Tal y como avanzamos, la dirección de eurovision-spain.com ha decidido apostar informativamente por Operación Triunfo, por su vinculación histórica con Eurovisión y por ser una de las vías que TVE reconoce públicamente que estudia para Lisboa 2018. Esta decisión ha tenido una desigual acogida, por eso vamos a mantener la cobertura, para quien quiera estar informado a la espera de su oficialización, pero prescindiendo de notificaciones móviles y espacios prioritarios, para quien por el momento no le interese este contenido.

GALA 5

Marina ha sido la cuarta expulsada de Operación Triunfo 2017, Alfred se ha convertido en el nuevo, o no tan nuevo, favorito, y Amaia y Raoul han brillado con luz propia en una gala que ha repetido los guiños eurovisivos con una obertura al ritmo de La revolución sexual de La Casa Azul, que optó a representar a España en Eurovisión 2008, y Agoney versionando Rise like a phoenix de Conchita Wurst, ganadora del festival en 2014. 

Alfred repitió por segunda gala consecutiva como favorito. Una recompensa al reto y de los gordos al que se enfrentó con Aitana, “Un mismo sol” totalmente alejado de su órbita que, sin embargo, resolvieron en el examen final con mucha mejor nota que en los controles previos. El resultado a toda una semana a base de actitud, perseverancia y trabajo.

No obstante, la mejor actuación de la noche y una de las mejores de toda la edición, al menos para quien escribe estas líneas, fue la de Amaia y Roi, ella a la percusión y él a la guitarra, en su particular versión de Shape of you. Un placer disfrutar de una Amaia que no deja de sorprender en nuevos registros en los que es tan buena o mejor. Roi, con una compañera de excepción, también da un paso de gigante y se afianza semana a semana en el concurso. 

El otro numerazo de la noche fue protagonizado por Raoul, uno de los concursantes más queridos dentro y fuera de La Academia, que por fin ha podido demostrar su vozarrón y su talentazo con una actuación a su medida, Million reasons. La única pega, una emoción desbordante que afectó a algunas notas, no así a su sentida interpretación. Ojalá el repertorio, no muy agradecido con él hasta ahora, sepa sacarle todo el partido de aquí en adelante a este diamante en bruto.

Comentarios muy positivos, incluso grandilocuentes, por parte del jurado y los profesores para otro debut en solitario, el de Ana Guerra cantándole a La Bikina. La canaria goza del respaldo unánime de sus maestros y jueces, y esa confianza se nota en su seguridad en el escenario, a pesar de algún que otro desafine y una presencia escénica con mucho que perfeccionar. También cruzó la pasarela Nerea con (I've had) The time of my life de Dirty Dancing, un registro en el que se mueve como pez en el agua, y en el que ha demostrado una vez más su evolución lenta. Su perfil está tan definido que se le augura un gran futuro por delante en el mundo del teatro musical, el doblaje o la interpretación pura y dura.  

En el otro lado de la balanza, Agoney se disponía a vivir su gran noche, pero el sueño se convirtió en pesadilla. Con la voz literalmente rota, no pudo ejecutar el “fénix” de Conchita, y cayó por primera vez en la lista de nominados, de la que fue levantado por los profesores. Un toque de atención de su garganta que se une a los realizados previamente desde La Academia y la mesa del jurado por pasar de puntillas por el concurso teniendo una de las voces más privilegiadas y experiencia de base.

Semana de rayos y truenos entre Miriam y Cepeda unidos a “pedacitos de ti”, y es que a pesar de la terapia de grupo de Los Javis, salta a la vista, y al oído, que la química profesional entre ambos es nula, y la personal, bajo cero. Miriam, otro de los portentos vocales de esta promoción, repite en el banquillo por segunda gala seguida achacándole una falta de emoción y sentimiento a sus interpretaciones. Los compañeros fueron su tabla de salvación. Cepeda, a pesar de que la canción era todo un bombón para él, también fue reprendido por su ausencia de expresividad, aunque a nadie se le escapa que en el exterior sigue generando más titulares por su actitud que por sus aptitudes. El gallego, nuevamente, está en manos del público, al igual que Ricky, que volvió a ser vapuleado por el jurado, tras su dueto con Nerea, a pesar de su trabajo constante y unas actuaciones, como mínimo, de aprobado. La de esta noche también.

Mireya, para sorpresa de muchos, ganó el duelo por la permanencia a Marina con un nada despreciable 63% de los votos. Lo cierto es que Mireya había pasado prácticamente desapercibida desde el inicio del concurso con un repertorio del montón y actuaciones en la misma línea, pero hoy ha conseguido emocionar y de que manera, en el tiempo de descuento, con su voz y su interpretación de Cuando nadie me ve. El recorrido de Marina ha sido exactamente el contrario, con una voz que prometía y mucho en la Gala 0, pero con una progresión que dejaba entrever sus carencias escénicas, todas ellas visibles esta noche en su versión de The voice within'.

Desde las 22:35 CET y hasta que el gallo comenzó a cantar, la Gala 5 de Operación Triunfo 2017 ha vuelto a estar conducida por Roberto Leal. Beatriz Luengo, quien presentó en directo su último single Más que suerte con Agoney, y Romeo Santos fueron los invitados de la noche, mientras que a la mesa del jurado se sumó el locutor de Los 40, Tony Aguilar. Y, finalmente, el mayor de los aplausos a Marina, y por extensión al resto de sus compañeros, por visibilizar y normalizar otras formas de ser, sentir y amar en la televisión pública. Os estaremos siempre agradecidos.

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