Siete meses después del estallido de la guerra de Ucrania, Alina Pash, ganadora de la edición de 2022 del Vidbir, ha publicado el videoclip oficial de su tema Shadows of Forgotten Ancestors (Тіні Забутих Предків» на платформах en ucraniano). El vídeo, que combina imágenes submarinas y paisajes de bosque, mantiene el tono emotivo de la actuación en vivo e incluye imágenes de Alina en conversación con su “yo” más joven a la vez que interpreta el tema acompañada de los colores de la bandera nacional.

Rodado en la piscina termal más profunda del mundo y en los bosques de Alto Adige, en las provincias italianas de Padova y Bolzano, el vídeo está producido por Y-40 The Deep Joy y es fruto de una colaboración con el también ucraniano Matt Evans (Gennadii Kravchenko), autor del popular vídeo We are Ucrania. En palabras del artista, el vídeo tiene el objetivo de “resaltar los valores de fuerza e independencia de Ucrania y sensibilizar al mundo de la historia del país”. De ahí que se utilice la versión inglés de la canción para amplificar aún más el mensaje de reminiscencia y reivindicación de su letra.

UNA VICTORIA “A LA UCRANIANA”

En febrero Alina Pash se convirtió en la flamante ganadora de la ecléctica final nacional ucraniana, alcanzando la primera posición con la máxima puntuación del jurado. Pero aludiendo al título de su canción, la polémica ensombreció su victoria, ya que se conoció que en 2015 había visitado el territorio anexionado de Crimea, desde territorio ruso, algo que prohíben las leyes ucranianas.

La artista alegó entonces que el viaje se había producido desde territorio ucraniano y por vía terrestre, a través de un paso fronterizo. Su equipo de representación llegó a presentar un documento acreditativo para confirmar esta versión, pero semanas después la propia Alina confesó que dicho documento había sido falsificado y pidió perdón a la opinión pública en un comunicado a través de sus redes sociales. Una vez la artista renunció a su victoria formal, la televisión pública UA:PBC invitó a los segundos clasificados (y favoritos del televoto) Kalush Orchestra que aceptaron representar a su país en Turín. El grupo se convertiría solo tres meses después en los ganadores del micrófono de cristal, consiguiendo el favor casi unánime del público en un gesto de solidaridad con el país.

Pero no era la primera vez que sucedía algo así en Ucrania. En 2019 Maruv sufrió el escrutinio de la opinión pública ucraniana, e internacional, por parte de Jamala, miembro del jurado, y que terminó, pese a su victoria, con una descalificación por “problemas internos».  Y de ahí todo desembocó en la retirada de Ucrania en el Festival de Tel Aviv.