ocupó la 25º plaza precediendo a Turquía; o tan bien como Ucrania en 2007, cuando actuó después de Serbia y aun así quedó segunda.

LA NAVE DEL MISTERIO EN 2017

Para los amantes de los misterios y las conspiraciones, cuando corría el año 2017 y ya se conocían los resultados de ambas semifinales, la organización supo que Salvador Sobral obtuvo 370 puntos mientras que Kristian Kostov acumuló 403 con el mismo número de países participantes en ambas semifinales. Por si fuera poco, Portugal debía salir en la primera mitad y Bulgaria en la segunda. Con estos factores todo haría pensar que la victoria sería para Beautiful mess.

En una jugada maestra, la organización colocó muy atrás a Portugal en la primera mitad, rodeada de Dinamarca (décima en la semifinal) y Azerbaiyán (octava en su semifinal). Por contra, a Bulgaria la hizo preceder de Bélgica y Suecia (cuarta y tercera en la semifinal, respectivamente). A las segundas de cada semifinal, Moldavia y Hungría, que debían estar en la primera mitad, las ubicaron juntas y lejos del país luso, séptima y octava (y novena, la favorita de las apuestas, Italia).

FASE II: CUARTO MENGUANTE

En la anterior fase del eclipse vimos que las canciones que rodean al top3 quedan un poco peor de lo normal, en especial, la de después. Desde 2013 la organización tiene la potestad de colocar las canciones a su antojo. ¿Cómo ha impactado este hecho en el efecto eclipse? ¿Influye por igual a público y jurados?

En la siguiente imagen, podéis ver que para el caso del televoto, las canciones que actúan antes de un top3 tienen una media de 13,47, mientras que la lo hacen después, quedan en torno al puesto 14,53. Por tanto, se sigue cumpliendo la regla de que la canción anterior tiene mejor resultado que la posterior. De hecho, la canción anterior al top3 tiene un promedio muy cercano a lo esperable para esos años. La canción de después, en cambio, cae más de un puesto. En resumen, el televoto eclipsa solo a la canción que actúa después de un top3.

Si nos fijamos en los jurados vemos que los promedios son peores en ambos casos. Las canciones anteriores al top3 de los expertos promedian 15,18 mientras que las posteriores caen al puesto 16. Es decir, se sigue cumpliendo que las posteriores sufren más el efecto eclipse, en torno a dos puestos y medio, pero en este caso ambas se ven perjudicadas.

En definitiva, los jurados penalizan más a estas canciones que actúan antes o después de una que les gusta. El televoto es más suave y solo penaliza a las posteriores, lo cual concuerda con lo que ya veíamos en la fase I cuando el orden de actuación era aleatorio y solo se utilizaba televoto.

La única vez que España se ha visto eclipsada por un top3 fue en 2016 cuando Barei actuó justo después de Sergey Lazarev. Mientras él ganó el televoto, ella terminó 23º reuniendo solo 10 puntos (sumó otros 67 del jurado). El efecto eclipse podrían haber sido entre 1 y 6 puntos (los justos para avanzar un puesto en la clasificación del televoto), pero en cualquier caso insuficientes para desplazarse en la clasificación general.

LA NAVE DEL MISTERIO EN 2018

En nuestro viaje por descubrir posibles eclipses, el 2018 nos dejó un orden de actuación de lo más peculiar. A Israel, que terminó ganando, se la rodeó de la séptima y la décima de la segunda semifinal (que en general era más débil) aparte de colocarla en el privilegiado puesto 22º, el que mejor promedio tiene de todos. A Chipre, que parecía la rival a batir, la colocaron junto a Italia, que finalmente fue tercera del televoto y quinta en global. Al trío nórdico que también pisaba fuerte desde la segunda semifinal se le ubicó de forma peculiar: Noruega, séptima, vino detrás de Austria y Estonia, cuarta y quinta de la primera semifinal; Dinamarca fue después de Chequia, el tercero de la primera semifinal, y ambas saliendo al principio de la segunda mitad; y Suecia actuó después de Moldavia, tercera en la segunda semifinal.

Hemos comprobado que el efecto eclipse no es tanto como podría pensarse, pero, una vez más, ganó la canción que estaba menos rodeada de rivales directos.

FASE III: ECLIPSE TOTAL… Y PROYECCIONES

En la Fase I vimos que el promedio de las canciones que actuaron después de un top3 giraba en torno al 13,79. Esto nos sugiere pensar que esta selección de canciones queda en torno a los puestos 11º-16º. No obstante, observando los datos, solo 9 de las 44 canciones entran en este intervalo. En el siguiente gráfico podéis ver cómo se distribuyen con las barras azules. 

De hecho, si nos fijamos, entre los puestos 13º al 18º hay una especie de vacío que separa el gráfico en dos grupos: las que obtuvieron de un 2º a un 12º puesto y las que cayeron entre el 19º y el 25º puesto. Lo vemos más claro con la media móvil (línea naranja que suaviza los valores extremos) que tiene una forma de “3” tumbado, creando dos montículos, un valle entre medias y dos zonas de caída en los extremos.

¿Qué significa esto? Que las canciones “pos” (las que actuaron después de un top3) se distribuyan así sugiere que, en realidad, más que efecto eclipse, las mejores canciones provocan que intensifiquemos nuestros sentimientos: las buenas interpretaciones nos parecerán mejores y las malas, peores. Es decir, actúan como un catalizador que puede proyectar las posibilidades de los buenos temas, pero que puede eclipsar las de los temas mediocres o malos, evitando que caigan en la zona intermedia de la indiferencia.

Por tanto, una vez más no tenemos una verdad única. A grandes rasgos, las buenas canciones eclipsan a las que la suceden, pero mirando más a fondo pueden tener un efecto proyección o un efecto eclipse.

Como anécdota final, a lo largo de la historia la ganadora y la segunda clasificada han actuado juntas en cinco ocasiones (1961, 1966, 1991, 1992 y 2007). En cuatro de ellas la que actuó antes se llevó el triunfo, incluyendo la victoria in extremis de Suecia en 1991 cuando empató a puntos con Francia. Solo al año siguiente, Irlanda consiguió imponerse actuando detrás de la que a la postre, terminaría segunda, el Reino Unido, iniciado así las tres victorias consecutivas de la isla esmeralda.

LA NAVE DEL MISTERIO EN 2019

Nuestro viaje conspiratorio nos lleva ahora a 2019. Países Bajos, gran favorita y mejor valorada en semifinales, fue relegada a los últimos puestos de la primera mitad y rodeada de Chipre (novena) y Grecia (quinta), ambas de la semifinal considerada como más “floja”. A Macedonia del Norte y Suecia, que habían completado el podio de la segunda semifinal, las pusieron juntas y más al principio que a Duncan Laurence.

Un poco menos benévolos fueron con la primera clasificada de la primera semifinal, Australia, que la juntaron con Suiza (cuarta). Francia e Italia, sobre todo esta última, aclamadas por las apuestas, fueron posicionadas una junto a la otra. Por último, a Noruega (que obtuvo más televoto que Países Bajos en la segunda semifinal) la ubicaron al principio de la segunda mitad, no obstante, bien rodeada.

Esperamos que os haya gustado este especial de verano y que hayáis aprendido un poco más sobre el famoso efecto eclipse y cómo influye actuar detrás de una buena actuación. Próximamente empezamos la nueva temporada con nuevo material. ¡Que sigan cantando los números!

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