Cuatro bajas y dos regresos con respecto a Malmö 2013. De 39 países participantes a 37, es el balance actual y no definitivo de Copenhague 2014. La organización y la UER han obtenido con “la primera fecha límite de inscripción” del 22 de noviembre, como ha puntualizado la cadena danesa en las últimas horas, un muestreo del número total de competidores y una radiografía de la situación de las televisiones públicas ante este proyecto anual.

Hasta el 10 de enero no se cerrará la lista de participantes en el próximo Eurovisión. De esta manera, pueden darse bajas e incluso nuevas altas, dependiendo de la flexibilidad de la organización y la UER. Los países inscritos tienen, de hecho, hasta el próximo 15 de diciembre para retirar su inscripción sin penalización económica. Eslovenia es la única cadena que ha mostrado públicamente la posibilidad de llegar a retirarse antes de esa fecha y no sufrir la multa de la organización.

Portugal y Bosnia y Herzegovina son los dos regresos con respecto a Malmö 2013, el vaso medio lleno de este balance actual. Mientras, Chipre junto a Croacia, Bulgaria y Serbia, son las bajas con respecto a la última edición y el vaso medio vacío a día de hoy.

La UER y la cadena organizadora danesa, DR, quieren mantener el número de participantes de los últimos ocho años, que siempre ronda los 40 países. Así, el caso actual de Grecia es un buen ejemplo, dado que no tiene que ceñirse de manera estricta a las fechas de inscripción. Según palabras de Jon Ola Sand, supervisor ejecutivo de la UER, su prioridad es “garantizar el mayor número de participantes en Copenhague”, como ha declarado en los últimos días. Toca esperar hasta enero para saber el resultado definitivo.
 
LA CRISIS ALEJA EL RÉCORD DE 43 PARTICIPANTES
 
Atrás quedan los dos años donde el récord de países en el Festival de Eurovisión alcanzó el número 43. Belgrado 2008 y Düsseldorf 2011 fueron las dos ediciones donde la cuarentena se sobrepasó con claridad. Con el paso de los años y los recortes reiterativos de presupuestos a las cadenas públicas de Europa el número ha mermado la posibilidad de seguir ampliando la familia eurovisiva.

La ilusión de todo el continente por participar en el festival es clara, pero el dinero, la gran barrera de los canales públicos, impide que la superproducción europea pueda brillar más de lo que lo hace en la actualidad.