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Euroflashback 1999: Cuando nadie quiso escuchar

La sueca Charlotte Nillson subió a los cielos en Jerusalén a golpe de melena en su duelo de divas con la islandesa Selma, en una transición hacia el nuevo milenio, donde a la española Lydia le hicieron un traje en forma de farolillo rojo
Igor Santamaría · Fuente: eurovision-spain.com
Publicado el día 03 de diciembre de 2016
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Euroflashback 1999 (eurovision-spain.com
Diseño: Manuel Rivero)

Euroflashback 1999: Cuando nadie quiso escuchar

Mientras Britney Spears y Christina Aguilera se lanzaban al mercado con su primer trabajo y carisma por bandera, otra enseña, la sueca, alzaba el micrófono de metacrilato a golpe de melena también rubia. Ese giro de cabeza de 90 grados y sonrisa profident de Charlotte Nilsson, ahora Perrelli y empeñada en un tercer viaje eurovisivo, abrió el corazón de mucho eurofan que desde entonces, como quien suscribe, entregó el alma a este festival. Fue ese ascenso a los cielos enfundada en top rosa el que la catapultó a categoría de diva perenne, como lo fue y es también la rival a la que superó en el tramo final y que igualmente nos enamoró, la islandesa Selma, cuya coreografía acompañada de maromos que parecían salidos del videoclip de Cantando bajo la lluvia merecía la victoria al menos moral, y es que sus trencitas y rostro pícaro iluminaron el polémico escenario israelí, donde se celebró el evento gracias al triunfo precedente de Dana y su Diva.

29 de mayo de 1999. Auditorio Menahem Ussishkin de Jerusalén. La oposición de judíos ultraortodoxos perdió la batalla de querer desplazar Eurovisión al Reino Unido o Malta, que completaron el podio el curso anterior, y finalmente Israel pudo organizar un festival donde se volvía a la libertad de idioma en las composiciones y se perdía la orquesta en directo por vez primera, amén de registrar que desde 2000 el Big Four (España, Reino Unido, Francia y Alemania) dispondría de clasificación automática, lo que acentuó la brecha entre bloques idiomáticos, ideológicos, culturales y territoriales.

Con 23 países en juego, la pena de que Letonia no pudo debutar y de que Hungría desestimó su concurso en beneficio de Portugal, la cadena rusa Perviy decidió en 1998 no retransmitirlo para prepararse mejor y condenó a su país a estar ausente. Anécdotas de un espectáculo que empezó antes, el 27 de febrero, en un Melodifestivalen donde la interpretación de Tusen och en natt por parte de Nilsson, imponiéndose a eurovisivos como Christer Björkman (1992), Arvingarna (1993) y Roger Pontare (1994), cimentó la posterior subida a los altares aunque en Suecia primaba la sensación de que Take me to your heaven estaba pasada de moda, opinión distinta a la de un televoto que le entregó 163 puntos, 17 más que Islandia, en un escenario revestido de motivos astrológicos por aquello del cambio del milenio, si bien para Jonny Logan, bicampeón, Eurovisión era ya un “karaoke”.


Suecia: Charlotte Nilsson – Take me to your heaven

Fueron maestros de ceremonias Yigal Ravid, Sigal Shahamon y Dafna Dekel, que fue sexta en 1992, en la primera vez que tres personas llevaron la batuta de la presentación. Bosnia acabó de decantar la balanza y dejó con la miel en los labios a Selma y su All out of luck, una joven que había mamado el arte en casa y, como Edurne, había interpretado a la Sandy de Grease en los teatros, logrando la mejor posición islandesa hasta que en 2009 Yohanna también escoltó al ganador.

La intérprete islandesa, cuyo vestido permaneció tiempo expuesto en el Hard Rock Café del centro comercial de Reikiavik, lo intentaría en 2005, pero no pasó de un decimosexto escalón en semifinales, firmando entonces el peor puesto histórico del país, una moneda con dos caras. Semejante en cierta forma a lo que le aconteció a Charlotte, que en 2008 con Hero pasó a la final, aunque rompiendo quinielas en negativo al ser decimoctava. En 2012, la sueca volvía a la carga en el Melodifestivalen con The Girl, pero ni siquiera superó las semifinales. Ahora tratará de reverdecer viejos laureles con Mitt liv.


Islandia: Selma – All out of luck

Sorprendieron en el medallero los alemanes Sürpriz con Journey to Jerusalem, un grupo germano-turco formado ad hoc por Cihan Özden, su líder, para interpretar la canción Reise nach Jerusalem, compuesta por el incombustible Ralph Siegel y por Bernd Meinunger para la preselección, donde el televoto suizo pudo votar por la presencia en la competición de Michael von der Heide, y si bien la victoria fue para la invidente Corinna May, presente en el año de Rosa, su canción Hör den kindern einfach zu fue descalificada porque había sido ya grabada dos años antes en inglés con el título Where Have All The Good Times Gone? por un grupo llamado Number 9. Los problemas se acrecentaron cuando un grupo de fans germanos denunciaron que el single era un plagio de otra del propio Siegel editada en 1984, Wo geht die Reise hin darzustellen, interpretada por el grupo Harmony Four, lo que provocó que se pasara la fecha límite de inscripción. La UER sin embargo negó el autoplagio.


Alemania: Sürpriz – Journey to Jerusalem / Kudüs'e seyahat

Encandiló la croata Doris Dragovic, que en 1986 fuera undécima por Yugoslavia, con Maria Magdalena, cuarta con 79 puntos, y sancionada tras la competición por emplear coros masculinos sintetizados, por lo que se le retiró el 33% de la puntuación. Una polémica que se unía a otra anterior por cantar en tierra isarelí acerca de un personaje de los evangelios. El tándem Dino & Béatrice (Dino Merlin y Béatrice Poulot) fue una asociación circunstancial para la representación bosnia, quedando segundos en la preselección, y dando el salto tras la eliminación de Starac i more de Hari Mata Hari. Él mejoraría ese séptimo puesto en 2011 al finalizar sexto con Love in rewind


Crocia: Doris Dragovic – Maria Magdalena

El país organizador se lució a lo N*SYNC con el grupo Eden y su Happy birthay, poniendo ritmo a una gala donde, al quinto intento, Evelin Samuel pudo liderar a Estonia y cumplir un sueño que repetiría como corista y entregando los votos en dos ocasiones. Enamoró y supo a poco el octavo escalón de Marlayne con One good reason, al igual que el This time de los daneses Trine Jepsen & Michael Teschl, siendo la primera vez que Dinamarca no cantaba en su primer idioma oficial, y con un vestido que Trine compró a última hora al perder su equipaje en el aeropuerto.


Países Bajos: Marlayne –One good reason

Por su parte, la eslovena Darja Švajger dio el cante al pronunciar “I tremble in your arse” (me estremezco entre tus nalgas) en lugar de “I tremble in your arms” (entre tus brazos), mientras que las británicas Precious suscribieron hasta la fecha el peor resultado de una delegación acostumbrada al triunfo en lo que fue el inicio de su descenso a los infiernos.

El noruego Van Eijk destacó por sus problemas con el pinganillo y la francesa Nayah se hizo popular por su pertenencia al movimiento raeliano que defiende que unos seres extraterrestres científicamente muy avanzados, los elohim, crearon la tierra mediante ingeniería genética, y difundiendo que durante la emisión del festival llegaría el fin del mundo aunque ella se salvaría subiendo a una nave espacial. No la salvó ni el televoto al sacar el segundo peor guarismo de Francia en el certamen, decimonovena con 14 puntos.

El puesto 15 de las maltesas Times Three supuso la extinción del trío. A la lituana Aistè no le ayudó ni cantar el dialecto samogitiano y al polaco Mietek Szcześniak le condenó su repetitiva gesticulación. El gran fracaso de la noche lo suscribió la chipriota Marlain con su Tha' ne erotas, que iba para ganadora en las apuestas, y se precipitó al decepcionante puesto 22 con solo 2 puntos otorgados por el Reino Unido.


Malta: Marlain – Tha' ne erotas

Vamos, como la presuntamente implicada Lydia, premiada con el Barbara Dex al peor vestuario con la firma de Agatha Ruiz de la Prada. Ni la cantante madrileña ni su madre sabián que iba a enfundarse en aquella colorida vestimenta, lo que ha servido para escribir una de las muchas teorías de la conspiración contra la representación española, saldada ese año con el farolillo rojo y un mísero punto bendecido por unos pocos croatas que vieron algo en aquel No quiero escuchar. Como la mayoría.

Tras hacerse un hueco con canciones dedicadas a su ídolo Alejandro Sanz, Lydia interpretó la canción número 800 del certamen eurovisivo. “Fue un año muy raro, estoy orgullosa, me lo pasé muy bien pero no entiendo por qué me pusieron en un hotel distinto al del resto de participantes”, razonó a posteriori la cantante, que admitió que no era un tema apto para Eurovisión, algo que dijo previamente “pero se empeñaron en llevarlo”.

“Era muy joven y no me sentí cómoda. Si por mi madre hubiera sido, jamás habría sacado este vestido. No se lo dejaron ver a nadie y eso me hace pensar un poco. Me engañaron”, comentó en un posterior previo eurovisivo. “Nunca me hizo especial ilusión participar en el festival, hasta que me di cuenta a lo que iba y me llegó al corazón. No me hacía falta ir, dicho entre comillas. Luego no eché una lágrima. Yo fui a Eurovisión y siempre estaré orgullosa de ello”.


España: Lydia – No quiero escuchar

Entre el rosario de elementos extraños en Jerusalén 1999 se añadió que el compositor alemán David Brandes acusó de plagio a Suecia por parecerse a una canción suya de 1997, Out of the blue por mediación de Bad Boys Blue, justificando ese dardo en que “los desarrollos melódicos y armónicos en la estrofa eran idénticos”. Dana International puso la guinda a la hora de entregar el trofeo a Nilsson, ya que se cayó en pleno momento de éxtasis en el escenario arrastrando a otras personas en su percance y haciendo creer a muchos que aquello se trataba de un atentado en directo, cuestión que concluyó entre risas y siendo la primera edición que el vencedor no cerraba el certamen cantando su canción, sino que lo hicieron todos los representantes entonando Hallelujah, la triunfadora de 1979, como tributo a todas las personas que perecieron en el conflicto de los Balcanes.


Eurovisión 1999: Dana se cae al entregar el trofeo

No habría estado de más encerrar a más de uno aquel año en el Gran Hermano que Endemol estrenaría cuatro meses después en Países Bajos, a la par que Bob Esponja nacía en Estados Unidos o Siete Vidas en España. Hubo que echarle mucho humor al puntito. Quizás por eso también vio la luz El Club de la Comedia el curso donde el euro penetraba ya en doce estados de la Unión Europea y se ponía en marcha el juicio contra Bill Clinton, el primero contra un presidente estadounidense en 130 años, por aquel affaire con su becaria Lewinsky.


Cabecera Siete Vidas

Michael Jordan colgaba las botas y todo un número, el 23, el puesto de Lydia, y Philip Morris, el fabricante de Marlboro, tuvo que pagar 50 millones de dólares a una fumadora con cáncer de pulmón irreversible, dinero que se dirigió a una campaña de concienciación para los jóvenes. Aquel mal resultado en Israel fue para darse al tabaco. O para que se produjera aquel terremoto de 5,2 de magnitud en Murcia. Peor fue el de Colombia, que dejó 2.500 muertos, o el de Turquía, con 17.000. El público español se enamoró de Ally McBeal y los “peques” de Pokemon, así como los mayores disfrutaban con El Comisario, y nos movíamos como los Backstreet boys y su I want it that way, mientras la Spears nos decía …Baby one more time


Britney Spears – …Baby one more time

El Barcelona conquistó la Liga del Centenario y el Manchester United una inverosímil Champions ante el Bayern en tiempo de descuento, mientras las giraldillas se hacían famosas en el Mundial de atletismo y Armstrong ganaba su primer Tour de la vergüenza. American Beauty se alzaba con el Oscar y debutaba la primera precuela de la saga Star Wars, ciencia ficción como el temor ante el efecto 2000 en los ordenadores el 31-D, cómo no, infundado. El tratado de Otawa prohibía las minas antipersona, perdimos a Vicente Escribá o Rafael Alberti, y Celine Dion y Madonna triunfaban en los Grammy, y las armas, siempre presentes, provocaban la masacre en un instituto de Columbia donde dos jóvenes asesinaban a quince estudiantes. 


Vonda Shepard – Searchin' my soul

Sonaba When you believe de la Houston, Shakira estaba Ciega, sordomuda, So Pa Contrariar bailaba al son del Santo, santo y Ella Baila Sola nos invitaba a despedirnos, conocimos a La Lola de Café Quijano y el Big big world de Emilia, a la vez que Sabina paseaba sus 19 días y 500 noches y La Oreja de Van Gogh nos contaba al oído sus primeros éxitos.


La Oreja de Van Gogh – Cuéntame al oído

Cher era más Strong enough, Chayanne conquistaba a Salomé, Vonda Shepard inundaba las casas con Searchin’ my soul, Los Cucas escribían “su última carta”, Ricky Martin vivía la vida loca, Enrique Iglesias nos invitaba a bailar, Tam Tam Go estaba Atrapado en la red, la Aguilera tenía al genio metido en la botella… Y muchos nos quedamos para siempre en el cielo al que nos condujo Charlotte. Eurovisión. ¡Mira que si vuelve a hacerlo en Kiev con nuevas almas descarriadas!


Melodifestivalen 1999: Charlotte Nilsson – Tusen och en natt


Lydia – No quiero escuchar (Videoclip)

Conversación

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04/12/2016

Gracias pemupe! Ya decía yo que algo así me sonaba... Vamos, entonces es como lo que quiso hacer una famosa cadena de electrodomésticos aquí si España ganaba el pasado mundial... Una pena que no se materializase esa propuesta ese año, ya que dudo que un país como Islandia vuelva a tener una ocasión así para ganar...

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03/12/2016

Excelente resumen de ese año! Enhorabuena! Yo de ese año destaco los excelentes temas de los anfitriones con el Happy Birthday, y de Alemania y de Croacia, aunque para mí, debió ganar Islandia. Alguien me puede confirmar si es verdad o lo he soñado, que en algún lugar, igual durante la retransmisión del festival por parte de RTVE, se comentó que el gobierno islandés iba a regalar un televisor a cada vecino si finalmente Islandia se hacía con la victoria? Por cierto, de acuerdo con lo de Chipre, para mí, es la canción más favorita de la historia que se ha acabado llevando el batacazo más grande. Vamos, recuerdo en el círculo eurovisivo haciendo apuestas sobre cuantos puntos iba a sacar Chipre a la segunda clasificada...

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11/12/2016

Mis impresiones del festival del 1999: Mi favorita fue Bélgica con Vanessa Chinitor ("Like the Wind"), quizá influenciado por mi afición a la música celta. Y la que me pareció (y me sigue pareciendo) sobrevalorada es la croata "Marija Magdalena" de Doris Dragovic. Nuestra propuesta me temo que no fue entendida y el vestuario no acompañó precisamente, pero Lydia se merecía mucho más. Es una gran cantante que no ha logrado encontrar su hueco. Una pena también la primera participación de Dino Merlin (por Bosnia), se queda bastante descafeinado. Por suerte, años después nos trajo una de las mejores canciones del Festival. Gracias, Igor Santamaría, por este magnífico resumen, como siempre.

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06/12/2016

Uno de mis festivales favoritos de la historia. Tenía 8 años y era mi 2º festival como eurofan con todas las letras. ¡Qué recuerdos!

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05/12/2016

Un año donde la retirada de la orquesta y la libertad de idioma hizo que empezara a ser menos eurofan.

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04/12/2016

Una gran canción empañada por una horrenda imagen

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04/12/2016

Esta edición del Festival demuestra a las claras que en Eurovisión, España va por libre. Siempre llevamos un estilo musical totalmente diferente al de la canción que gana.Si llevamos algo más melódico gana algo más rítmico. Si llevamos algo mas bailable gana algo mas etnico. Si llevamos balada gana algo mas dance.

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04/12/2016

Xarinixx un centro comercial devolvía el dinero de los televisores a los que los compraron esa semana si ganaba Islandia, lo dijo Urubarri.